21 de febrero de 2010. CR.- Marx se fue a vivir a París, Engels vivia en la Gran Bretaña y ambos, uno en Inglaterra y el otro en Francia, entraron en contacto con una organización obrera secreta llamada La Liga de los Justos.
Engels, a su regreso a Alemania, pasó por París en 1844 para ver a Marx, que ya se había convencido de que Engels no era ningún espía de la policía. En París comprobaron que habían llegado de forma independiente a las mismas conclusiones teóricas. Deseando difundir sus ideas entre los obreros, decidieron explicar sus puntos de vista a los miembros de la Liga de los Justos.
A principios de 1847, un representante de la liga les indicó que casi todos los miembros de la organización estaban convencidos de que sus planteamientos teóricos eran correctos, y les pidió que ingresaran en esta para defenderlos ellos mismos en el próximo congreso. La liga aprobó los planteamientos políticos de Marx y de Engels, y pasó a llamarse Liga de los Comunistas. Asimismo, se encargó a Marx y a Engels que redactaran un manifiesto que contuviera las principales ideas comunistas adoptadas por la liga. Engels empezó el trabajo con una obra en forma de catecismo, titulada Principios del Comunismo, pero este trabajo fue abandonado posteriormente. Marx y Engels, ayudados por Jenny Von Westphalen, la esposa de Marx, consiguieron dar a la imprenta El Manifiesto Comunista el 21 de febrero de 1848, exponiendo por primera vez al público el pensamiento de Marx y Engels de forma escrita.
El Manifiesto del Partido Comunista (Manifest der Kommunistischen Partei, por su título en alemán), es de los tratados políticos más influyentes de la historia, es una proclama.
Este Manifiesto, del que son especialmente famosas las frases de principio y final (Un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo y el lema ¡Proletarios de todos los países, uníos!, respectivamente), favoreció una gran revolución social y política y es la base ideológica del movimiento obrero internacional y del proceso revolucionario ruso, que culminó en 1917 con la creación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Este Manifiesto, del que son especialmente famosas las frases de principio y final (Un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo y el lema ¡Proletarios de todos los países, uníos!, respectivamente), favoreció una gran revolución social y política y es la base ideológica del movimiento obrero internacional y del proceso revolucionario ruso, que culminó en 1917 con la creación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Extractos del Manifiesto:
Un espectro se cierne sobre Europa: el espectro del comunismo. Contra este espectro se han conjurado en santa jauría todas las potencias de la vieja Europa, el Papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes.
No hay un solo partido de oposición a quien
los adversarios gobernantes no motejen de comunista,
ni un solo partido de oposición que no lance al rostro
de las oposiciones más avanzadas, lo mismo que a
los enemigos reaccionarios, la acusación estigmatizante de comunismo.
Finalmente, los comunistas laboran por llegar a la unión y la inteligencia de los partidos democráticos de todos los países.
Los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones. Abiertamente declaran que sus objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social existente. Tiemblen, si quieren, las clases gobernantes, ante la perspectiva de una revolución comunista. Los proletarios, con ella, no tienen nada que perder, como no sea sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo entero que ganar.
¡Proletarios de todos los Países, uníos! .
No hay comentarios:
Publicar un comentario