sábado, 28 de marzo de 2009

Sabias que en pleno siglo XXI (2009) Perdura La República Socialista Soviética Moldava de Transnistria


Escudo de TransnistriaTransnistria existe realmente. Se trata de una estrecha franja de territorio moldavo situada entre el Río Dniester (de ahí el nombre) y la frontera con Ucrania. Tiene poco más de 4.000 kilómetros cuadrados (más o menos el tamaño de la provincia de Pontevedra) y en él viven unos 550.000 habitantes transnistrios. Su nombre oficial en ruso es Pridnestrovie, o Pridnestrovskaya Moldavskaya Republika, República Socialista Soviética Moldava de Transnistria. La capital es Tiraspol, ciudad de unos 150.000 habitantes. La principal institución de Transnistria es el Soviet Supremo. Sí, habéis leído bien, el Soviet Supremo. Es la única República Soviética superviviente tras la caida de la URSS en 1991. Resiste como un Estado independiente de facto, pese a que es unánimemente reconocida como una provincia de Moldavia, gracias a la protección que le brinda Rusia.

Bandera de TransnistriaEl problema transnistrio es, como en muchos otros casos, de origen étnico. La mayor parte de la población moldava es rumana (de hecho, Moldavia fue parte de Rumanía hasta 1940), pero la región al este del río Dniéster es mayoritariamente de habla rusa o ucraniana, siendo los rumanos una minoría importante (31% de la población), pero minoría. Una de las primeras medidas de la República Socialista de Moldavia, en el marco de la Perestroika, y antes del colapso de la URSS y de su independencia de ésta, fue retMapa de Transnistria. Click para ampliarornar a la grafía latina y al idioma rumano, en lugar del cirílico y el ruso oficiales hasta entonces. Ello provocó los primeros roces entre la población rusófila y los moldavos rumanos de Transnistria, y, más tarde, la declaración unilateral de independencia por parte de mandos soviéticos opuestos a la Perestroika, el 2 de septiembre de 1990, un año antes de la independencia moldava. La declaración no tuvo ningún efecto inmediato, pero ni la Unión Soviética (que se desintegraría un año más tarde), ni la RSS de Moldavia, ni ningún otro país hicieron ningún movimiento, por lo que las fuerzas separatistas, ejerciendo una fortísima presión sobre la minoría rumana, fueron tomando lentamente el control del país. En septiembre de 1991, tras el fallido golpe de Estado en Moscú que hizo a Boris Yeltsin subirse a un tanque, Moldavia proclamó su independencia, pero, carente por completo de cualquier ejército o fuerzas armadas, no pudo realizar ningún tipo de movimiento para recuperar el control de Transnistria.Mapa de Europa con Transnistria remarcada

En marzo de 1992, mientras el ejército serbio preparaba el asedio de Sarajevo, las fuerzas armadas de Moldavia invadían Transnistria para recuperar el control de la región. Enfrente se encontraron al ejército de Transnistria, formado fundamentalmente por soldados soviéticos del 14º ejército ruso, y con material ruso, pues en Tiraspol se encuentra uno de los mayores almacenes de armas de Europa. El general al mando de dicho ejército en 1990, de hecho, fue el primer ministro de defensa de la República tras la declaración de independencia, aunque posteriormente fue sustituido por una figura más neutral, y gran parte de los soldados del ejército de Transnistria desertó de las filas rusas tras declarar Boris Yeltsin la neutralidad en el conflicto moldavo. No obstante, gran parte del material utilizado en la guerra era ruso, sustraido por los soldados transnistrios que habían cambiado de fuerzas armadas.

La guerra concluyó en julio de 1992, sin llegar nunca a ser una guerra abierta, sino más bien una sucesión de escaramuzas localizadas en tres puntos distintos del país.El ejército ruso permaneció desplegado por el territorio transnistrio como fuerza de paz, algo que es considerado por las autoridades moldavas como una ocupación ilegal. La guerra civil provocó, según las cifras oficiales, algo más de millar y medio de muertos entre soldados y civiles moldavos, y combatientes transnistrios ySoviet Supremo de Tiraspol rusos.

Aunque de facto el país proclamó su independiencia hace más de 17 años (como República Socialista Soviética Moldava de Transnistria), ni un solo país del mundo ha reconocido a Transnistria, y tanto la ONU como todos los organismos internacionales reconocen a Transnistria como parte de Moldavia. Las únicas entidades que reconocen a Transnistria como régimen legítimo son Nagorno-Karabaj, Osetia del Sur y Abjasia, otros tres países no reconocidos de los que hablaremos otro día. Es por ello que Transnistria, oficialmente, no existe. Hasta tal punto está rechazado por la comunidad internacional que los miembros del Soviet Supremo tienen prohibida su entrada en la Unión Europea, incluido el presidente, Igor Smirnov. Pero a todos los efectos es un Estado independiente, con sus propias leyes, moneda e instituciones.

Rublo de TransnistriaLa moneda oficial es el Rublo de Transnistria, que, obviamente, carece de cualquier tipo de cambio oficial más allá del que marquen las autoridades locales, y no es convertible en ningún otro lugar del mundo más que en la pequeña república. El cambio a día de hoy está en unos doce rublos por euro. Cualquier documento de identificación local es unánimemente rechazado fuera de las fronteras del país, lo que ha provocado que 400.000 residentes en Transnistria se hagan con el pasaporte moldavo, según las autoridades de Chisnau.

Transnistria tiene un aparato de propaganda en Internet muy bien montado. Desde el periódico en inglés de la capital, el Tiraspol Times hasta la web oficial del país, pasando por la de la oficina de turismo.



Livorno: ¡Viva Stalin!

Situados en la llamada “zona roja” de Italia, los aficionados del Livorno son un caso casi único de alineación deportivo-ideológica. Sus hinchas se sitúan en el pensamiento de la extrema izquierda y adornan los fondos del estadio con el omnipresente color rojo, hoces y martillos, estrellas y fotografías del ‘Che’ o Lenin acompañan las del ídolo local Lucarelli. Los cánticos de ánimo al equipo se entremezclan con otras canciones como el “Bella Ciao” o el “Bandiera rossa” y a menudo los emblemas que se exhiben son más políticamente incorrectos. Tanto que el personal de seguridad se esmera en revisar las pancartas que los hinchas llevan al estadio en procesión, cual revolución cultural de Mao.

Un amigo italiano me contó que, en una ocasión, un guardia interceptó una pancarta enorme con el lema “Viva Postalino!”. Intrigado, interrogó a los portadores sobre qué significaba. Estos le explicaron que Postalino era un amigo suyo, hincha acérrimo del Livorno, que había fallecido recientemente en un accidente de tráfico y que de esta forma querían rendirle un homenaje póstumo. Conmovido, el guardia los dejó pasar sin más. Los muchachos desplegaron la pancarta, que ocupaba casi todo el fondo norte. Despegaron cuidadosamente los caracteres “Po” y la “o” final, que estaban superpuestos y dejaron ver el auténtico mensaje: “Viva Stalin!”.

El Livorno se enfrentó al Espanyol en la pasada ronda de los dieciseisavos de final de la Copa de la UEFA, con el estadio sin público a causa de los lamentables incidentes que pasaron entonces en Sicilia. Todos conocemos a las Brigadas Blanquiazules, en las antípodas ideológicas de los aficionados del Livorno, así que un partido con público era sin duda un partido de alto riesgo, aunque seguramente sin haber llegado a los extremos de los enfrentamientos con el Lazio, el enfrentamiento más político la liga italiana.

jueves, 26 de febrero de 2009

Desintegración de la URSS polariza sociedad rusa

Moscú, (PL) La desintegración de la Unión Soviética (URSS), acontecimiento que marcó un viraje hace 15 años en las relaciones internacionales, es hoy uno de los temas que más polariza a la sociedad rusa, en una mezcla de nostalgia y conformismo.

Por una parte están las figuras, protagonistas de esos sucesos, que a la luz de tres lustros consideran que fue objetiva e inevitable la desaparición del potente e influyente estado multinacional, creado en 1922.

Con matices se distinguen en otro bando políticos de distintas tendencias, partidarios de que la URSS podría haberse salvado por la voluntad de la dirigencia de entonces y con apoyo de las Fuerzas Armadas.

Hasta hoy existe poca claridad en torno al proceso que antecedió la firma del Acuerdo de Bieloviezhski, en la localidad bielorrusa del mismo nombre, el 8 de diciembre de 1991.

Sobre estos puntos oscuros todavía no se habla y se alude solamente al encuentro que puso fin a la Unión Soviética.

Los entonces presidentes de Rusia, Boris Eltsin, de Ucrania, Leonid Kravchuk, y Bielorrusia, Stanislav Shushkevich, sentenciaron con su firma la desaparición de la URSS del mapa mundial, luego de tres días de debates sin la presencia de otros dirigentes ex soviéticos.

El propio ex titular del Consejo Supremo de Bielorrusia, Stanislav Shuskevich, dijo esta semana que la decisión fue "espontánea y adoptada en cuestión de horas".

"En la primera tarde del 7 de diciembre acordaron prácticamente en media hora la suscripción del texto encabezado con la frase que seguía : la URSS como realidad geopolítica y sujeto del derecho internacional cesa su existencia", recordó Shuskevich.

Algunos analistas son del criterio de que el empujón para esa efímera reunión, casi secreta, fue la revuelta de agosto de 1991, amén de la existencia de situaciones complejas que aceleraron un deterioro interno del sistema político y socioeconómico.

A la sazón de estos sucesos, comenzó lo que denominan "avalancha independentista" en las repúblicas del Báltico, con la declaración de independencia de Estonia y Letonia.

Luego siguieron Ucrania, Moldavia, Azerbaiyán y Kirguistán, mientras el 1 de septiembre del mismo año anunciaron su salida Uzbekistán, Tayikistán, Armenia y Turkmenistán.

Con anterioridad a esta ola ya se había disuelto el Pacto de Varsovia en la capital polaca, bloque éste que sirvió desde 1955 de contrapeso en el equilibrio de fuerzas frente a la OTAN.

Al rememorarse esta fecha, el "primer presidente ucraniano", bautizado así tras la debacle, Leonid Kravchuk, declaró a la agencia ITAR-TASS que no lamentaba haber puesto su firma sobre ese histórico documento, pues consideró correcto ese paso.

Kravchuk, como otros políticos, opinan que esa fue la mejor variante para evitar un derramamiento de sangre en la repartición de la herencia de la Unión Soviética.

Las opiniones también se dividen en torno al papel que desempeñaron Mijail Garbachov y Boris Eltsin en estos acontecimientos.

Si bien tres líderes entraron en la historia como los firmantes del acuerdo de Bieloviezki, muchos aseguran que Eltsin llevó la batuta en los encuentros con sus colegas, incluso fue quien decidió no invitar a Garbachov a la "ultima cena".

A éste le atribuyen la iniciativa de crear una confederación como tabla de salvación de la URSS.

Cierto o no, el entonces presidente de Estados Unidos George H.W. Bush conoció primero que Garbachov la noticia, según confesó Kravchuk al periódico ruso Tiempo de Noticias.

Para los partidos izquierdistas incluido el Comunista de Guennadi Ziuganov no deja de ser un complot y traición urdida a espaldas de la voluntad de los pueblos de la URSS.

En el plebiscito efectuado el 17 de marzo de 1991, unos 112 millones de personas (76,4 por ciento) votaron por el mantenimiento del estado multinacional.

Y a pesar de la propaganda antisoviética que dominó el espacio informativo durante la pasada década, ese porcentaje supera hoy el 50 por ciento entre la población de Ucrania, Bielorrusia y Kazajstán.

Tras la renuncia de Garbachov, el 25 de diciembre de 1991, la bandera roja de la Unión Soviética dejó de ondear en el Kremlin, iniciándose un nuevo período de unilateralismo en las relaciones internacionales.

Posibilidades abiertas por la crisis del Foro Social Mundial - Sobre lo comunal y sobre el comunismo

En este breve texto solamente vamos a analizar una de las vías de mejora del socialismo y de la praxis revolucionaria abierta en el reciente Foro Social Mundial celebrado en Belém. Nos referimos al conjunto de debates celebrado en el área dedicada a la crisis de la civilización burguesa y a las cuestiones discutidas por las naciones y pueblos oprimidos, entre las que ahora queremos destacar lo relacionado con la actualización de lo que se oculta dentro de ese amplio mundo de lo común, lo comunal, lo colectivo y lo comunista. O sea, lo que fue propiedad colectiva de la comunidad, lo que fue propiedad común y ha terminado siendo propiedad privada de una minoría explotadora. O sea, la esencia del comunismo: el problema de la propiedad privada de las fuerzas productivas.

2. No es casualidad que tal problema volviera a plantearse en un área que, en apariencia, tiene poco o nada que ver con los sesudos debates académicos de la casta intelectual eurocéntrica sobre la “viabilidad del comunismo”. ¿Qué cosas nuevas y mejores podíamos decir los grupos asistentes cuando era sabido que la inmensa mayoría pertenecíamos a naciones oprimidas, sin Estados ni “tradición teórica”, e incluso muchos de ellos pertenecían a pueblos originarios cuyas lenguas y culturas orales apenas han empezado a ser pasadas a la cultura escrita? ¿Qué podíamos añadir ahora cuando en los foros anteriores apenas se había dedicado algún segundo, y con suerte, a oír las opiniones de los pueblos oprimidos? Pero antes de responder a estas y otras preguntas tenemos que explicar un poco la historia del FSM, su trayectoria, sus debilidades internas y, pese a esto, lo que podemos hacer las naciones oprimidas en su interior.

3. Si vamos a la hemeroteca y releemos muchos textos escritos al comienzo no sólo del FSM sino también de lo que palpitaba en los inicios de las diversas reuniones internacionales que empezaron a realizarse entre diversas fuerzas hace una década, vemos que ya desde ese mismo instante surgieron, como mínimo y sin extendernos ahora, dos corrientes diferenciadas que aceptando la importancia de actuar dentro del torbellino de foros y foritos, mantenían posturas totalmente enfrentadas sobre qué se podía hacer, por qué, para qué y cómo hacerlo.

4. Una decía que los foros y en especial el FSM era la nueva y definitiva forma organizativa mundial por fin descubierta que iba a resolver todos los problemas pendientes, sin necesidad de volver a la derrotada y fracasada “teoría leninista de la organización”. Otra decía que si bien los foros y el FSM expresaban una realidad innegable surgida de la incapacidad del capitalismo mundial para resolver las crisis que ya se agudizaban entonces, sin embargo estos foritos y foros corrían el peligro de caer en las manos del reformismo duro, de la tercera vía, de la socialdemocracia interesada por controlar y manipular esta dinámica para sus propios intereses. Por tanto, decía esta segunda visión, había que trabajar en su interior -pero también en su exterior- para impulsar sus contenidos revolucionarios, ayudar en su organización y en el proceso colectivo de crear alternativas radicales al capitalismo.

5. Desde luego que estamos simplificando al máximo las posturas enfrentadas; que existían muchas otras alternativas intermedias que mezclaban partes de las dos extremas presentadas aquí. También es cierto que, desde un principio, hubo fuerzas revolucionarias que rechazaron toda implicación en los foros y foritos, insistiendo en la necesidad de denunciar sus contenidos reformistas y la imposibilidad de cambiar desde dentro sus tendencias fuertes. Es igualmente cierto que durante bastante tiempo, la postura dominante fue la primera que hemos resumido, y precisamente en su forma menos inquietante para un capitalismo que a comienzos del siglo XXI podía ocultar con suma eficacia sus contradicciones internas en medio de una serie creciente de modas ideológicas conservadoras y reaccionarias.

6. Las grandes manifestaciones de masas contra la inhumana agresión imperialista a Iraq, muchas de ellas, la mayoría, realizadas de alguna forma alrededor del mito inflado de la capacidad de movilización activa del FSM, esta demostración relativa y pasajera de fuerza sirvió en gran medida para reforzar el poder interno de la postura dominante en el Foro Social Mundial. Los enfrentamientos con las fuerzas represivas en Génova y el asesinato del joven Giuliano, así otros enfrentamientos en otros actos de rechazo a las reuniones imperialistas, indicaban la existencia de un malestar social apreciable. Pero como sucede cuando el malestar social carece de vertebración organizativa interna, bien pronto la interacción de cuatro factores acabó por debilitar su potencia. Éstos fueron: una, la criminalización represiva burguesa; otra, la acción interna de la socialdemocracia y del reformismo blando para asegurar su poder en los órganos directores; tres, la deriva hacia posturas de reformismo duro al “realismo político” y al rechazo de toda autodefensa de las manifestaciones, y cuatro, la incapacidad última de las izquierdas revolucionarias para llegar a unos puntos mínimos de unidad dentro de los foros, pese a las reuniones habidas.

7. Aunque la crisis de fondo del capitalismo a comienzos del siglo XXI era una realidad, como hemos dicho, empero el creciente impacto propagandístico del mitos como “la nueva economía”, la “economía intangible y del conocimiento”, etc., así como la muy rápida financiarización del capitalismo mundial abriendo una fase espuria de crecimiento envenenado que llegó al cenit a finales de 2006 para sufrir su primera crisis mundial -había habido otras regionales con anterioridad- en verano de 2007, este impacto propagandístico facilitó también a las posturas dominantes en el FSM que divagaban sobre una supuesta “sociedad civil mundial” enfrentada por medios pacíficos y parlamentarios a una “globalización” nacida a raíz de un supuesto cambio cualitativo en el capitalismo que había superado su fase histórica de crisis sistémicas y había entrado en una dinámica autorreguladora que iría siendo permeable a las peticiones democráticas de la “ciudadanía mundial”.

8. En estas condiciones, el grueso de las reuniones del FSM se caracterizaron por marginar solapada o abiertamente a cinco grandes bloques sociales que no encontraban apenas o nada, bajo ninguna forma, una representación suficiente en los foros, y menos todavía un medio de coordinación de acciones de resistencia mundial al imperialismo. Y varios de ellos siguen sin encontrarlo. Fueron y son los siguientes: uno, la ausencia casi completa de las organizaciones y representantes de las luchas de África, Asia, Oceanía y de grandes áreas de los EEUU y de Canadá. Es decir, de extensas zonas de planeta en las que se libran soterradas luchas que serán decisivas en las décadas que se avecinan. Un fundamental papel juegan aquí los cientos de millones de campesinas y campesinos, de trabajadores mixtos que simultaneas el campo con el trabajo asalariado, de los cientos de millones de asalariados precarizados y explotados hasta lo inhumano que malviven en las inmensas conurbaciones de estas áreas, etc.

9. Un segundo bloque ausente es el de los movimientos denominados “indigenistas”, de los pueblos y naciones originarias, autóctonas o aborígenes, que han resistido de algún modo las agresiones capitalistas y eurocéntricas desde finales del siglo XV en adelante, especialmente en Amerindia. Inicialmente se volcaron en los foros, pero se decepcionaron pronto debido al paternalismo despectivo inherente al eurocentrismo dominante en el FSM, a su palabrería impotente y a su pasividad ante el incontenible ataque a sus condiciones de vida, a sus reservas naturales y a sus culturas, ataque realizado por transnacionales capitalistas con el consentimiento activo o pasivo de los gobiernos “progresistas” que apoyaban oficialmente al FSM.

10. Un tercero era y es el bloque compuesto por las naciones oprimidas dentro del imperialismo, ya que la posición dominante en el FSM se caracterizaba por un disimulado o público nacionalismo de los grandes Estados imperialistas, llegándose a lo insoportable en el caso de los Estados español y francés. El nacionalismo español ha hecho lo imposible por dinamitar la presencia de las naciones que oprime, por denigrar en el FSM sus reivindicaciones y, a la vez, por ocultar la realidad antidemocrática de la constitución del reino de España. No hace falta decir que el nacionalismo español ha tenido la ayuda del nacionalismo del resto de las fuerzas estatalistas europeas presentes en el FSM.

11. Un cuarto bloque ausente es el de las clases trabajadoras del capitalismo imperialista y sobre todos sus fracciones más explotadas, las formadas por las mujeres, las y los emigrantes, la juventud precarizada, el paro estructural, etc. En los foros era y es muy difícil encontrar a organizaciones asentadas en estas capas del proletariado del capitalismo imperialista, y era aún más difícil, por no decir imposible, elaborar alternativas prácticas de lucha. Mientras que, al contrario, abundan toda serie de grupitos y o­nGs que van a los foros en primer lugar para sacar dinero, en segundo lugar para cumplir los proyectos por los que cobran las subvenciones que les mantienen con vida y que vienen del poder político y económico, y en tercer lugar, para conocer países diferentes, es decir, de turismo subvencionado.

12. Un quinto y último bloque ausente es el de las organizaciones que se niegan a caer en la trampa del pacifismo, en el agujero negro del institucionalismo burgués, a renegar de un derecho humano elemental como es el derecho a la autodefensa, y cedérselo en exclusiva a las clases explotadoras para que lo tergiversen y lo apliquen en forma de “monopolio de la violencia” contra la humanidad trabajadora. Sin entrar ahora al debate sobre su el pacifismo confeso de la corriente dominante en el FSM es válido o no en el capitalismo imperialista, sí se puede decir que no es de recibo exigir al resto de movimientos, organizaciones y colectivos que actúan en el planeta entero que admitan como principio apodíctico, incuestionable y excluyente ese dogma pacifista que la corriente dominante en el FSM aplica en la capitalismo imperialista.

13. Los cinco bloques aquí citados, que se han reducido en parte en este último Foro al haberse desarrollado un área de debate en el que han participado muchas naciones oprimidas que antes no podían hacerlo o encontraban muchas dificultades, muestran no sólo las limitaciones geográficas del FSM, sino también sus límites políticos y sociales marcados tanto por su eurocentrismo como por el reformismo de la corriente que domina el su seno. Además de esto, lo grave también es que estas ausencias tan escandalosas debilitan la fuerza de las corrientes revolucionarias en el seno del FSM y refuerzan las tesis de la “ciudadanía global”, de la política entendida como “conjunto de demandas de la sociedad civil”, cuando no como espectáculo parlamentario.

14. Ahora bien, el FSM es sólo una parte de la totalidad de fuerzas políticas que existen en el mundo, y al igual que el resto también está sometido a las fases de auge y retroceso de la lucha de clases mundial, de las crisis económicas parciales que van confluyendo en una crisis sistémica, etc. Tenemos que tener en cuenta el cambio de fase global que se ha acelerado en la última década para comprender por qué se han agudizado las contradicciones dentro del FSM hasta aparecer varias posturas diferentes que muy probablemente se agudicen según aumente la crisis capitalista mundial y con ella aumenten las luchas antiimperialistas de todo tipo, presionando así desde fuera y desde dentro del FSM.

15. Es todavía pronto para hacer una descripción rigurosa de los debates que tenderán a agudizarse dentro del FSM. En la medida en que aumenten las luchas y en que las masas explotadas se autoorganicen y apoyen a las organizaciones revolucionarias, elaborando mutuamente programas concretos, en esta medida los foros y foritos, el FSM, etc., serán presionados desde dentro y desde fuera; pero en la medida en que, como reacción contraria, la corriente reformista ahora dominante multiplique sus malas artes manipuladoras, sus manejos por la espalda y sus poder burocrático, en esta medida opuesta las tensiones pueden agravarse. De cualquier modo, será la interacción entre la lucha exterior y la lucha interior la que nos indique el camino de las peleas en el FSM.

16. De lo que sí podemos hablar ya es de la razón que explica por qué se ha creado por fin un área específica de debate entre las naciones y pueblos oprimidos, por qué es ahora cuando el nacionalismo estatalista eurocéntrico e imperialista ha tenido que plegarse a una exigencia democrática tan incuestionable y obvia como ésta. La fracción dominante en el FSM no ha tenido más remedio que plegarse ante una tendencia en aumento: son los pueblos oprimidos por el imperialismo mundial, con o sin Estado propio, los que llevan sobre sus espaldas el peso mayor de la emancipación de la humanidad trabajadora. Seguir negándolo u ocultándolo carece ya de sentido. Si el FSM quiere hacer honor a su nombre ha de analizar la dinámica mundial de la lucha contra el imperialismo y, al hacerlo, se topa con la dialéctica entre liberación nacional, liberación de clase, antipatriarcal, ecologista y medioambiental. No ha tenido otra alternativa.

17. Los grupos y organizaciones, y hasta personas a título individual, que han asistido y participado en el área de análisis de la crisis de la civilización burguesa, están orgullosos por haber logrado, al fin, esta área o carpa oficial de debate, y poder reflexionar sobre múltiples cuestiones, destacando de entre ellas algunas decisivas para su futuro como veremos. Además, entienden que esta conquista es el producto de los años dedicados dentro del Foro a impedir la invisibilización de su problemática, en primer lugar, y luego y fundamentalmente, a conseguir abrir un debate permanente y oficial en el FSM. Conocen las dificultades que han tenido que ir superando dentro y fuera, y son conscientes de que esta conquista no está asegurada definitivamente porque el nacionalismo estatalista e imperialista eurocéntrico no se resiste a perder su influencia en el FSM.

18. El enmarque conceptual que daba sentido y significado a las áreas fundamentales de debate era el de la denominada “Crisis de Civilización”. Hay tantas definiciones de “civilización” como se desee, aunque aquí utilizaremos aquella que la entiende como la síntesis social de un modo de producción. Quiere esto decir que no existe una “civilización cristiana” en el sentido estricto, por ejemplo, sino que diversas formas sucesivas de cristianismo se van adaptando a las civilizaciones tributarias, esclavistas, feudal y burguesa o capitalista, sin mayores precisiones ahora. Lo decisivo por tanto no es el cristianismo, una mera ideología que las clases dominantes modifican según sus necesidades bajo las presiones objetivas de las transiciones de un modo de producción a otro, sino que lo decisivo a la hora de definir las civilizaciones son las características esenciales de cada modo de producción.

19. Un ejemplo de esto lo tenemos en el debate sobre el boicot al Estado terrorista de Israel que se celebró en esa carpa o área oficial del FSM. Si definimos la civilización según el idealismo y la metafísica creemos que la actual Israel es la continuidad de una “civilización” que giraba alrededor de los “textos sagrados” antiguos y que ha impregnado de manera indeleble a la “civilización occidental” al fusionarse con la “civilización greco-romana” y con un cristianismo abstracto y a-histórico, dando así cuerpo a la “civilización” por excelencia. Pero si aplicamos el criterio materialista vemos que Israel el una potencia terrorista mantenida por el imperialismo norteamericano y europeo para asegurar su control en una zona geoestratégica para el capitalismo.

20. La civilización burguesa ha integrado aquellos componentes reaccionarios de la tradición del pueblo hebreo, de lo que muy tardíamente se definió como “civilización griega” y de las partes conservadoras del cristianismo. Ha integrado, ha subsumido estos componentes dentro de la lógica mercantil y de la acumulación de capital tal cual se generó en la Europa de los siglos XVI-XVII. Luego, en la medida en que la acumulación necesitaba expandirse y reforzarse, integró de diversas formas en su síntesis social a otros componentes ideológicos precapitalistas, como el budismo, el islamismo y, por no extendernos, hasta restos de las ideologías político-religiosas de otras culturas que habían pertenecido en su tiempo a civilizaciones precapitalistas y hasta preclasistas no eurocéntricas, como algunas andinas y mesoamericanas, etc.

21. En la medida en que el capitalismo arrasa al mundo impelido por su ciega necesidad de acumulación ampliada, debe destruir otros modos de producción anteriores y sus civilizaciones respectivas, y debe en algunos casos absorber partes de sus restos para facilitar su propia dinámica expansiva. La civilización del capital, la síntesis social burguesa está por tanto en permanente destrucción y a la vez en permanente absorción. Pero cuando la acumulación entra en crisis sistémica, como ahora, entonces su capacidad destructora y a la vez de autorefuerzo también entra en crisis. Dicho muy brevemente, según sea la gravedad de la crisis de acumulación será la gravedad de la crisis de civilización, aunque ésta segunda tiene una autonomía relativa bastante considerable que le permite resistir mucho más tiempo una vez que ha infectado la subjetividad social.

22. La civilización burguesa es la primera que ha llevado al máximo la destrucción de lo colectivo, de lo comunal, para facilitar así la producción generalizada de mercancías, de valores de cambio. Las civilizaciones anteriores mantenían en diversos niveles más o menos espacios comunales en lo material y en lo simbólico, y es en este sentido crucial que el modo capitalista de producción no ha querido en modo alguno integrar en su síntesis social ningún resto de lo comunal, intentando desesperadamente destruirlos todos hasta la raíz. La obsesión represiva del Vaticano contra la Teología de la Liberación, por ejemplo, nace del hecho de que ésta Teología ha intentado recuperar los muy debilitados restos comunalistas supervivientes a la expurgación represora realizada por el cristianismo paulino, como lo hicieron otros movimientos heréticos, milenaristas y redentoristas anteriores.

23. Bien mirada, la globalización no es otra cosa que la destrucción masiva de los pocos espacios de propiedad comunal y colectiva, estatal en los países que se llamaron “socialistas”, además de otras formas de propiedad privada precapitalista, que resistían mal que bien a la expansión de la propiedad burguesa a escala mundial. Desde esta visión radical porque va a la raíz, el derecho de autodeterminación de los pueblos es su derecho a recuperarse a sí mismos como propietarios-de-sí, a recuperar lo que es suyo, lo que le es común a ellos. El debate sobre globalización y autodeterminación realizado en la carpa dejó claro que, en el fondo, lo que estaba en cuestión era si el imperialismo y el nacionalismo opresor aceptaban que los pueblos deben y pueden ser propietarios de sí mismos, soberanos e independientes, o propiedad de los Estados opresores, imperialistas.

24. No debe resultarnos sorprendente que un debate crítico sobre la globalización y un debate constructivo sobre el derecho de autodeterminación en el capitalismo actual llevara, al poco tiempo, a otro debate sobre qué instituciones internacionales alternativas a las actuales necesitan los pueblos y naciones oprimidas para defenderse del imperialismo. ¿Pueden servir aparatos creados por los EEUU como el FMI y el Banco Mundial, el fenecido GATT reavivado en OMC, u otros muchos no tan conocidos o incluso desconocidos para la inmensa mayoría de la humanidad, pero decisivos para la explotación capitalista? Mientras que el reformismo duro, la tercera vía y otras opciones que buscan desarrollar lo “bueno” del capitalismo superando lo “malo”, sólo plantear cambios de maquillaje de estos aparatos imperialistas, por el contrario, la totalidad de las organizaciones asistentes daban por hecho la urgencia de avanzar hacia otras instituciones internacionales muy diferentes, aunque no se concretó mucho en esta cuestión porque justo se había iniciado el debate al respecto.

25. Otro ejemplo lo tenemos en los debates sobre la muy compleja relación entre tierra, territorio e identidad, en la que intervinieron colectivos de diversos continentes. Se trata, obviamente, de una cuestión básica para toda nación, pueblo, etnia, tribu, comunidad o grupo oprimido, carente de Estado propio y sujeto a los mandatos exteriores, ocupantes. Abrir un debate internacional sobre estas cuestiones ha sido y es un éxito crucial porque la perdedora fue la concepción estatalista inherente al capitalismo y su ideología eurocéntrica. Al margen de las diferencias inevitables entre las tesis expuestas, lo que les unía e identificaba era el rechazo radical del capitalismo y la defensa radical de los pueblos y naciones, de otro concepto de tierra y de territorio incompatible con la mercanlización, y una defensa de las identidades colectivas como exigencia democrática indubitable.

26. Muy en resumen, cada modo de producción define de una manera adecuada a sus formas de reproducción qué es el territorio, qué es la tierra, qué es la identidad y qué relaciones se establecen entre estos tres componentes, y entre otros más. Para las tribus nómadas, para las denominadas “naciones móviles”, el territorio y la tierra tiene un sentido diferente que para las sociedades sedentarias, agrícolas y de ganadería estabulada; y otro tanto sucede con el criterio de identidad común del grupo. Para la sociedad tributaria y su variante incaica, el territorio, la tierra y la identidad giran alrededor de la propiedad real y de los restos de la común, todo ello simbolizado materialmente en el templo, en el palacio. En el modo germánico la tierra común también compite con los repartos de su uso privado. Incluso en las sociedades esclavistas y feudales europeas subsisten restos más o menos amplios de tierra y territorio común, y las identidades reflejan las contradicciones entre lo común y la creciente propiedad privada.

27. Lo que caracteriza a estos modos de producción es que mantienen zonas comunales, propiedades colectivas de usos y repartos muy diversos, o mixtas entre la propiedad común y la propiedad sacerdotal o real, o incluso, más tarde, de propiedad privada de las castas comerciales y militares que empiezan a crecer en estrecha unión con las familias reales. Se trata de un largo proceso histórico que no se desarrolló de forma pacífica, lineal y mecánica, sino cargado de tensiones y conflictos que han dejado su huella en la historia cultural humana, y que tuvo altibajos y hasta recuperaciones de lo comunal por el pueblo. Sin embargo, el capitalismo, como hemos dicho, arrasa con todo ello. El capitalismo necesita reducir a las clases trabajadoras y a los pueblos a simple fuerza de trabajo expropiada de cualquier recurso económico que les permita poder vivir sin venderse por un salario.

28. Los problemas del territorio, de la tierra y de la defensa de las identidades estuvieron siempre presentes por lo bajo, y a viva voz con mucha frecuencia, cuando el día siguiente se avanzó por pura lógica al debate sobre el Estado. De entre los colectivos asistentes, solo una muy reducida minoría rechazó explícitamente la necesidad de que las naciones oprimidas creasen su propio Estado, aduciendo razones más mitológicas y románticas que históricas, político-económicas y culturales. También hubo una postura desde el público que si bien no rechazaba la necesidad del Estado sí insistía en que éste ha de ser un simple instrumento táctico y temporal, porque lo definitivo es superar históricamente este instrumento de dominación. En cuanto al bloque masivamente mayoritario, una postura defendía la creación de Estados plurinacionales en las Américas, y otra la necesidad de Estados nacionales unitarios; pero las diferencias, al menos en el debate, fueron secundarias ya que lo que les unía, la necesidad del Estado, no era cuestionado.

29. Especial mención hay que hacer de un momento de la discusión colectiva en el que tanto desde asistentes en el panel como desde el público se respondió casi de forma unánime a una intervención desde el panel en la que se defendía de manera algo imprecisa y confusa la necesidad de lo que en Europa se define como “interculturalidad”, como “mestizaje cultural e identitario”. La tesis del “mestizaje cultural”, expuesta desde los criterios de la progresía eurocéntrica, fue criticada sin compasión por la mayoría de las respuestas, excepto por una sola. Para la mayoría de las respuestas, lo decisivo y urgente es no sólo defender las identidades de los pueblos amenazados de extinción sino, precisamente por ello, recuperarlas y adecuarlas a las nuevas situaciones para combatir más eficazmente el uniformismo capitalista.

30. Intervenciones posteriores sentaron las bases para consensuar las diferencias. Sostenían que el Foro Social es Mundial, y que por tanto debe desarrollar una visión mundial en la que lo común a los pueblos oprimidos integre y supere a lo específico a cada uno de ellos, sin anularlo, y que por tanto debe respetarse el derecho de cada pueblo a decidir si quiere un Estado único o uno plurinacional, según las circunstancias concretas. También se llegó a una especie de síntesis sobre lo que une e identifica en lo básico a las reivindicaciones del los pueblos y naciones sin Estado, oprimidas por otras potencias: 1) La defensa de la propiedad comunal, de lo colectivo sea material o simbólico, como exigencia y necesidad del los pueblos; 2) La defensa de sus complejos lingüístico-culturales, de sus referentes identitarios y de sus memorias comunes, impidiendo su destrucción, su mercantilización capitalista y su desnaturalización por la dictadura lingüístico-cultural y tecnocientífica imperialista; y 3) El derecho a la autodefensa de los pueblos, a las formas de resistencia que cada uno de ellos decida practicar ante las agresiones invasoras.

31. Dentro de este panorama general de debate abierto y constructivo, se profundizó en la unidad entre la lucha de clases y la lucha por la independencia de las naciones a las que se les niega el derecho a disponer de su Estado propio, al margen de la forma que quieran darle, de sus relaciones con otros Estados, sean plurinacionales para integrar culturas, etnias y pueblos diferentes pero unidos en el mismo proyecto histórico, o sean uninacionales. La unidad dialéctica entre lucha de clases y lucha nacional se constató en la certidumbre teórica de que el capitalismo es el enemigo mortal de los pueblos y naciones, de etnias y culturas aborígenes que ven cómo el “progreso” destroza sus tierras, sus territorios y sus identidades.

32. Por falta de tiempo, no pudieron concluirse los debates muy interesantes sobre la valía para la lucha socialista del concepto de “Buen Vivir” que tienen naciones y pueblos andinos, y que consiste en una serie de normas de comportamiento interno al colectivo, externo hacia la naturaleza, y externo respecto a otros colectivos. En realidad, las distintas exposiciones trataron sobre problemas candentes que superan al concepto de “Buen Vivir” expuesto por dos colectivos originarios, aunque por lo allí oído no tenían por qué cuestionar sus bases de fondo: respeto a la propiedad colectiva, respeto a la naturaleza como totalidad y respeto a los pueblos. Fue una pena que no se pudiera acabar este debate porque el tema del “Buen Vivir” se inscribe de lleno en las formas sociales de lo que podemos definir como “modo de producción asiático”, o “incaico” o, sin precisiones ahora, “tributario”.

33. El debate que no pudo realizarse, aunque se rozó una y otra vez, trata sobre cómo utilizar lo bueno que conserva el “Buen Vivir” dentro de la construcción de una sociedad socialista en la que la propiedad colectiva sea la base sobre la que se yergue o el centro alrededor del cual gira la sociedad en su conjunto. Sin embargo, surgieron en las pocas intervenciones que pudieron hacerse advertencias muy claras sobre las precauciones que se deben tomar en el momento de intentar aplicar el “Buen Vivir”, tal como lo definieron los dos colectivos allí presentes, con sus diferencias de matiz entre ellos, a las condiciones capitalistas. Por ejemplo, a las barriadas, fabelas y bidonvilles que crecen en las conurbaciones de muchos países empobrecidos y explotados por el imperialismo. Por ejemplo, cómo relacionar las formas comunitarias de relaciones sociales andinas a las formas comunitarias en las luchas obreras y vecinales, en las “ollas colectivas”, en los movimientos populares y sociales, en cualquier lucha autoorganizada, etc.

34. Muy interesante por lo que sacó a la luz, fue también el breve encontronazo sobre la nueva ideología reformista del decrecimiento como alternativa a la crisis ecológica, medioambiental y alimentaria, y las tesis críticas de la respuesta a esta intervención, según la cual el decrecimiento no toca los problemas decisivos y estructurales, los que se refieren a la propiedad de las fuerzas productivas. No dio tiempo a profundizar en esta cuestión que va a ir en aumento porque la ideología del decrecimiento es muy útil en estos momentos a determinados reformismos interesados en desviar el debate y la acción sobre la propiedad pública o privada de las fuerzas productivas, de las fábricas, de las tierras, bosques y desiertos, de los océanos y de los vientos, para reducirlo a mera palabrería sustentada en datos ciertos pero desconectados y separados de toda contextualización social e histórica.

35. En definitiva, lo que ocurrió en estos y otros debates derivados fue que, tal vez sin quererlo por la mayoría de los asistentes, reapareció en viejo choque entre, por un lado, la visión marxista de la historia abierta, dialéctica y concreta, que depende de los resultados de las luchas, y por el lado opuesto, la historia mecánica, cerrada y abstracta, eurocéntrica -y “rusocéntrica” en su tiempo- que quiso imponer un solo modelo de acción a todos los pueblos del mundo. O en otras palabras, un fantasma llamado Mariategi estaba más vivo que nunca recorriendo la carpa de debates sobre la crisis de la civilización burguesa, aunque la mayoría de las personas asistentes no lo supieran. Parafraseando al Marx del primer volumen de El Capital: “No lo saben, pero recuperan a Mariategi”.

36. Como se aprecia, dentro del FSM se ha producido una especie de “anomalía” que ha abierto la posibilidad de vías de avance revolucionario no deseadas por el grupo dominante. Es cierto que se trata del primer paso, que éste puede quedarse reducido a un peligroso síntoma controlado por la efectividad burocrática interna, que incluso aunque supere estos y otros obstáculos este paso inicial tampoco tiene asegurado su futuro porque todavía carece de suficiente experiencia y solidez interna, corriendo el riesgo de la disgregación. Todo esto es cierto. Pero el que se haya debatido de una forma tan directa sobre el proceso histórico que va desde lo comunal en las sociedades preclasistas y precapitalistas hasta el comunismo postcapitalista, desde una visión radicalmente enfrentada al imperialismo y recuperando reflexiones clásicas de lo que podríamos definir como el marxismo dialéctico, esta experiencia es ya en sí misma un avance enorme.

37. Correspondería luego a cada clase explotada, a cada nación oprimida, a cada lucha de las mujeres, etc., debatir y aclarar qué pueden extraer de positivo para sus propias acciones de toda esta riqueza teórica que puede empezar a surgir si se estabiliza y se concreta este avance. La trasplantación mecánica de un debate tan general y básico como el realizado a las complejas diferencias que existen en la realidad mundial, este error, cometido frecuentemente en el pasado y en el presente, acarreará funestas consecuencias si vuelve a repetirse. Pero existe un error más dañino: el de despreciar las lecciones de la historia y seguir creyendo que el capitalismo imperialista ha dejado de ser la fiera irracional y asesina que siempre ha sido.

38. Aun así, queda mucho por hacer. Entre otras cosas lograr que el FSM se articule como un Foro de debates que culminen en una propuesta práctica de objetivos materiales que se presente a la humanidad trabajadora, con plazos y con sistema de valoración crítica y autocrítica. Son muchos los intereses políticos que se niegan a pasar de la interpretación a la transformación, pero todo indica que existen cada vez más condiciones para lograr que la transformación de la realidad pase a ser una urgencia asumida por cada vez más sectores críticos dentro del FSM y fuera de él. Pero el resultado de este conflicto no se decidirá en el interior de la cocina burocrática del FSM sino a partir de la marcha de las luchas revolucionarias, en primer lugar; de los efectos de éstas dentro del Foro en segundo lugar y, por último, gracias a los acuerdos entre fuerzas políticas de izquierda dentro y fuera del FSM para acelerar su transformación.

Abogando por el diablo. Omar José Hassaan Fariñas

La semana pasada me encontré en la necesidad de acompañar a un amigo a una clínica en el humilde barrio popular de Altamira. Al llegar a la clínica, veo que la cantidad de pacientes, el más joven de ellos en sus cincuentas, asegura una larga espera hasta que mi amigo sea atendido. Mientras él llenaba los formularios para la consulta, yo me senté cerca de una pareja en sus sesentas, leyendo enfáticamente el periódico popular de las masas subalternas denominado “el Universal”, mientras que los otros pacientes escuchan diligentemente el portavoz de la verdad y el profesionalismo imparcial llamado “Globovisión” en la televisión de la sala de espera de la clínica, informando al Pueblo sobre las últimas del “demonio” Chávez. Por razones que aún no entiendo, la pareja vio la necesidad de incluirme en sus debates políticos. Con una cara de incredulidad y disgusto, la señora, moviendo su cabeza negativamente en total rechazo, me informa que “esto es imposible, ahora el tirano trata otra vez lo de la reforma para quedarse en el poder para siempre, sin elecciones, sin democracia”. El esposo, y aparentemente varios de los pacientes, se interesaron en el comentario de la señora, y todos concentraron sus miradas en mi persona con el deseo de evaluar a cual grupo pertenezco, el de los “ciudadanos respetuosos” o el de la escoria comunista.

Al no querer poner mi amigo en una situación difícil, en particular viendo como los pacientes y la recepcionista demostraban una pequeñita-casi indetectable-opinión “desfavorable” sobre la Revolución Bolivariana, decidí ser un poco discreto en mi participación. “Es correcto”, empecé cuidadosamente, “ese tirano va a secuestrar mediante los procedimientos constitucionales el poder para perpetuarse. Es necesario parar a esos dos tiranos”. La expresión de los presentes cambió rápidamente a una de confusión y curiosidad, la amable señora me pregunta; “¿cuales dos?”, Hugo Chávez siendo el único tirano en su universo. “Pues el otro que está haciendo lo mismo, el de Colombia. Ambos deben ser tiranos, pues ambos están tratando de cambiar la constitución de sus países mediante mecanismos electorales para poder “perpetuarse en el poder”. Los dos son lo mismo, los dos tiranos que odian a la democracia. Creo que es necesario darle poder a las dos oposiciones de estos dos países democráticos, Venezuela y Colombia, con la finalidad de luchar contra los déspotas Chávez y Uribe.” Sospecho que al realizar qué tipo de oposición existe en Colombia -la figura de la Senadora Piedad Córdoba seguro que brevemente pasó por sus pensamientos- los pacientes sintieron una leve incomodidad, por lo cual la conversación terminó de manera abrupta: “bueno, no sé”, fue la respuesta de la doña, y cada uno por su lado. Gracias a Dios, no fuimos linchados. El debate sobre la enmienda aquí en Venezuela, como todos los debates políticos, está recargado de elementos ideológicos que crean pre-concepciones basadas en discursos ideológicos en vez de realidades y percepciones críticas.

Aunque unos camaradas quienes apoyan al proyecto revolucionario son también victimas de ideologías heredadas del periodo de la cuarta república, y en varias instancias adoptan posturas poco críticas de sus mismas acciones y discursos, el contenido ideológico de los opositores es necesariamente más inflexible y mas contradictorio, pues es un discurso que necesariamente impide racionalizar sobre la ausencia total de un programa político por parte de los opositores, enfocándose totalmente en una idea: Chávez es malo para Venezuela, toda Venezuela, todo su pueblo, sus instituciones, relaciones internacionales, economía, sociedad, sistema política, artes, literatura, religión, trafico…etc. No importa quién lo sustituya, como lo sustituiría, y de qué manera gobernará, solo es necesario salir de esta persona y su “régimen”. Si violencia en la calle es necesario, si reuniones con representantes diplomáticos de otro país para que se entreguen directrices de cómo tumbar el gobierno son igualmente necesarios, pues todo está justificado bajo el lema del italiano Nicolás Maquiavelo: el fin justifica los medios. Aparentemente, este fin es “restaurar la Democracia” que se perdió, no sabemos exactamente cuando, a raíz del gobierno “ilegitimo” y “dictatorial” de Hugo Chávez. No sabemos cuándo se perdió porque la cantidad de elecciones que se han realizado en esta última década aparentemente para ellos no es “democracia”, palabra que aún no tiene definición clara con tantos usos y abuso que ya tiene la misma en los medios opositores. Aún no tengo un diccionario “Castellano-Escuálido” para poder entender que quieren decir precisamente con esa palabra.

Ya que el debate con quienes rechazan el proyecto bolivariano aporta más a mis estudios sobre la ideología, mantengo más conversaciones con la oposición que con el Chavismo. Entre los más interesantes ha sido el debate sobre la enmienda, identificado por opositores como un vil crimen contra la humanidad, la ley de Dios y del Hombre, la dignidad, y por supuesto, otra vez más, la Democracia. Hablando con un medico que considera que Venezuela legítimamente es el “eje del mal” mencionado por el famoso George W. Bush, el ciudadano (se ofendió cuando lo llame “camarada”) argumentó que la llegada del Presidente Hugo Chávez al poder en Venezuela es el mayor catástrofe o la plaga mas maligna que le haya caído a este país desde su creación en 1830. Evidencia a lo que argumenta se encuentra en la actualidad, los venezolanos vivimos por la peor gestión gubernamental que ha tenido la historia de Venezuela, y hasta de la historia de la Capitanía General también.

Pero ahora viene lo peor, la destrucción oficial de la democracia mediante la “eternidad” dictatorial de Hugo Chávez en el poder. La enmienda es el paso final en el complot para destruir la “fachada” de democracia que existe desde 1999 cuando el tirano asumió el poder. Concluyó que todos los “verdaderos” venezolanos tiene el deber de luchar contra la enmienda “mediante todos los métodos”, pues aquí se está dando la batalla contra el “Comunismo”. Expresó profunda preocupación por la enmienda y que podemos perder todo si se impone dicha “desgracia”, pero que tiene fe que los dirigentes políticos de la oposición y los Gobernadores y Alcaldes de los mismos harán todo lo posible para salvar a Venezuela.

Un discurso tremendamente emocional, casi creía que estaba hablando con un miembro de la resistencia clandestina en Francia durante el yugo Nazi, si no fuera por la lujosa oficina o los precios “solidarios” de sus consultas. En fin, tomando una postura de advocatus diaboli (abogado del diablo), decidí calmar las angustias del médico. Le informo que no tengo idea del porque se siente tan preocupado, pues el futuro de Venezuela, basado en su lógica, ya está seguro. Con los índices de popularidad más bajos de la historia de Venezuela, con el rechazo más contundente que ha sufrido cualquier líder de esta gran nación en su existencia, todo producto del desastre de gestión que es “evidente”, la propuesta del Presidente no solo será derrocada sino que será un rechazo decisivo a la propuesta de enmienda y al propio Presidente Chávez. Y si por cualquier razón la mayoría de los venezolanos se “vuelven locos” y aprueban la enmienda, posiblemente por no tener una visión tan sofisticada como la que él tiene, pues tampoco hay que preocuparse. La enmienda, y corrígeme si me equivoco, no estipula la “coronación” del Rey Hugo I como sigue repitiendo el tal cual ex-“socialista” del difunto MAS, sino que le da el derecho a ser un candidato entre otros en las próximas elecciones presidenciales. Hasta con un mono en corbata como candidato de la oposición “unida” para dichas elecciones, la oposición tendrá la victoria asegurada en virtud de la horrible gestión del Presidente Chávez que tanto nos informan los opositores. De una manera u otra, la enmienda, si se aprueba o no, nunca tendrá el resultado que Ustedes tanto temen: Hugo Chávez en la presidencia, una vez más, mediante elecciones populares.

El representante de la oposición en este debate mantuvo su preocupación, ya casi de manera desesperada. Me informó, con poca claridad y sin ser preciso, que no hay garantías que todo suceda de la manera que debe suceder. Aquí llegamos a la raíz del problema de la campaña actual “Made in USA” en contra de la enmienda. Indirectamente, pues de otra manera se hace demasiado contradictorio, el médico insinúa que el problema es el árbitro. Claro, él me informa que lo que yo le dije es totalmente valido y es lo que naturalmente debe suceder, pero si no hay garantías del “arbitro”, pues solo el déspota puede ganar, una y otra vez. Bueno, digo yo, ya veo que el problema no es la enmienda, no es la campaña de “terror” del Presidente contra los “estudiantes”, ya el verdadero problema es el Consejo Nacional Electoral. De esta manera, el enfoque de la campaña opositora está totalmente errado, y es hasta posible que los estrategas en el exterior dieran una orden equivocada (disculpa, un consejo equivocado). El enfoque de la campaña, como fue en el 2004, debe ser directamente contra el CNE y denunciarlo como la institución más fraudulenta de la historia de América Latina. Ya ni enmienda ni otro asunto importa, el problema es el CNE, y el objetivo debe ser el desprestigio de la misma. Claro, como primer orden de la campaña, todos esos Gobernadores y Alcaldes de la oposición quienes ganaron y ya asumieron sus cargos durante las elecciones pasadas deben inmediatamente renunciar a sus cargos en protesta contra el árbitro que está totalmente en manos del Presidente Chávez. Si el CNE va a cometer fraude en el referéndum de la enmienda o en cualquier proceso electoral a futuro, es necesario asumir que ya cometió fraude el pasado noviembre (ya que la composición del CNE es la misma), por lo cual todos los cargos son ilegítimos, ambos chavistas y de oposición. Es decir, o todos los cargos son legítimos o todos los cargos, y de la misma manera todos los procesos electorales, son ilegítimos. No se puede escoger y denominar ilegitimo el que no te gusta y legal el que si te gusta.

Tome la oportunidad, ejerciendo el derecho a objetar que todos los opositores ejercen abundantemente en este país, para identificar propiamente la problemática de la oposición: es un problema de competencia. Competir contra los candidatos del Chavismo en las últimas elecciones no fue nada fácil, el resultado en las alcaldías es una reflexión de esta dificultad. Pero competir contra Hugo Chávez mismo es una pesadilla, un esfuerzo monumental. Aún no pueden competir con la propia persona del presidente, y la última esperanza que tenían para “salir del ogro” era la limitación a la postulación continúa en la Constitución Bolivariana. Desde que se hizo relevante esta limitación los grupos opositores empezaron a defender a capa y espada la Constitución, documento que estos mismos grupos atacaban con frecuencia antes del tema de la postulación continúa. Pero ahora con la enmienda la esperanza de no tener que enfrentarse al Presidente Chávez se desvanece, esperanza que ha sido remplazada por una profunda desesperación. Es vital impedir la enmienda, ya que es la única posibilidad de tener que competir directamente con el Presidente Chávez, y la desesperación mencionada es lo que produce la violencia. No terminó bien la discusión. Acusado de ser un comunista antidemocrático, se me informó que el médico en cuestión no podrá prestarme los servicios médicos por razones “administrativas”. Gracias a Dios, el médico nunca perderá su derecho de rechazar la enmienda. Claro, este derecho, como el derecho que tendrá el 15 de febrero, como el derecho de llamar al Presidente democráticamente elegido de la República Bolivariana de Venezuela un tirano y un criminal, o el derecho de participar en una marcha demandando la caída del gobierno bolivariano y poder regresar a su casa sano y salvo, todos son derechos que él, y otros, disfrutan en lo que ellos denominan la “dictadura” Chavista, derechos inexistentes durante el periodo de “democracia” que ellos sueñan con tanta melancolía. Ahora más que nunca, se necesita ese diccionario Castellano-Escuálido para poder entender el misterio de la palabra “democracia”, utilizada indiscriminadamente por los portavoces de la oposición de nuestros tiempos.

Restauración comunista italiana: ¿Vuelven la hoz y el martillo?

Plaza de la Bocca della Verità el 12 de octubre, la mañana del cortejo del ‘Orgullo Comunista’, todo era un centello rojo. Rojo de equipo. Rojo de banderas. Banderas de Rifondazione Comunista (PRC), del partido de los comunistas italianos, de la izquierda democrática, de los socialistas, de la CISL (el sindicato de más peso italiano). Roma adoquinada de ideología. Están los signos de aquello que el secretario del PRC, Paolo Ferrero, había vaticinado como “el retorno a los símbolos del comunismo y a la plaza”, para recuperar parte del electorado perdido.

El día del congreso en el que vence el adversario ‘reformista’ Incola Vendola -Gobernador de la región de Apulia, ex parlamentario y líder de una importante corriente en el interior del partido llamada a propósito ‘vendoliana’ que apoya el diálogo con el Partido Democrático y que por ello es más moderada- por solo dos votos, se demostró que se puede aún vencer teniendo el puño en alto y entonando la Internacional. Fue el día en el que los dirigentes del mayor partido comunista italiano votaron no a la refundación pero sí a la restauración de la izquierda.

El odio por Berlusconi como nexo de unión

Sin embargo, hay otros síntomas evidentes en los estratos intermedios y en otros grupos: la lucha interna que divide y complica la izquierda italiana entre corrientes y sub-corrientes, pensamientos de pensamientos, posiciones de posiciones de partidos que todos unidos ni siquiera alcanzan el 3% de consenso. Se mantienen unidos -aunque no bien- gracias al odio 'antiberlusconiano'. Se encuentran, casi siempre, en manifestaciones como la del 11 de octubre contra las políticas del Gobierno en protesta a la reforma educativa anunciada por el ministro Gelmini, la financiación y la cruzada contra los funcionarios del ministro Bunetta. Uno al lado del otro para intentar, sobre el terreno, la mejor de las alianzas posibles. Y pensar cómo dividirse para después unirse bajo un único símbolo para conservar los representantes en las instituciones.

No se ha dicho que lo consiga, sobre todo, considerando lo que le sucedió a ‘la Izquierda de Arcobaleno’ -el proyecto de coexistencia de la izquierda llamada radical de Rifondazione Comunista, Los Verdes, Comunista Italiani y Sinistra democratica- durante las elecciones políticas del pasado abril, donde los comunistas y los verdes perdieros sus asientos en el Parlamento. “El partido se pone en una fuerte dificultad, preso del descontento de los militantes y bajo el ataque por parte del populismo radical de Di Pietro (ex magistrado fundador de un partido político) y Beppe Grillo. Las elecciones europeas, a las cuales la Rifondazione ve como una ocasión para relanzarse, podrían por el contrario transformarse en un nuevo momento de crisis si se llevase a cabo el proyecto del gobierno de situar en el 5% de votos el umbral para tener un representante en Estrasburgo, por debajo de los resultados de estos partidos”, opina Federico Geremicca del diario La Stampa.

Una crisis no solo italiana

“Sobre el PRC (y en parte sobre el Partito Democratico) cabe destacar cómo la crisis de la izquierda italiana es del todo coherente con todo lo que está sucediendo en toda Europa donde (desde los laboristas ingleses hasta los socialdemócratas escandinavos, y socialistas franceses y españoles) las fuerzas reformistas están en crisis de consensos y de proyectos. No por casualidad muchos han seguido las elecciones norteamericanas y la victoria de Obama, entendida ésta como la ocasión para invertir la tendencia y abrir un nuevo ciclo político”.

Hoy por hoy, se empieza a desempolvar el escudo comunista y, por todas partes, el común denominador de todos los partidos es virar más a la izquierda o al comunismo, desde la Rifondazione Comunista a la Sinistra Democratica (ex demócratas de izquierda convertidos, después, con la coalición social cristiana Margherita, Partito Democratico), o los socialistas y los ‘Red’, capitaneados por el ex ministro de Exteriores Máximo D’Alema, del PD. Todos en una gran contracorriente.

jueves, 1 de enero de 2009

Los Juegos de Video Soviéticos

Arcades Sovieticos

La guerra mediática occidental siempre mostró a la Unión Soviética como una nación en donde sus habitantes transcurrían sus vidas en una apatía y sumisión permanentes, sin ningún tipo de diversión o espacios para esparcirse, no obstante se sorprenderían si supieran que en cines, estaciones de trenes y centros de recreo al rededor de la USSR, se agrupaban montones de máquinas de videojuegos.

A finales de los 70 hasta principios de los 90, las fábricas militares soviéticas produjeron unos 70 modelosmodelos japoneses. distintos de máquinas arcade, basándose sobre todo en los primeros


Los videojuegos fueron distribuidos, según palabras de un manual militar, para fomentar la hospitalidad y el ocio como también para el desarrollo de las capacidades visuales. La producción de los juegos cesó con el derrumbamiento de la Unión Soviética y con la llegada de las consolas de Nintendo y de los ordenadores PC, los viejos arcades fueron destruidos o guardados en almacenes y sótanos.

Cuatro chicos de la Universidad de Moscú se pusieron de acuerdo para intentar rescatar estas máquinas32 de ellas y están haciendo todo lo posible para que vuelvan a funcionar. El mes pasado los cuatro abrieron oficialmente el Museo de las Máquinas Soviéticas de Arcade en un refugio de bomba de la era de Stalin debajo de un dormitorio de la Universidad.
Las máquinas están en varios estados, mientras unas funcionan perfectamente, otras lo hacen solo unos minutos y luego pierden el color de la pantalla mientras que otras ni encienden. del olvido. Han localizado por ahora

Una característica curiosa de estas máquinas es que no tienen un ranking de puntuaciones. “Si consigues bastantes puntos ganas en un juego libre, pero no hay ranking” Según cuenta Alexander Stakhanov, uno de los creadores del museo.


Arcades Soviéticos
Los juegos de conducción son uno de los géneros más tratados en los juegos soviéticos. El título de este es Obgon que significa pasar o alcanzar. Solamente dispone de un pedal en el suelo para acelerar. Los juegos de coches soviéticos no tenían cambios de marcha o pedales de freno.

Arcades Soviéticos
En esta foto se puede apreciar la ranura de monedas y el hueco de devolución de dinero. Todas las máquinas costaban 15 kopecks por partida. Las máquinas estaban hechas para la mayoría de las ciudades Rusas, de la Europa Oriental y de Asia central.

Arcades Soviéticos
Gorodki está basada en un juego popular tradicional ruso parecido a los bolos con unos palos. Este es uno de los juegos soviéticos más antiguos datado de la era de Brezhnev.

Arcades Soviéticos
En el Gorodki el palo se controla dirigiendo la palanca de mando a la izquierda y a la derecha. El botón de tiro está integrado en la palanca. El objetivo es recoger tantos palillos en la cesta como sea posible.

Arcades Soviéticos
Una foto de la famosa moneda de 15 kopeck. A mediados de los 80 con 15 kopecks podías comprar varias barras de pan o un plato barato de comida. Los videojuegos no eran negocios en la economía soviética, y tampoco era un lujo.

Arcades Soviéticos
Esta mezcla entre “Lost in Space” y “Pole Position” llamado Magistral (”super autopista”) es el primer juego soviético que permite enfrentarse a dos jugadores.

Arcades Soviéticos
Esta máquina todavía no ha sido reparada pero los creadores del museo están trabajando en ella para que vuelva a ser funcional.

Arcades Soviéticos
Konek Gorbunok está basada en un cuento de hadas Ruso. Es el Zelda soviético, con montones de castillos, princesas y bosques oscuros y profundos.

Arcades Soviéticos
Alexander Stakhanov (izquierda) y Alexander Vucman posan con la máquina Magistral, una de las primeras que han reparado.

Arcades Soviéticos
Balls es uno de los últimos juegos soviéticos lanzado antes de que cayera el comunismo. El juego es muy similar al billar.

Arcades Soviéticos
O1 es el nombre de este arcade y también el número de teléfono de los bomberos. El objetivo es apagar tantos fuegos como sea posible.

Arcades Soviéticos
Dos máquinas más esperando piezas para poder volver a la vida.

Arcades Soviéticos
Sniper-2 es uno de los pocos juegos soviéticos en el que se utiliza un arma. No es un juego violento, a pesar de su apariencia no se dispara a personas si no a objetivos móviles.

Arcades Soviéticos
Los creadores del museo a veces tienen que combinar piezas de varias máquinas iguales en una para poder hacerla funcional. Una vez hecho, el juego quedará para siempre.

Arcades Soviéticos
Ni pukha, ni pera es el Duck Hunt soviético. El museo está buscando todavía por una pistola original.

Arcades Soviéticos
Morskoi Boi (ataque desde el mar) es el juego más popular de todos. Simula una guerra de submarinos ambientada en el pacífico en la Segunda Guerra Mundial, conocida por los rusos como “La mayor guerra patriótica”.

Arcades Soviéticos
Vozdushini Boi (pelea de perros) fue también uno de los arcade más famosos. Es el típico shooter de derribar aviones.

Arcades Soviéticos
Dos máquinas Magistral funcionando correctamente. El museo ha sido contactado varias veces por parte de gente que quería comprar estas máquinas para dar un toque soviético a alguna fiesta de Moscú.

Arcades Soviéticos
Istrebiteli (planes de lucha) es un juego de combate de aviones parecido a Vozdushini Boi.

Arcades Soviéticos
Aquí podemos observar el contador de puntuación mecánico y el joystick metálico.

Arcades Soviéticos
Una vista de la entrada del único salón de recreativos retro que a su vez es refugio de bombas.

Arcades Soviéticos
Skachki es un juego de carreras de caballos con elementos electrónicos y mecánicos.

Arcades Soviéticos
Los del museo encontraron también estos planos de una copia soviética pirata del Apple II. Vienen en unas bolsas militares como las que eran usadas para transportar las cajas de granadas.

Arcades Soviéticos
¡Acaba con el capitalismo destrozando sus aviones del cielo!

Arcades Sovieticos
Autorally es otro juego de conducción.