Al no querer poner mi amigo en una situación difícil, en particular viendo como los pacientes y la recepcionista demostraban una pequeñita-casi indetectable-opinión “desfavorable” sobre la Revolución Bolivariana, decidí ser un poco discreto en mi participación. “Es correcto”, empecé cuidadosamente, “ese tirano va a secuestrar mediante los procedimientos constitucionales el poder para perpetuarse. Es necesario parar a esos dos tiranos”. La expresión de los presentes cambió rápidamente a una de confusión y curiosidad, la amable señora me pregunta; “¿cuales dos?”, Hugo Chávez siendo el único tirano en su universo. “Pues el otro que está haciendo lo mismo, el de Colombia. Ambos deben ser tiranos, pues ambos están tratando de cambiar la constitución de sus países mediante mecanismos electorales para poder “perpetuarse en el poder”. Los dos son lo mismo, los dos tiranos que odian a la democracia. Creo que es necesario darle poder a las dos oposiciones de estos dos países democráticos, Venezuela y Colombia, con la finalidad de luchar contra los déspotas Chávez y Uribe.” Sospecho que al realizar qué tipo de oposición existe en Colombia -la figura de la Senadora Piedad Córdoba seguro que brevemente pasó por sus pensamientos- los pacientes sintieron una leve incomodidad, por lo cual la conversación terminó de manera abrupta: “bueno, no sé”, fue la respuesta de la doña, y cada uno por su lado. Gracias a Dios, no fuimos linchados. El debate sobre la enmienda aquí en Venezuela, como todos los debates políticos, está recargado de elementos ideológicos que crean pre-concepciones basadas en discursos ideológicos en vez de realidades y percepciones críticas.
Aunque unos camaradas quienes apoyan al proyecto revolucionario son también victimas de ideologías heredadas del periodo de la cuarta república, y en varias instancias adoptan posturas poco críticas de sus mismas acciones y discursos, el contenido ideológico de los opositores es necesariamente más inflexible y mas contradictorio, pues es un discurso que necesariamente impide racionalizar sobre la ausencia total de un programa político por parte de los opositores, enfocándose totalmente en una idea: Chávez es malo para Venezuela, toda Venezuela, todo su pueblo, sus instituciones, relaciones internacionales, economía, sociedad, sistema política, artes, literatura, religión, trafico…etc. No importa quién lo sustituya, como lo sustituiría, y de qué manera gobernará, solo es necesario salir de esta persona y su “régimen”. Si violencia en la calle es necesario, si reuniones con representantes diplomáticos de otro país para que se entreguen directrices de cómo tumbar el gobierno son igualmente necesarios, pues todo está justificado bajo el lema del italiano Nicolás Maquiavelo: el fin justifica los medios. Aparentemente, este fin es “restaurar la Democracia” que se perdió, no sabemos exactamente cuando, a raíz del gobierno “ilegitimo” y “dictatorial” de Hugo Chávez. No sabemos cuándo se perdió porque la cantidad de elecciones que se han realizado en esta última década aparentemente para ellos no es “democracia”, palabra que aún no tiene definición clara con tantos usos y abuso que ya tiene la misma en los medios opositores. Aún no tengo un diccionario “Castellano-Escuálido” para poder entender que quieren decir precisamente con esa palabra.
Ya que el debate con quienes rechazan el proyecto bolivariano aporta más a mis estudios sobre la ideología, mantengo más conversaciones con la oposición que con el Chavismo. Entre los más interesantes ha sido el debate sobre la enmienda, identificado por opositores como un vil crimen contra la humanidad, la ley de Dios y del Hombre, la dignidad, y por supuesto, otra vez más, la Democracia. Hablando con un medico que considera que Venezuela legítimamente es el “eje del mal” mencionado por el famoso George W. Bush, el ciudadano (se ofendió cuando lo llame “camarada”) argumentó que la llegada del Presidente Hugo Chávez al poder en Venezuela es el mayor catástrofe o la plaga mas maligna que le haya caído a este país desde su creación en 1830. Evidencia a lo que argumenta se encuentra en la actualidad, los venezolanos vivimos por la peor gestión gubernamental que ha tenido la historia de Venezuela, y hasta de la historia de la Capitanía General también.
Pero ahora viene lo peor, la destrucción oficial de la democracia mediante la “eternidad” dictatorial de Hugo Chávez en el poder. La enmienda es el paso final en el complot para destruir la “fachada” de democracia que existe desde 1999 cuando el tirano asumió el poder. Concluyó que todos los “verdaderos” venezolanos tiene el deber de luchar contra la enmienda “mediante todos los métodos”, pues aquí se está dando la batalla contra el “Comunismo”. Expresó profunda preocupación por la enmienda y que podemos perder todo si se impone dicha “desgracia”, pero que tiene fe que los dirigentes políticos de la oposición y los Gobernadores y Alcaldes de los mismos harán todo lo posible para salvar a Venezuela.
Un discurso tremendamente emocional, casi creía que estaba hablando con un miembro de la resistencia clandestina en Francia durante el yugo Nazi, si no fuera por la lujosa oficina o los precios “solidarios” de sus consultas. En fin, tomando una postura de advocatus diaboli (abogado del diablo), decidí calmar las angustias del médico. Le informo que no tengo idea del porque se siente tan preocupado, pues el futuro de Venezuela, basado en su lógica, ya está seguro. Con los índices de popularidad más bajos de la historia de Venezuela, con el rechazo más contundente que ha sufrido cualquier líder de esta gran nación en su existencia, todo producto del desastre de gestión que es “evidente”, la propuesta del Presidente no solo será derrocada sino que será un rechazo decisivo a la propuesta de enmienda y al propio Presidente Chávez. Y si por cualquier razón la mayoría de los venezolanos se “vuelven locos” y aprueban la enmienda, posiblemente por no tener una visión tan sofisticada como la que él tiene, pues tampoco hay que preocuparse. La enmienda, y corrígeme si me equivoco, no estipula la “coronación” del Rey Hugo I como sigue repitiendo el tal cual ex-“socialista” del difunto MAS, sino que le da el derecho a ser un candidato entre otros en las próximas elecciones presidenciales. Hasta con un mono en corbata como candidato de la oposición “unida” para dichas elecciones, la oposición tendrá la victoria asegurada en virtud de la horrible gestión del Presidente Chávez que tanto nos informan los opositores. De una manera u otra, la enmienda, si se aprueba o no, nunca tendrá el resultado que Ustedes tanto temen: Hugo Chávez en la presidencia, una vez más, mediante elecciones populares.
El representante de la oposición en este debate mantuvo su preocupación, ya casi de manera desesperada. Me informó, con poca claridad y sin ser preciso, que no hay garantías que todo suceda de la manera que debe suceder. Aquí llegamos a la raíz del problema de la campaña actual “Made in USA” en contra de la enmienda. Indirectamente, pues de otra manera se hace demasiado contradictorio, el médico insinúa que el problema es el árbitro. Claro, él me informa que lo que yo le dije es totalmente valido y es lo que naturalmente debe suceder, pero si no hay garantías del “arbitro”, pues solo el déspota puede ganar, una y otra vez. Bueno, digo yo, ya veo que el problema no es la enmienda, no es la campaña de “terror” del Presidente contra los “estudiantes”, ya el verdadero problema es el Consejo Nacional Electoral. De esta manera, el enfoque de la campaña opositora está totalmente errado, y es hasta posible que los estrategas en el exterior dieran una orden equivocada (disculpa, un consejo equivocado). El enfoque de la campaña, como fue en el 2004, debe ser directamente contra el CNE y denunciarlo como la institución más fraudulenta de la historia de América Latina. Ya ni enmienda ni otro asunto importa, el problema es el CNE, y el objetivo debe ser el desprestigio de la misma. Claro, como primer orden de la campaña, todos esos Gobernadores y Alcaldes de la oposición quienes ganaron y ya asumieron sus cargos durante las elecciones pasadas deben inmediatamente renunciar a sus cargos en protesta contra el árbitro que está totalmente en manos del Presidente Chávez. Si el CNE va a cometer fraude en el referéndum de la enmienda o en cualquier proceso electoral a futuro, es necesario asumir que ya cometió fraude el pasado noviembre (ya que la composición del CNE es la misma), por lo cual todos los cargos son ilegítimos, ambos chavistas y de oposición. Es decir, o todos los cargos son legítimos o todos los cargos, y de la misma manera todos los procesos electorales, son ilegítimos. No se puede escoger y denominar ilegitimo el que no te gusta y legal el que si te gusta.
Tome la oportunidad, ejerciendo el derecho a objetar que todos los opositores ejercen abundantemente en este país, para identificar propiamente la problemática de la oposición: es un problema de competencia. Competir contra los candidatos del Chavismo en las últimas elecciones no fue nada fácil, el resultado en las alcaldías es una reflexión de esta dificultad. Pero competir contra Hugo Chávez mismo es una pesadilla, un esfuerzo monumental. Aún no pueden competir con la propia persona del presidente, y la última esperanza que tenían para “salir del ogro” era la limitación a la postulación continúa en la Constitución Bolivariana. Desde que se hizo relevante esta limitación los grupos opositores empezaron a defender a capa y espada la Constitución, documento que estos mismos grupos atacaban con frecuencia antes del tema de la postulación continúa. Pero ahora con la enmienda la esperanza de no tener que enfrentarse al Presidente Chávez se desvanece, esperanza que ha sido remplazada por una profunda desesperación. Es vital impedir la enmienda, ya que es la única posibilidad de tener que competir directamente con el Presidente Chávez, y la desesperación mencionada es lo que produce la violencia. No terminó bien la discusión. Acusado de ser un comunista antidemocrático, se me informó que el médico en cuestión no podrá prestarme los servicios médicos por razones “administrativas”. Gracias a Dios, el médico nunca perderá su derecho de rechazar la enmienda. Claro, este derecho, como el derecho que tendrá el 15 de febrero, como el derecho de llamar al Presidente democráticamente elegido de la República Bolivariana de Venezuela un tirano y un criminal, o el derecho de participar en una marcha demandando la caída del gobierno bolivariano y poder regresar a su casa sano y salvo, todos son derechos que él, y otros, disfrutan en lo que ellos denominan la “dictadura” Chavista, derechos inexistentes durante el periodo de “democracia” que ellos sueñan con tanta melancolía. Ahora más que nunca, se necesita ese diccionario Castellano-Escuálido para poder entender el misterio de la palabra “democracia”, utilizada indiscriminadamente por los portavoces de la oposición de nuestros tiempos.
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