lunes, 10 de mayo de 2010

LA GUERRA DE GUERRILLAS ENTRE 1941–1945

10 de mayo de 2010. AG.- La guerra de guerrillas, participación de amplias masas populares para luchar contra el enemigo en los territorios ocupados, fue un importante elemento del pueblo soviético en la lucha contra el fascismo.

Las personas que las formaron estaban motivadas por la desesperación o por un llamado interno; rechazaban el nuevo “orden” impuesto por los alemanes o estaban decepcionados por el régimen de ocupación. Entre ellos había soldados y oficiales, que se vieron aislados en el territorio ocupado, o que pudieron escapar de los campos de prisioneros. Sin embargo, la mayor parte de los guerrilleros fueron personas de profesiones pacíficas, viejos y jóvenes, que con el tiempo se convirtieron en una fuerza temible para los agresores, capaz de infundirles una permanente sensación de peligro y causándoles un fuerte impacto moral.

La dirigencia de la URSS, por su parte, por todos los medios instaba a la población que se quedó en la zona de ocupación a formar guerrillas y grupos subversivos, desarrollar una guerra de guerrillas, no dejar pasar a las tropas enemigas, volar puentes, descarrilar los trenes, cortar cables, e incendiar almacenes.


 
Los guerrilleros se preparan para volar el ferrocarril

En una resolución especial del Comité Central del partido comunista, fechada el 18 de julio de 1941 y titulada “Sobre la organización de la lucha en la retaguardia de las tropas enemigas”, el partido instó a las entidades en todos los niveles a promover la lucha clandestina y la formación de guerrillas; a “ayudar a formar por todos los medios disponibles destacamentos de guerrilleros de infantería y caballería; grupos subversivos y de exterminio; y a desplegar “una red clandestina de nuestras organizaciones bolcheviques en el territorio ocupado para liderar todas las actividades contra los ocupantes fascistas”.

La primera guerrilla se formó el primer día de la guerra, el 22 de junio de 1941, en Bielorrusia, librando su primer combate el 28 de junio al eliminar un tanque de reconocimiento, tomar prisioneros y capturar mapas. El destacamento fue encabezado por Vasili Korzh, un militar y guerrillero experimentado participante de la Guerra Civil Española y que se hizo famoso durante la Gran Guerra Patria. Teniendo solo tres grados de enseñanza en la escuela, se convirtió en general guerrillero al encabezar en Bielorrusia el destacamento más grande de ellos: unos 15 mil efectivos. En el territorio que controlaba, Korzh instaló un aeródromo e incluso una imprenta y estableció su orden. Así, por ejemplo, se castigaba con mano dura a los saqueadores, incluyendo a los guerrilleros: “Estamos combatiendo por el pueblo. Nunca maltraten al campesino. Pídanle un pedazo de pan, si hace falta, pero nunca lo tomen a la fuerza. Si maltratas a un campesino pondremos fin a tu vida de guerrillero, al culpable lo encontrarán debajo de la tierra…”

Durante la guerra el destacamento de Korzh eliminó a 26 mil invasores, tomó 422 prisioneros, hizo descarrilar 468 trenes y destruyó más de 700 vehículos. El 15 de agosto de 1944 le otorgaron el título honorífico de Héroe de la Unión Soviética (HUS).

Otro legendario jefe guerrillero fue el ucraniano Sidor Kovpak. Uno de sus correligionarios, combatiente de reconocimiento, lo describió como “…un viejo de sesenta años, sin enseñanza alguna, que sirvió en un comando de reconocimiento durante la Primera Guerra Mundial, viejo y bravo soldado, que pasó a rastras por trincheras y las tierras de Galicia [ucraniana] y los Montes Cárpatos, galardonado con las dos cruces de San Jorge por su valentía, y veterano de la división de Chapaev durante la Guerra Civil…”


    
Sidor Kovpak, jefe de brigada guerrillera

A inicios de 1941, Kovpak formó una pequeña guerrilla. El inicio fue modesto, ni siquiera todos los combatientes tenían armas. Posteriormente, el destacamento de Kovpak “El viejo”, como lo llamaron sus combatientes, fue creciendo permanentemente. A su cargo tuvieron varias operaciones, por ejemplo, la voladura simultánea de cinco puentes en el nudo ferroviario Sarni, que resultó de tremenda importancia para cortar las vías de abastecimiento de los Ejércitos alemanes del sur.

Kovpak se dio cuenta de que para sobrevivir era imprescindible estar permanentemente en movimiento, no parar por mucho tiempo en un lugar. Más tarde recordaría: “durante nuestras acciones de maniobra paulatinamente desarrollamos nuestras reglas de movimiento de guerrillas: empezar la marcha al atardecer y descansar de día en bosques o aldeas lejanas; conocer todo lo que pasaba adelante y en los flancos; no moverse por mucho tiempo en la misma dirección; preferir los rodeos a los caminos rectos; asignar destacamentos de contención; eliminar las pequeñas guarniciones o grupos y hacer emboscadas sin dejar rastros; en ningún caso admitir movimientos fuera de orden; no salirse de las filas; siempre estar preparado para que la columna de viaje logre en minutos una defensa perimétrica y abra fuego demoledor ante la aparición del enemigo; hacer que algunas piezas de artillería salgan a ocupar una posición mientras otras abren fuego desde la marcha; moverse las fuerzas principales por caminos lejanos y conocidos solo por habitantes locales, mientras que los comandos especiales usan los caminos importantes y las vías férreas para cerrarlos al enemigo; volar puentes y rieles; cortar cables; descarrilar trenes”.

Por la noche, por donde pasaba una columna reinaba el silencio, mientras que a la distancia todo estaba ardiendo y retumbando. “Nadie sabe ni debe saber adónde vamos y de dónde hemos venido. Todo el pueblo está combatiendo y nosotros somos tan solo un pequeño arroyo en este temible flujo de guerra popular”, decía.


 
Diferentes generaciones de guerrilleros

Gracias a los combatientes de Kovpak, las guerrillas liberaron vastas zonas de las manos de los fascistas y sus secuaces en varios territorios ocupados de Bielorrusia y de la provincia de Briansk.

Una de las más destacadas operaciones realizada por el destacamento de “El viejo” fue la eliminación de los yacimientos petrolíferos en los Montes Cárpatos, en medio de una profunda retaguardia enemiga, pues estos eran una fuente importante de abastacimiento de combustible del Grupo de Ejércitos Sur del Wehrmacht. En el verano de 1943, los guerrilleros volaron las torres de petróleo, los depósitos de carburantes y tres plantas de procesamiento de crudo. Al enterarse de lo acontecido, Hitler exigió eliminar el destacamento de Kovpak. Contra los 1.500 combatientes de “El viejo” fueron lanzados ocho regimientos del ejército alemán y una división de SS. Los alemanes rodearon a sus guerrilleros, pero el destacamento de Kovpak se dividió en seis grupos, cada uno de los cuales se fue en distintas direcciones. Pese a las grandes bajas, los guerrilleros pudieron romper el cerco y más tarde volver a reunirse.

Por su valentía y cumplimiento ejemplar de las tareas encomendadas, a Sidor Kovpak le otorgaron su primer título de HUS en mayo de 1942, y el segundo, en enero de 1944. Por su eficaz mando de los destacamentos guerrilleros fue uno de los primeros jefes de guerrillas que fue ascendido a general.

Se considera que a finales de 1941 las guerrillas contaban con 90 mil combatientes, siendo más de dos mil el número de sus destacamentos. De este modo, los primeros grupos de ellos eran muy poco numerosos e incorporaban pocas decenas de efectivos. El primer invierno de la guerra fue muy frío, las guerrillas no tenían bases instaladas, les faltaban armas y era difícil conseguir comida. Todo ello complicaba su actuación. Sin embargo, el número de estos grupos siguió creciendo a tal grado que, para finales de 1943, ya incorporaban hasta 250 mil efectivos.

Desde mayo de 1942, el mando estratégico de los guerrilleros se ejercía por el Estado Central del Movimiento Guerrillero a través de un sistema de estados republicanos y provinciales. Como resultado de tal interacción, el movimiento guerrillero se hizo más organizado y eficaz. Así, por ejemplo, en agosto de 1942 se registraron 150 descarrilamientos de trenes; en octubre, 210; y en noviembre, 240. Los guerrilleros se hicieron más atrevidos y hasta empezaron a atacar a columnas enemigas en marcha. En definitiva, las zonas bajo las acciones guerrilleras se hicieron para los alemanes lugares de creciente peligro, incluso las empezaron a marcar en los mapas con signos especiales.

En junio de 1943, en plena batalla de Kursk, se inició la operación guerrillera llamada “la guerra de rieles”. En un mes, esta operación ejecutada por comandos de 100 mil combatientes, voló gran número de rieles, trenes y puentes. La capacidad de las vías férreas disminuyó en un 35–40% y durante largo tiempo los alemanes no pudieron recuperarla.





En la etapa final de la Gran Guerra Patria, cuando las tropas soviéticas empezaron a expulsar al agresor del territorio nacional, las guerrillas hicieron mucho para salvar a los habitantes locales de ser transportados a los campos de trabajo en Alemania, resguardaron sus bienes, y también ayudaron en todo al ejército durante las operaciones ofensivas.

Normalmente los guerrilleros estaban armados con armas ligeras: pistolas, ametralladoras ligeras, fusiles, granadas de mano y, solo a veces, disponían de morteros y artillería. Prestaban juramento todas las personas que ingresaron en sus destacamentos (incluso ex militares). La disciplina en las guerrillas fue rigurosa.

Al inicio de la guerra caían cerca del 90% de los combatientes de los grupos, mientras que para el final de la guerra este porcentaje se redujo a 10%. Aparte de la actividad subversiva (eliminación de medios de comunicación, eliminación y contaminación de conductos y pozos de agua, etc.), los guerrilleros participaron directamente en combates brindando apoyo a las tropas regulares y cumplían misiones de reconocimiento y espionaje, propaganda política, o eliminación de colaboracionistas.

Las principales zonas de sus actividades eran las extensas áreas de bosques y pantanos de Ucrania y Bielorrusia, así como las provincias rusas de Briansk, Pskov, Leningrado y Smolensk. Pequeñas guerrillas actuaban además en el territorio de las Repúblicas del Mar Báltico (Lituania, Letonia y Estonia).

Sus relaciones con la población local de la URSS a veces eran contradictorias. La ayuda de la población fue para ellas de vital importancia, siendo el factor principal de su éxito. Pero, en algunos casos, los guerrilleros demandaban a los locales abandonar sus casas y quemarlas antes de retirarse, con lo que se convirtieron en sus enemigos y, al ser combatidos, ejercieron violencia contra los pobladores. También se registraron casos de comandos especiales formados por nazis para desacreditar al movimiento de resistencia. Los pseudoguerrilleros eran normalmente colaboracionistas y cometieron asesinatos entre los habitantes locales.

El movimiento guerrillero realizó centenares de grandes hazañas gracias a personas humildes, en su mayoría simples trabajadores que se levantaron en armas para defender a su Patria e intentar hacer todo lo posible para que se marcharan los invasores. El amor a la Patria y el odio a los agresores unieron a cientos de miles de personas de los más disímiles estratos y condiciones de vida: niños que cumplieron misiones de reconocimiento, muchachas que descarrilaron los trenes o viejos que volaron puentes y organizaron emboscadas.

VASILI ZÁITSEV. EL LEGENDARIO FRANCOTIRADOR SOVIÉTICO

10 de mayo de 2010. AG.- Vasili Záitsev es uno de los francotiradores más famosos del mundo que durante el período del 10 de noviembre hasta el 17 de diciembre de 1942 en los combates por Stalingrado abatió a 225 soldados y oficiales fascistas, incluidos 11 francotiradores.

Nacido el 23 de marzo de 1915 en una aldea en la región rusa de Cheliábinsk en una familia de campesinos, desde la niñez estuvo relacionado con la caza: en primer lugar con el arco y, más tarde, con armas de fuego, de las cuales la primera de ellas fue un obsequio de su abuelo cuando sólo tenía 12 años de edad. Estudió en la escuela técnica de Magnitogorsk y sirvió como contable en la Escuadra Soviética del Lejano Oriente.

Cuando empezó la Segunda Guerra Mundial, Vasili tenía 26 años y ya era no sólo un excelente tirador, sino también un maestro del camuflaje y la paciencia. Tuvo todas las cualidades de un francotirador profesional: la agudeza visual, oído sensible, firmeza, sangre fría, valentía, argucia militar. Supo escoger las mejores posiciones, enmascararse; se escondía de los soldados enemigos en los lugares donde nunca le esperaban encontrar. El francotirador glorificado batía al enemigo implacablemente.

Un duelo de Záitsev contra el jefe de la escuela berlinesa de francotiradores, el comandante König (según otra versión su nombre real sería Heinz Thorvald), le dio al francotirador fama mundial. König fue enviado a Stalingrado con el objetivo de arreglar el trabajo de los francotiradores en el ejército alemán y eliminar personalmente al famoso francotirador soviético, destruyendo de ese modo la leyenda de su invencibilidad y levantando así el espíritu combativo de los soldados de la Wermacht.

Vasili Zaitsev escribió de ese duelo: "Conocía 'la firma' de los francotiradores fascistas por el carácter de sus disparos, su camuflaje y en seguida distinguía a los tiradores más profesionales de los novatos, a los cobardes de los enemigos valientes y decisivos".

"Sin embargo el carácter del 'superfrancotirador' alemán era un secreto para mí. Las observaciones diarias de nuestros compañeros no daban ningún resultado. Era difícil decir en qué parte se encontraba. Probablemente cambiara sus posiciones con frecuencia y me buscaba con la misma precaución con la que yo le buscaba a él. Un día a mi amigo Morózov el alemán le destrozó el visor óptico del rifle e hirió a Sheikin. Morózov y Sheikin se consideraban francotiradores muy profesionales, conseguían triunfos en las luchas más difíciles. Ya no tenía dudas de que se habían tropezado con el 'superfrancotirador' fascista que buscaba yo".

"Al amanecer ocupamos con Nikolai Kulikov las mismas posiciones en las que el día anterior estuvieron nuestros compañeros. Observando el conocido paisaje no descubro nada nuevo. Termina el día. De repente, sobre la trinchera fascista aparece inesperadamente un casco y se mueve despacio a lo largo de la trinchera. ¿Disparar? ¡No! Es una trampa; el casco empieza a balancearse de manera no natural, es probable que lo lleve el ayudante del francotirador, él mismo espera que yo me descubra por mi disparo".

"¿Dónde se oculta?, le pregunté a Kulikov, cuando por la noche abandonábamos nuestro escondite. Por la paciencia que manifestó el enemigo durante el día, adiviné que el francotirador berlinés estuvo aquí".

"Pasa el segundo día. ¿Quién de nosotros tendrá los nervios más fuertes? ¿Quién resultará ser más pícaro?".

"Observaba con mucha atención durante mucho tiempo las posiciones de los enemigos, pero no pudía encontrar su escondrijo. Continúo observando".





"Entre el tanque y el fortín se encuentra una hoja de hierro con un montículo de ladrillos rotos. Lleva allí ya mucho tiempo. Me imagino en el lugar del adversario y me pregunto: ¿Dónde sería mejor situar el puesto de francotirador? ¿Ocuparía la posición bajo aquella hoja?".

"A lo mejor se oculta allí, bajo la hoja de hierro en la zona neutral. Decidí comprobarlo. Puse una manopla en una tablilla, la levanté. El fascista se dejó engañar. Un impacto directo, seguro que está debajo de la hoja".

"Es necesario hacerle aparecer y apuntar por lo menos a un trozo de su cabeza. Ahora es inútil tratar de conseguirlo. Necesito tiempo. Pero ya conozco el carácter del fascista. No cambiará esa posición tan buena. Nosotros por nuestra parte teníamos que cambiar la posición obligatoriamente".

"Nos quedamos hasta el amanecer. El sol salía muy rápido y con la llegada del día el combate se desarrolló con más fuerza. Pero ningún ruído pudo distraernos de cumplir nuestra tarea".

"Durante la primera parte del día decidimos hacer una pausa, pues el brillo de la óptica podía delatarnos. Por la tarde nuestros fusiles estaban en la sombra, mientras que sobre la posición del fascista caían directamente los rayos del sol. En un borde de la hoja algo brilló: ¿Un trozo de cristal o el visor óptico? Con mucho cuidado, como sólo lo puede hacer el francotirador más experto, Kulikov empezó a levantar el casco. El fascista disparó. El hitleriano pensó que había asesinado por fin al francotirador soviético al que intentaba cazar desde hacía cuatro días y mostró su cabeza. Con eso contaba yo. Mi impacto fue preciso. La cabeza del fascista bajó y el visor óptico de su fusil, inmóvil, continuó brillando bajo el sol hasta la noche...".

"Al atardecer, nuestros soldados atacaron a los alemanes y en el fragor del combate sacaron de la hoja de hierro al comandante fascista muerto. Tomaron sus documentos y los llevaron a su jefe de división".

Esta parte de la historia de Vasili Zaitzev fue inmortalizada en la película 'Enemigo a las puertas' (2001) donde el papel del francotirador ruso lo interpreta el actor británico Jude Law.



Vasili no tuvo posibilidad de celebrar con sus compañeros de combate la victoria sobre los hitlerianos en la batalla de Staligrado. En enero de 1943 pisó una mina, recibió graves heridas y casi se quedó ciego. Tras varias operaciones quirúrgicas los médicos consiguieron devolverle la vista. El 22 de febrero de 1943 recibió el título de 'Héroe de la Unión Soviética'.

Al recobrarse de las heridas, Vasili continuó entrenando a los francotiradores hasta los últimos días de la guerra, dirigió una sección de morteros y más tarde una compañía militar.

Después de la Guerra, Zaitsev escribió dos manuales para francotiradores, se graduó en un instituto de producción textil y de industria ligera. Trabajó como director de una fábrica de maquinaria, como director de la fábrica de confección Ucrania y como responsable del Instituto de la Industria Ligera. Continuó siendo aficionado al tiro con escopeta hasta los últimos días de su vida. Incluso ya en la vejez no perdió su acierto.

Murió el 15 de diciembre de 1991. A pesar de su el último deseo, ser enterrado en Stalingrado, le enterraron en Kiev. Y en 2006, gracias a los esfuerzos de su viuda, Zinaída Zaitseva, las cenizas de Vasili Zaitsev fueron trasladadas al Mamáev Kurgán en las afueras de Stalingrado (Volgogrado actual).

LA VIDA BAJO LA OCUPACIÓN MILITAR NAZI

10 de mayo de 2010. AG.- En los primeros meses de la Gran Guerra Patria, los nazis consiguieron ocupar enormes territorios de la URSS, habitados por un tercio de toda la población del país.

Ya en los años 1939-1940 se elaboró el Generalplan Ost (GPO), un plan de genocidio y limpieza étnica, concebido para ser realizado en los territorios ocupados por Alemania en Europa del Este con el objetivo de asimilarlos. El GPO tenía previsto exterminar totalmente la población judía en el área y reducir el número de los autóctonos en estas áreas limitando la natalidad. Se trató de decenas de millones de polacos, rusos, ucranianos y lituanos. Los territorios 'liberados' tenían que ser repoblados por alemanes.

 
Niños soviéticos limpian botas a soldados alemanes


Sin embargo, a inicios de la Guerra, habitantes de los ex territorios polacos en la Ucrania Occidental, dieron la bienvenida a los nazis. Veían en los fascistas una maldad menor, en comparación con el duro régimen comunista que privaba del derecho a la propiedad, a la fe religiosa y a la libertad de opiniones políticas. Los nazis consiguieron aprovecharse de la situación, acentuando su disponibilidad para reinaugurar las iglesias y devolver la propiedad privada a los antiguos propietarios.

Los territorios soviéticos que se encontraron bajo la ocupación militar de los nazis, recibieron diferentes estatus jurídicos. Algunos fueron incluídos en el Reich, como los Reichskommissariat de Ucrania y de Ostland, fueron administrados por autoridades civiles, otros se denominaron como 'ocupados', los de Rusia, sobre todo, y tuvieron una administración militar.

En los 'territorios ocupados' entre los lugareños se elegían policías que, comandados por los nazis, ejercían controles. La población fue clasificada, la gente no tenía derecho a desplazarse a otra localidad, tenían que pagar unos impuestos establecidos arbitrariamente, y se vieron obligados a seguir numerosas regulaciones muy severas. La pena más dura por violar las regulaciones era la de muerte.



Ejecución de ciudadanos soviéticos por los fascistas


En diferentes territorios ocupados los autóctonos llevaban vidas muy distintas. En algunos actuaban los guerrilleros, arrasando e incendiando aldeas enteras, en las que se albergaban los nazis. Pero había también territorios donde los lugareños se mostraban dispuestos a mantener relaciones cordiales con los fascistas: trabajaban para ellos para ganarse la vida y salvar a sus familias, suponiendo que la colaboración sería mejor solución que una resistencia implacable. Sin embargo, según las estadísticas, en la mayoría de los casos no funcionó.

Resulta muy difícil estimar aún un número aproximado de víctimas de la ocupación. Según algunos datos, pereció una quinta parte de la población de los territorios ocupados: unos 10 millones de personas.



Descabezada estatua de Stalin


TESTIMONIOS


Uno de los más impactantes es un diario de un ciudadano de la ciudad de Taganrog, descubierto en 1943 por investigadores de la Comisión Extraordinaria Estatal. La obra de Nikolái Saenko ofrece imágenes de la vida cotidiana bajo la ocupación militar de los nazis:

"Son tres meses ya, desde que Taganrog cayó bajo el poder de los fascistas. Los habitantes ya hemos visto algo y por eso nos sentimos inseguros, indefensos y desamparados. Si le gusta a un alemán alguna cosa en el mercado, saca un marco o cualquier otra suma que le dé la gana, la arroja en la mesa y toma lo que sea, sin pedir el consentimiento del propietario, da igual cuanto cueste en realidad, aunque fuese cinco veces más cara".

"La gente empieza a sufrir la hambruna, ya no tienen nada que puedan cambiar para recibir productos, las tiendas están vacías y falta keroseno. Con las cartillas de pan se puede recibir el trigo solamente y para hacer el pan, hay que remojarlo y molerlo con picadoras de carne".

Los que se sienten bien bajo la ocupación

"Las propietarias de las casas en las que se alojaron los alemanes, los oficiales en especial, se muestran muy contentas. Disponen de alimentos, leña, keroseno y cualquier cosa que necesiten, garantizados".

"Alguna gente dejó de trabajar y se dedicó al robo de todo tipo de materiales y alimentos. Se apoderaban de vacas y cerdos, que no les pertenecían, en la estepa, para degollarlos y salar la carne. De sus propias oficinas roban mesas, relojes, aritmómetros, máquinas de escribir y hasta contadores de electricidad. Se dedican a la comercialización y trueques, viajando por las aldeas. Y los artesanos fabrican todo tipo de artículos para el uso doméstico con los materiales robados y viven sin problemas".

"Y también hay los que desde los primeros días de los alemanes en el poder estuvieron de guardia a las puertas de las fábricas, esperando que les contrataran. Si les preguntamos por qué están allí, responderán que les obligaron".

"Los que sufren más son aquellos que no hurtan, ni roban, ni van a las fábricas a trabajar para los alemanes".

"2 de febrero de 1942. Desde las 18:00 se ve un resplandor muy grande en el oeste. Descubrimos que a unos 25 kilómetros los alemanes prendieron fuego a un koljós gitano, fusilaron a todos los gitanos y recogieron sus bienes".

"Son cinco meses ya desde que los alemanes ocuparon Taganrog. Las calles volvieron a recibir sus nombres antiguos, los que tenían antes de la Revolución. La especulación y comercio privados están floreciendo. El agua está disponible en surtidores públicos y a ciertas horas solamente, desde las 9 hasta las 16. No hay luz, el keroseno es extremadamente caro y es muy difícil calentar las viviendas. Todos los cobertizos y vallas han sido cortados para obtener leña".

"La mayoría sufre de hambruna. Algunos se vieron obligados a ir a aldeas unas 15 veces y a unos 60 kilómetros para conseguir alimentos. Sufrieron congelamientos y hubo muchos que murieron de frío".

"5 de abril de 1942. Es domingo. Pascua. Los sacerdotes se sienten muy cómodos y celebran misas. Los ancianos lugareños parecen reencontrar su fe y acuden a ellas. No pude creer mis propios ojos cuando vi al sumo sacerdote con la sotana y con una cruz en el cuello. Era mi ex compañero de la fábrica, que trabajó de custodio en una lavandería industrial y últimamente hacía de sastre, cosiendo sábanas y fundas".

"10 de mayo de 1942. Hoy hay otra partida para Alemania. Mandaron allí solamente a los jóvenes. Era como si todavía estuviéramos en la época de la esclavitud: la gente estaba parada, esperando a que vinieran a recogerles y llevarles, Dios sabe dónde, y no hay nadie a quien se pueda preguntar y si insistes en hacerlo, te pegan..."

"Los alemanes están marchando con sus canciones. Los autóctonos ya no pueden escucharlas con calma, no paran de pensar en cuándo terminará todo esto".

"Los campesinos que cultivan cereales al principio dieron la bienvenida a los alemanes. Pensaban que llegaría la libertad, no habría ni impuestos, ni cosechas que estaban obligados a almacenar para el Gobierno soviético central. Pero todo resultó al revés. Se llevan todos los alimentos. Así que ahora un 80% está esperando que se vayan los alemanes. Y en las ciudades también. Aún aquellos que lograron establecer sus propios talleres, empiezan a decir que los sacrificarían con tal de que se fueran los alemanes".

"17 de julio de 1942. Son nueve meses ya desde que los alemanes ocuparon Taganrog. En la ciudad aparecieron un montón de vagabundos. Los miserables están en cada rincón, pidiendo limosnas".

"Es muy alta la mortalidad, entre los ancianos, sobre todo. Un 50% de toda la población está hinchada a causa de la desnutrición. Alrededor de las cocinas alemanas siempre hay multitudes de niños, viejos y mujeres, esperando que les dejen los restos de la comida o algunos alimentos, descartados por un médico por estar 'defectuosos'. Muchos sobreviven de eso".

LA VIDA EN LA RETAGUARDIA

10 de mayo de 2010. AG.- La catástrofe militar de 1941, y la ocupación nazi de las más importantes regiones económicamente desarrolladas en el sur y oeste del país, obligaron al Gobierno de la URSS a tomar medidas urgentes para reestructurar y reorientar la economía, evacuando al mismo tiempo el mayor potencial industrial y parte de la población a la retaguardia. Debido a que los jefes del país no esperaban que tuvieran que sobrellevar una guerra en su territorio, habían considerado razonable aglomerar el 80% de las plantas de guerra en las regiones del oeste.

A pesar de la confusión que se apoderó de los líderes políticos, dos días después desde el ataque de las tropas alemanas contra la URSS, el 24 de junio, fueron iniciadas las medidas de preservación de la industria amenazada. Aquel día fue establecido el Consejo de Evacuación, llamado a ejecutar la retirada de la población, así como de los recursos industriales y alimenticios.

El traslado de la industria hacia el este del territorio se realizó en dos etapas: el verano-otoño de 1941 y el verano-otoño de 1942. En la primera etapa el Consejo tuvo que cambiar constantemente los planes debido al curso de las hostilidades, imposibles de controlar por el Ejército Rojo. Así, la operación de la evacuación de Bielorrusia se detuvo forzosamente ya en agosto puesto que la república fue totalmente ocupada por el Wehrmacht. En la región de Leningrado el sitio puso fin a la evacuación a principios de septiembre de 1941. Las plantas que continuaron su trabajo en la parte oeste del país empezaron a sufrir problemas de suministros de materias primas y equipamiento hacia finales de 1941.

Se evacuaban plantas enteras. Las desmontaban en el último momento cuando ya era evidente que habría que retroceder, a menudo bajo fuego enemigo, y se las cargaba en trenes para llevarlas a miles de kilómetros. En el nuevo lugar se las montaba de nuevo, replanteándose en muchas ocasiones el objetivo mismo de la fábrica. Los obreros evacuados trabajaban entre 13 a 14 horas diarias y se veían obligados a albergarse en barracas y vivir en condiciones durísimas.




Preparación de cóctel molotov


Según los resultados de la primera etapa de evacuación, en 4 a 5 meses las autoridades lograron trasladar a otras regiones cerca de 1530 plantas importantes. En 1941 evacuaron cerca de 7 millones de personas del teatro de la guerra y de las áreas cercanas; en 1942 a 4 millones más.


Al encontrarse en el sitio nuevo los ciudadanos soviéticos evacuados, en su gran mayoría, mujeres, comenzaban a trabajar en fábricas y plantas que suministraban todo lo necesario para el frente, desde misiles hasta botas. Actividades especiales de movilización contribuyeron a que tres millones de graduados de escuelas rurales formaran parte de estas factorías y obras de construcción.

Gracias a toda esta gente, en 1942 la industria soviética dio un salto gigantesco y fue totalmente reorientada para abastecer el Ejército. Esta serie de actividades de evacuación fueron de tal envergadura y tan exitosas que no tuvieron igual en el mundo. Desde principios de 1942, tanto las ciencias técnicas, como la industria soviéticas empezaron a acelerar su desarrollo. La URSS consiguió alcanzar un nivel completamente diferente en cantidad de armamento producido (2.100 aviones y 2.000 carros de combate al mes), y lo más importante, en su calidad: el tanque T-34 y el avión de ataque Il-2 recibieron características técnicas completamente distintas de las de sus antecesores, lo que cambió la trayectoría de la guerra.


Los trabajadores de la retaguardia fueron ante todo millones de mujeres, viejos y adolescentes. Todos los hombres que podían levantar un fusil se fueron al frente; atrás quedaron los enfermos o minusválidos. Ellos debían reemplazar a millones de obreros y koljosianos que se fueron a la guerra. A menudo tenían que recapacitarse profesionalmente: esto también fue bien pensado, ya que en la retaguardia y en la evacuación abrieron decenas de escuelas profesionales por las que pasaron centenares de miles de ciudadanos soviéticos.





Construcción de barricadas


El trabajo en el campo fue uno de los más duros en aquella época. El Ejército Rojo incautó casi todos los caballos para el frente, dejando a las economías privadas sin su principal fuerza animal. Para arar su huerto, el principal medio de supervivencia, las mujeres y viejos tenían que hacerlo a mano después de un turno en un koljós (donde muy a menudo no tenían suficiente maquinaria agrícola) u otro trabajo. En la campaña de siembra se acostaban a las 12 y se levantaban a las 3 de la madrugada.


Una campesina recuerda que “trabajaban sin días de descanso, sin paga”: “Habría sido por el ambiente general de aquel tiempo. No se podía vivir de otra manera. Los niños empezaban a trabajar a los 12 años en el koljós y trabajaban como adultos, desde las 7 hasta que no se viera nada en la oscuridad… El huerto era de gran ayuda, nos salvaba, especialmente si teníamos una vaca. Yo sembraba patatas, pepinos, cebolla. Tenía un terreno de 4000 metros cuadrados, que no se podía tener más. Pagábamos el impuesto con patatas y las secábamos para enviar al frente”.

Además del trabajo en las fábricas y koljoses, la gente debía participar en los trabajos sociales: ayudar a construir fortificaciones, carreteras, escavar trincheras, cortar leña. A pesar de la baja remuneración, los de la retaguardia solían entregar parte de sus salarios para la construcción de carros y aviones. Es famoso el tanque T-60 “Maliutka” (El Pequeño) que participó en la batalla de Stalingrado, construido con las donaciones de los escolares y menores de Omsk .

Los agotados trabajadores de la retaguardia regularmente donaban sangre para los soldados heridos, arriesgando su propia salud. Para una persona de nuestros días es difícil imaginar que tal abnegación fuera normal para el ciudadano soviético de aquellos años durísimos, pero los recuerdos de quienes los vivieron testimonian que así fue.




Cavando trincheras


Se dice que la guerra no tiene cara femenina, pero las mujeres soviéticas participaron de forma muy activa en las operaciones militares y en el trabajo en la retaguardia. Durante la Gran Guerra el porcentaje de mujeres en la economía nacional aumentó de 37% a 53%. Las mujeres llegaron a ser la mayor parte de la plantilla de las fábricas y dominaron nuevas profesiones, haciendo casi todo el abanico de labores en la industria, en la construcción y el transporte.

LA ORDEN SOVIÉTICA DE LA GUERRA PATRIA

10 de mayo de 2010. AG.- Para finales del siglo XIX Rusia ya contaba con un sistema de condecoración bastante amplio, cuyas raíces se puede rastrear a la época de Pedro el Grande. Él instituyó tres órdenes y creó el sistema para su entrega.

Las autoridades soviéticas y el Partido Comunista desarrollaron el sistema de condecoraciones de la URSS y prestaron mucha atención a la condecoración de los militares durante los durísimos años de la Gran Guerra Patria. El heroísmo que los soldados y oficiales mostraron en las batallas contra los nazis resultó tener un carácter tan masivo, y las hazañas realizadas entre 1941–1945 fueron tan diversas, que surgió la necesidad de crear nuevas órdenes militares.

La Orden de la Guerra Patria

Orden militar de la URSS instituida por el Decreto de la Presidencia del Soviet Supremo de la URSS del 20 de mayo de 1942.

Durante 35 años la orden de la Guerra Patria fue la única condecoración soviética que se entregaba a la familia después de la muerte del condecorado mientras que otras condecoraciones se devolvían al Estado. Solo en 1977 esta regla de dejar la orden en la familia abarcó a otras condecoraciones y medallas.

El estatuto de la orden dice que el 1.er rango se otorga al que elimine personalmente 2 carros de combate enemigos pesados o medios o 3 tanques ligeros; o, componiendo una dotación del arma, quienes eliminen 3 carros pesados o medios o 5 ligeros.

La orden del 2.° rango se otorgaba por la eliminación personal de 1 carro enemigo pesado o medio o 2 ligeros; o, componiendo una dotación del arma, 2 carros pesados o medios o 3 ligeros.

Estas “normativas” fueron superadas en muchas veces por la hazaña de los artilleros del grupo de la guardia dirigido por el capitán I. Krikli en mayo de 1942. En aquel entonces, las posiciones de los soldados soviéticos se encontraron bajo el ataque de decenas de tanques nazis, pero ellos no cedieron. Bajo el comando de su jefe los artilleros destruyeron 32 tanques enemigos en dos días de batalla constante. El capitán Krikli personalmente abatió 5 carros alemanes, pero recibió una herida mortal y pronto falleció.

Tras la muerte de todos los soldados de la dotación, sólo el sargento primero A. Smirnov continuó disparando del arma. Cuando un fragmento del misil enemigo le arrancó una mano, Smirnov siguió disparando con el brazo restante. En total destruyó 6 tanques alemanes.

El comisario del grupo, I. Statsenko, no sólo dirigió a sus subalternos, sino que también les inspiró con su ejemplo tras abatir personalmente varios carros de combate alemanes.

Por su hazaña el capitán Krikli fue condecorado a título póstumo con la orden de la Guerra Patria de 1.er rango, haciéndose el primer caballero de la orden. Junto con él recibieron la condecoración el comisario Statsenko y el sargento Smirnov. Otros seis soldados de este grupo recibieron la orden de 2.° rango.

MEDALLAS DE LA GRAN GUERRA PATRIA

10 de mayo de 2010. AG.- Para finales del siglo XIX Rusia ya contaba con un sistema de condecoración bastante amplio cuyas raíces se pueden rastrear hasta la época de Pedro el Grande quien instituyó tres órdenes e instauró el sistema para su entrega.

El título del Héroe de la Unión Soviética y la medalla “Estrella de Oro”

Antes del inicio de la agresión fascista en la URSS existían dos medallas militares: “Al Valor” y “Al Mérito Militar”, instituidas en 1938. Durante la guerra fueron entregadas más de 4 millones de veces. Mientras tanto, el título de distinción de máxima categoría, el del Héroe de la Unión Soviética, fue establecido en 1934 y cinco años más tarde llegó a ser acompañado por la medalla “Estrella de Oro”.

El título del Héroe de la Unión Soviética se otorgó a cerca de 13.000 personas durante la existencia de la URSS.

Los primeros en recibir este título de honor fueron 11 jefes militares del Ejército Rojo que participaron en la guerra civil en España. Todos eran pilotos y tres de ellos extranjeros: el italiano Primo Gibelli, el alemán Ernst Schacht y el búlgaro Zakhari Zakhariev. En total 59 participantes de la guerra en España (1936–1939) recibieron este título.

154 personas fueron doblemente nombrados Héroes de la Unión Soviética.

Tres “Estrellas de Oro” las tienen sólo tres personas: el Mariscal Budionny, el general coronel de la aviación Kozhedub y el Mariscal de la aviación Pokrýshkin.

Hay también poseedores de cuatro medallas, estos son dos: el Mariscal de la URSS Brézhnev y el Mariscal de la URSS Zhúkov.

Otras medallas de la guerra

“Por la defensa de Moscú”. La medalla fue establecida el 1 de mayo de 1944 y se otorgaba a los militares del Ejército Rojo y las tropas del Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos (NKVD, por sus siglas en ruso), así como a la gente civil y guerrilleros de la región de Moscú. Los condecorados con esta medalla participaron directamente en la defensa de la ciudad por no menos de un mes desde el 19 de octubre de 1942 hasta el 25 de enero de 1942.

“Por la defensa de Leningrado”. Una de las páginas más trágicas y a la vez heróicas de la Gran Guerra fue la defensa de Leningrado (la actual San Petersburgo) entre 1941 y 1944. Durante casi 900 días la ciudad permaneció aislada de todo el país por un feroz sitio, resistiendo los embistes nazis. La población pacífica también aportó mucho a la derrota de las tropas alemanas. Pese a que más de cien industrias importantes fueron evacuadas, la fabricación de pertrechos no cesó ni un solo día.

En enero de 1943 el bloqueo fue parcialmente roto y en 1944 el sitio fue levantado. Sin embargo, ya en 1942 fue establecida esta medalla para condecorar a todos los participantes activos de la defensa de la ciudad.

“Por la victoria sobre Alemania en la Gran Guerra Patria de 1941–1945”. La medalla fue instituida el 9 de mayo de 1945. Es la condecoración más extendida de la URSS, algo que se explica por la participación masiva de la población soviética en la causa de la defensa de su patria, tanto en los frentes como en la retaguardia.

“Por el trabajo heróico durante la Gran Guerra Patria de 1941–1945”. Destinada para los trabajadores de la retaguardia. Es una medalla civil y se entregaba a obreros, ingenieros, koljosianos, artistas, científicos y otros grupos. En 1946 un grupo de clérigos recibió la medalla por haber contribuido a la victoria sobre Alemania.

“Al guerrillero de la Guerra Patria”. La medalla fue establecida en 1943 y cuenta con dos rangos. La medalla de 1.er rango fue entregada a más de 56.000 personas que participaron en la guerrilla, mientras que del 2.° rango se entregó a cerca de 71.000.

COMIDA DE GUERRA: EL SABOR DE LA COCINA SOLDADESCA

10 de mayo de 2010. AG.- Durante el Día de la Victoria sobre el fascismo alemán, en muchas ciudades rusas se podrá disfrutar del sabor de la comida que consumieron los soldados durante la Gran Guerra Patria (1941–1945). Las famosas cocinas de campaña ofrecerán los típicos platos soldadescos a miles de ciudadanos rusos.

Las cocinas de campaña aparecieron en el Ejército ruso a finales del siglo XIX y luego fueron usadas activamente durante la Primera Guerra Mundial. Estas cocinas, instaladas en vehículos especiales, permitieron ofrecer a los militares comida caliente durante las largas marchas y pronto se convirtieron en un componente imprescindible en la vida de los soldados.

Durante la Gran Guerra Patria la mayor parte de los alimentos producidos en la URSS se destinó a las zonas de combate para abastecer a los soldados del Ejército Rojo, a veces a costa de la población civil, que sufría la escasez constante de alimentos. Aunque la ración de los soldados no era muy diversa, sí que resultaba bastante nutritiva.



Cabe mencionar que la hora de la comida no era sólo un momento para saciar el hambre de los soldados. Eran los raros minutos de reposo en los que los combatientes podían disfrutar de comida caliente, charlar con sus compañeros y escapar por unos minutos de la cruel realidad de la guerra.

Las cocinas de campaña eran el verdadero centro de la vida en el frente, ya que a menudo alimentaron no sólo a los militares, sino también a los ciudadanos civiles, que por las condiciones de la guerra con frecuencia sufrían no ya una gran escasez de alimentos, sino una verdadera hambruna. El buen trabajo de los cocineros militares fue muy apreciado por los soldados y por el mando del Ejército y desde 1943 fue premiado con condecoraciones militares.



Entre los platos más frecuentes de las cocinas de campaña cabe destacar la papilla de alforfón con estofado, la patata rehogada y las sopas tradicionales rusas, Borsh y Shi. Todos estos platos eran fáciles y rápidos de preparar y al mismo tiempo bastante sabrosos y apreciados por los soldados.

Además, los combatientes en primera línea del frente recibían diariamente 100 mililitros de vodka, llamados “100 gramos combativos”. El decreto que permitió a los soldados tomar esa cantidad de alcohol fue firmado por Iósif Stalin en agosto de 1941. Con frecuencia esa porción del alcohol se ofrecía a los militares después del combate, en vísperas del ataque y durante las fiestas oficiales. La comida que lo acompañaba era variada (los rusos siempre acompañan el alcohol con comida, lo que constituye uno de sus secretos nacionales para consumir vodka sin emborracharse rápidamente), pero la preferida era la que los soldados llamaban "la entrada de los zares": grasa porcina cruda salada de una manera especial con pan negro de centeno y cebolla. Si usted lo hubiera probado después de los "100 gramos", le entusiasmaría sin duda alguna.



Las autoridades de Rusia han mantenido la tradición de las cocinas de campaña desde hace muchos años. Cada año, en el Día de la Victoria en muchos parques, plazas y calles de las ciudades rusas se puede probar la “clásica” comida del período de guerra y tomar los “100 gramos combativos“. Esta tradición continuará durante la celebración del 65 aniversario de la Victoria, cuando por todo el territorio del país se abrirán miles de cocinas de campaña.

LOS '100 GRAMOS DEL FRENTE'

09 de mayo de 2010. AG.- A la par con los símbolos tradicionales de la Gran Guerra Patria, como 'Katiusha', T-34 y aviones de combate, los veteranos recordarán hoy, en el 'Día de la Victoria', los '100 gramos del frente'. Esta fue la ración de vodka, entregada diariamente en los ejércitos soviéticos en los frentes de la guerra.

El vodka como medida antiestresante y calentadora se aplicó ya durante la guerra con Finlandia en 1940. En aquel entonces las temperaturas en invierno no subían más de -40 grados y los soldados necesitaban algo que les calentara y animara.

A principios de la Gran Guerra Patria la medida fue otra vez adoptada por el comando del país. Stalin aprobó la normativa de 100 gramos diarios para todo el personal del Ejército Rojo excepto el de la retaguardia, en verano de 1941 por sugerencia de Anastás Mikoián, responsable por el abastecimiento de la URSS.

Pero ya en 1942, los jefes se dieron cuenta de que había múltiples casos de violación de las reglas y abuso por parte de los combatientes. El vodka se distribuía ilegalmente y en cantidades poco controladas.

En primavera de 1942 Stalin endureció las normativas, haciendo posible la toma del vodka sólo por el personal de los cuerpos en ofensiva en la primera línea del frente. Todos los demás podían disfrutar del 'vino de pan' sólo 10 veces al año en grandes fiestas nacionales.

En aquel entonces fue cursada la orden sobre las reglas de almacenamiento del vodka, que tenía que ser custodiado por “individuos honestos y estrictamente probados”.

El régimen de las entregas del vodka al personal militar sufrió un cambio más, y esta vez hacia lo liberal. A finales de 1942, Mikoián promovió una indulgencia relativa que permitió tomar sus 100 gramos diarios a todos los cuerpos del frente y también de la retaguardia, siendo allí la norma dos veces menor.

Además del vodka, los soldados recibían 110 gramos de salchichón, que se componía del 45% de carne de vaca, 20% de cerdo, 15% de carne de costillar y 20% de soja. Al mismo tiempo hubo decretos que regulaban las provisiones de col fermentada, pepinos y tomates en salmuera.

Las memorias de los veteranos sobre el papel del vodka en su vida durante la guerra se difieren mucho –algunos cuentan que se tomaba todos los días–, y otros, que apenas lo probaron en el frente; unos recuerdan que se entregaba antes de la ofensiva, y otros, que después, por lo que quedaba mucho vodka previsto para los soldados que habían perecido en la batalla, que se repartía entre los supervivientes…

De todas formas, una de las tradiciones del 'Día de la Victoria' para los veteranos que se reunirán en los lugares emblemáticos de muchas ciudades, es tomar los famosos 'cien gramos del frente': por los caídos. Y por la victoria.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Hace 192 años nació Carlos Marx

05 de mayo de 2010. CCS-Apr.- El rostro que ilustra este trabajo no es desconocido; lo vemos en fotos, en murales, en pancartas, en actos políticos. Su nombre ha sido y es mencionado en innumerables textos. Su concepción sobre el socialismo científico ha sido guía de casi todas las luchas emancipatorias desarrolladas desde fines del siglo XIX hasta nuestros días. Por su acción y sus ideas, Carlos Marx es ejemplo de la lucha de los pueblos del mundo por una sociedad más democrática, justa y libre: la sociedad comunista.

Carlos Marx nació en la ciudad alemana de Tréveris, el 5 de mayo de 1818. Fue el tercero de siete hijos de una familia judía de “clase media” integrada por Henrietta Pressburg y Herschel Mordechai Marx. Su padre, descendiente de rabinos, trabajaba como abogado para el gobierno de su ciudad; debido a la presión del gobierno prusiano, debió convertirse al protestantismo para poder conservar su empleo.

COMIENZA SU FORMACIÓN POLÍTICA

El joven Marx comenzó a estudiar Derecho, como su padre, pero finalmente abandonó esa carrera para irse a estudiar Filosofía en la ciudad de Berlín, culminando sus estudios en 1841. A partir de sus trabajos críticos sobre la realidad social, en 1842 se incorpora a la redacción del periódico La Gaceta Renana de la que llegó a ser su jefe de redacción. Dos años más tarde, en 1844, la revista es clausurada y debe marchar al exilio.

SU AMISTAD CON ENGELS

Tenía 26 años cuando llega a París. Rápidamente se integra a la vida intelectual y a la lucha política. Funda y dirige la revista Anales franco-alemanes, debido a que es clausurada por presiones del gobierno prusiano; traba amistad con Federico Engels, quien sería su amigo, compañero de trabajo y lucha, y también quien lo apoya económicamente. Para esa época, también conoce a Mijahil Bakunin, Louis Blanc y Pierre-Joseph Proudhon. De esta época datan sus manuscritos económicos y filosóficos. Sus artículos políticos, fuertemente críticos, acrecientan su fama de revolucionario, por lo que finalmente es expulsado de Francia.

Tras su llegada a Bélgica, funda una organización política revolucionaria, la “Liga de los comunistas”. Marx se declara “apátrida, ateo y comunista”. En 1848, y a raíz de una revuelta popular triunfante en Francia escribe, junto a Engels el Manifiesto comunista, considerado el primer instrumento de agitación y propaganda basado en el socialismo científico. Luego se traslada a la ciudad alemana de Colonia donde funda el diario Nueva Gaceta Renana. Debido a su inmediato éxito, la publicación es prohibida por el gobierno y Marx parte a un nuevo exilio lo lleva Gran Bretaña.

EL CAPITAL

En esa época, Carlos Marx comienza a trabajar en su obra fundamental El Capital, cuyo primer volumen es publicado en Londres en 1867.

Participa en la fundación y organización de la Primera Internacional (1864-1872) y apoya en la elaboración de sus estatutos y otros documentos, participando activamente en las discusiones.

EL LEGADO

Tras la derrota de la Comuna de París de 1871, que significó un duro golpe para la Internacional, se retira de la lucha política para dedicarse de lleno a la escritura. Carlos Marx fallece en Londres, el 14 de marzo de 1883.

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Aportes para el conocimiento de la historia de la humanidad

EL COMUNISMO PRIMITIVO

Marx se remontó a los orígenes de la historia humana y se encontró con una sociedad a la que denominó “comunismo primitivo”, en las que mujeres y hombres trabajaban para cubrir sus necesidades, compartían las herramientas, tomaban sus decisiones de común acuerdo y el Estado no era necesario.

CLASES SOCIALES Y ESTADO

Con la organización social y el desarrollo tecnológico, el trabajo comienza a producir excedentes (plusvalía), que en un primer momento sirven para producir mejoras en la comunidad. Pero quienes tienen suerte en la cacería, los que más producen, o los más fuertes, más poseen. Surge así la lucha por defender las posesiones o para apropiarse del trabajo ajeno; son las clases sociales en pugna. Se hace necesario entonces un poder que dirima las diferencias. Nace el Estado y sus mecanismos de dominación.

ESCLAVOS Y SIERVOS

De las entrañas de la vieja sociedad nace una nueva. Ya no es de hombres libres;hay amos y esclavos. Pero la sociedad esclavista no resuelve el desarrollo económico y se hace necesario un cambio en el modo en que los humanos se organizan para producir. Mantener esclavos es costoso. Hay que darles la libertad, pero no la posibilidad material de ser libres. Es la sociedad feudal, hay amos y siervos.

NACE EL CAPITALISMO

La producción es predominantemente agropecuaria. Hay fortalezas para proteger las propiedades, pero hacen falta otras cosas: mercaderes, artesanos, financistas. Es una nueva clase social que aparece en el interior y exterior de las ciudades: la burguesía. Pero, sólo el trabajo produce riqueza. Nace una nueva clase: el proletariado. El crecimento de la burguesía requiere un nuevo Estado. Cae el poder de las monarquías y nace la República.

SOCIALISMO Y COMUNISMO

El capitalismo genera caos productivo y descomposición social. Urge una revolución. La protagonizan los explotados y oprimidos. Es la Revolución socialista.El poder es de las mayorías. La producción se debe planificar, para lo cual se deben socializar los medios de producción. Es el momento de la mayor democracia. Los explotados ahora dominan la sociedad, hasta que la lucha de clases deje de existir y no sea necesario un Estado opresor. Es la sociedad del futuro, la sociedad comunista.

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Chávez y el marxismo

“Por primera vez asumo el marxismo, como asumo el cristianismo y bolivarianismo. Asumo el marxismo, asumo el bolivarianismo, el martianismo, el sandinismo, el sucrismo y mirandismo. Pero el marxismo es sin duda la teoría más avanzada en la interpretación de la historia, de la realidad concreta de los pueblos”, señaló el presidente Hugo Chávez durante la entrega anual de su discurso ante la Asamblea Nacional, el 14 de marzo de este año.

Previamente, el 16 de mayo de 2004, el presidente Chávez había declarado que “la revolución entraba en su fase antiimperialista…” , y meses más tarde, durante la Cumbre de los Pueblos realizada en la ciudad de Mar del Plata, Argentina, reivindica el carácter socialista de la revolución bolivariana.



Bolívar, Marx y los marxistas latinoamericanos

Al escribir Carlos Marx su ensayo biográfico sobre Simón Bolívar para la New American Cyclopedia, aparecida en 1858, volcó una visión que contradice todo lo que se conoce del Libertador, sus campañas militares y sus verdaderos propósitos políticos, una vez que se lograse la completa emancipación del territorio americano respecto al decadente imperio español. Un mes después de publicada esta enciclopedia, Marx le confesaría a su camarada Federico Engels que “en lo que toca al estilo prejuiciado, ciertamente me he salido algo del tono enciclopédico, pero hubiera sido pasarse de la raya querer presentar como Napoleón I al canalla más cobarde, brutal y miserable. Bolívar es el verdadero Soulouque” (dictador haitiano que cometió desmanes en contra de su propio pueblo). Según tal apreciación, Bolívar resultaría ser un dictadorzuelo oportunista y demagogo que tuvo algunos golpes de suerte en medio del escenario de ignorancias, miseria y rivalidades durante la guerra independentista que lo erigieron en lo que conocemos de él hoy en día. Tanto así que Marx llega a calificarlo de “Napoleón de las retiradas” y recuerda el capítulo oscuro de la detención del Generalísimo Francisco de Miranda por parte del Libertador y otros oficiales patriotas, lo que hizo del Precursor un prisionero de por vida en manos de España.

Semejantes comentarios representaron un trago amargo y difícil de explicar para los marxistas latinoamericanos y, peor todavía, para los marxistas venezolanos. Según lo reseña Inés Quintero en su ensayo “Bolívar de izquierda. Bolívar de derecha”, esto “les dificultaba apropiarse limpiamente de un personaje sobre el cual su principal ideólogo había hecho juicios tan severos y contundentes, enajenándoles cualquier posibilidad de incorporarlo al panteón de verdaderos revolucionarios. Incluso, para complicar aún más el asunto, había algunos latinoamericanos marxistas que secundaban fielmente las opiniones de Marx”. Quienes reivindicaban a Bolívar, argumentaron que el camarada Marx simplemente se había equivocado, sobre todo, al confiar en lo escrito por enemigos declarados del Libertador, como el alemán Ducoudray Holstein, quien escribiera en 1829 un libro sobre su participación en la gesta independentista.

Gilberto Viera, Secretario General del Partido Comunista de Colombia, a finales de los años 30 del siglo pasado, publicó un tratado en el cual ubicó a Simón Bolívar en su condición de revolucionario al llevar adelante la Independencia y destruir los cimientos coloniales en nuestra América. En igual dirección se pronunciaría Carlos Irazábal con su obra “Hacia la democracia”, el primer análisis marxista de la historia venezolana, resaltando el apego bolivariano por la democracia sin eludir su propuesta de disponer de un Poder Ejecutivo fuerte, centralista y vitalicio, dadas las circunstancias difíciles que rodearon el nacimiento de las nuevas repúblicas. En esa onda reivindicadora se anotaron el cubano Julio Antonio Mella, en 1923, y el peruano José Carlos Mariátegui. Otro tanto haría la guerrilla venezolana de las décadas de los 60 y de los 70 al plantearse, con Douglas Bravo y Pedro Duno, la tesis de un marxismo-leninismo-bolivarianismo, con lo que Bolívar pasaba a tutelar la lucha por la liberación nacional y el socialismo en Venezuela, lo que, posteriormente, serviría de base para las insurgencias cívico-militares de 1992. Asimismo, Francisco Pividal, autor de “Bolívar: Pensamiento precursor del antiimperialismo”, determina con Bolívar el inicio de la lucha latinoamericana y caribeña contra el imperialismo yanqui.

Con todos estos esfuerzos valorativos de la personalidad y legado bolivarianos quedaba superado el equívoco ensayístico de Carlos Marx. Aunque éste se dejara llevar por su animadversión hacia El Libertador, producto de su radicalismo revolucionario respecto a la lucha de clases, viendo en Bolívar a un aristócrata ávido de fama y de poder, lo cierto es que esto no disminuye su estatura intelectual a favor de la humanidad oprimida. No obstante el criterio sesgado de Marx es indudable que Simón Bolívar simboliza –en la opinión y el sentimiento integracionista de una inmensa legión de luchadores revolucionarios, incluidos, por supuesto, los marxistas, que lo rescataran de las garras de la derecha conservadora– la manifestación más relevante de las luchas populares continentales, con sus errores y sus aciertos, tomando en cuenta, fundamentalmente, la creatividad con que supo enfrentar su circunstancia histórica, cuestión que Carlos Marx, a pesar de su sapiencia, no supo asimilar en su momento.