domingo, 28 de febrero de 2010

EL 29% DE LOS RUSOS QUIEREN COMO JEFE DE ESTADO A UN POLÍTICO COMO STALIN

28 de febrero de 2010. AG.- Según los datos de un estudio realizado por el Centro Ruso de Investigación de la Opinión Pública, el 29% de los ciudadanos de Rusia quieren ver como jefe de Estado a un político parecido a Iósif Stalin.

En 2005 este índice alcanzaba el 42%. La cantidad de personas que no apoyan los métodos de gobernación de Stalin subió del 52% al 58% en cuatro años. No supieron contestar esta pregunta el 13% de los encuestados, en comparación con el 7% del año 2005.

Asimismo, creció la cantidad de personas a las que no les importa la personalidad de Stalin. En 2001 ese índice era de un 13%, mientras que en 2009 ascendió al 28%. La figura de Stalin provoca emociones positivas en el 37% de los rusos, mientras que el 24% de los encuestados sienten algo negativo hacia este personaje histórico.

Más de la mitad de los rusos valoraron altamente las cualidades del líder Iósif Stalin, un 31% las calificó como en la media, un 14 % las puso “por debajo de la media”, mientras que el 19% optó por el nivel “por encima de la media”.

Para el 35% de los encuestados, Stalin era un tirano cruel que mató a millones de personas. La misma cantidad de rusos que participaron en el sondeo de la opinión pública destaca el importante papel que desempeñó Stalin en la victoria en la Gran Guerra Patria (la Segunda Guerra Mundial). La cantidad de rusos que creen que Stalin era un gobernante sabio también creció. Así opinaban el 16% de los entrevistados en 1998, mientras que en 2009 optó por esta respuesta el 21%.

Iósif Stalin (Dzhugashvili) nació el 21 de diciembre de 1879 (según los datos oficiales) en Kutaísi (la actual Georgia), en el Imperio Ruso. Stalin dirigió la construcción del socialismo en la URSS, que se convirtió en una de las mayores potencias mundiales, pero, al mismo tiempo, en la Unión Soviética aparecieron campos de trabajos forzosos y millones de personas cayeron víctimas de represiones políticas.

LOS EXPERIMENTOS MUSICALES DE LA ÉPOCA REVOLUCIONARIA

28 de febrero de 2010. AG.- San Petersburgo homenajea a los pioneros del sonido con la obra del compositor vanguardista de los 1920, Arseni Avraamov y  un concierto donde se utilizarán los primeros instrumentos electrónicos del mundo, theremines. Así la completa sinfonía puede sonar sólo con las sirenas de una ciudad.

En el Museo de la Historia de San Petersburgo se desarrolla la exposición
'Generación Z' por la que se puede escuchar y conocer sobre la música soviética experimental de los años 1920-1930. 'Z' es el símbolo gráfico del nuevo espíritu de aquella época, cuando la gente vivía con las ideas sobre un nuevo país donde todo sería diferente: nuevo hombre, la lengua universal, las máquinas fantásticas. Estas aspiraciones fueron apoyadas por el poder oficial quienes proclamaron que el arte debería basarse en el experimento. El símbolo del rayo, la electricidad, la energía que abundaba en los carteles de aquel tiempo. El arte mismo gozaba de ideas paradójicas.

Por ejemplo, bajo la influencia del filósofo, poeta y anarquista soviético Aleksei Gástev, se crearon la
'Sinfonía de las sirenas'. El compositor Arseni Avraamov convirtió toda la ciudad en un instrumento musical, usando los sonidos de las fabricas, plantas, ametralladoras y artillería.

Arseni Avraamov realizó su sinfonía en Bakú en el año 1922 y en Moscú en 1923 para conomemorar la victoria del Ejército soviético en la revolución de 1917. Campanadas, aviación, coros, bandas, cañones, hidroplanos, sirenas de ferrocarril y plantas, todo zumbaba bajo los signos enviados desde la torre especial del director. Cada sonido tenía su tono único, el zumbido fue acompañado por   'La Internacional', 'La Marseillaise' y otras canciones del movimiento obrero.  Estos días existe la  reconstrucción electro-acústica de la sinfonía por Serguéi Hismaitov y grabaciones históricas de Bakú. Algunos ejemplos se pueden escuchar aquí 
  
La reconstrucción de esta gigantesca orquesta se representará el 10 de abril en la fortaleza de San Pedro y San Pablo de San Petersburgo. Las armas serán susitutidas por los tambores.
Arseni Avraamov.

La parte entera será dedicada al inventor, físico y músico ruso Léon Theremin, el autor del primer instrumento electrónico del mundo, el cual lleva su nombre. El sonido se maneja por el movimiento de las manos dentro del campo electromagnético al lado de dos antenas de metal. Una de las mejores interpretadoras Olesia Rostovskaia y la virtuosa mundialmente valorada, pariente del creador Lidia Kavina, darán un concierto y serie de los master-clases sobre cómo tocar el instrumento que en estos días aumenta su popularidad.
Léon Theremin con la alumna Lidia Kavina, foto de www.lydiakavina.com.

La parte principal de la exposición ‘El sonido gráfico’ trata de la tecnología única de la síntesis del sonido a través de la luz y gráfica de las pistas sonoras artificiales. No sólo se puede investigar los manuscritos y esbozos, sino también escuchar las mismas pistas.

Tales museos rusos como el Museo Musical de Mijaíl Glinka, Galería Tretiakov, archivos de literatura y arte, de foto y cine se reunieron para reconstruir tras décadas, una de las invenciónes de aquellos vanguardistas soviéticos.

UNA FRÁGIL BELLEZA SOVIÉTICA

28 de febrero de 2010. RT.- ¿Qué debe sentir una persona al encontrar en el fondo de su plato la inscripción 'Salva a la revolución – ayuda a los hambrientos'? La respuesta se deja a la conciencia de cada uno. Pero los que miran este plato quedan cautivados. En la primera galería del país dedicada completamente a la porcelana nacional se estrenó una exposición con más de 500 frágiles objetos, que propagan la construcción del reino de los obreros y coljosianos y la conversión del mundo en un exhuberante jardín. La porcelana de propaganda de los años 1920-1930 refleja la historia de la URSS.
A todos los que son valientes y gozan de un corazón jóven, un libro, la hoz y el martillo.
'Que viva el 8 Congreso de los Soviets'.
Los moscovitas nunca antes habían visto estas obras maestras, que mostraron al mundo la porcelana de agitación como un movimiento de realismo socialista. La colección está conformada por objetos que los propios artistas regalaron a personajes famosos, como por ejemplo, al cantante y director ruso Leonid Utiosov.
'Desde los montes altos de la ciencia se puede divisar la aurora del nuevo día en comparación con el allí, abajo, entre el barullo de la vida cotidiana', 1919, obra de Serguéi Chejónin, hecha en la Planta de porcelana estatal de Petrograd.
En las salas del Museo del Arte Nacional Decorativo y Aplicado pueden verse los jarrones que exaltan la  gloria de los trabajadores, las estatuas y vajillas que difunden los logros de trabajo del pueblo soviético y los eventos históricos. También los asistentes pueden acceder a una galería donde los personajes de cuentos folclóricos y libros, los héroes teatrales y del mundo animal fueron creados en porcelana. La tendencia ideológica de la época se manifiesta más fuerte en las obras de los años de 1930-1950.
'El pueblo de Uzbekistan reflexiona sobre la constitución de Stalin', 1937, tintero y florero.
'Salva a la revolución – ayuda a los hambrientos',  1921, obra de Rudolf Vilde. Planta de porcelana estatal de Petrograd.

Rusia 1917. La revolución rusa. David Karvala

Tras la derrota de la revolución de 1905, el zarismo aprovechó para empeorar aún más la vida de todos, desde los trabajadores en las fábricas hasta los pueblos oprimidos de Asia central. El movimiento obrero tan sólo empezaba a recuperarse de estos asaltos, cuando estalló la Primera Guerra Mundial, en 1914.

Fue otra prueba, y gran parte de la oposición la suspendió. La burguesía empezó a recibir enormes beneficios de la guerra, así que incluso los supuestos demócratas respaldaron incondicionalmente la carnicería.

Los partidos reformistas —los eseristas, que pocos años antes habían tirado bombas a los zares, junto a gran parte de los mencheviques, la facción marxista más moderada— apoyaron a la Rusia zarista en su guerra contra el “imperialismo alemán”. Por toda Europa, dirigentes reformistas utilizaron excusas parecidas para apoyar a sus propios gobiernos. Algunos socialistas moderados mantuvieron que la guerra era un error y que los capitalistas debían ver que sus intereses reales residían en acordar la paz.

La gran excepción fueron los bolcheviques, el partido dirigido por Lenin. Éste se opuso totalmente a la guerra, denunciándola como un producto del capitalismo y argumentando que la única solución real era una revolución.

Los acontecimientos confirmarían su análisis.


Estalla la revolución

La revolución de Febrero de 1917 empezó el día 23 de aquel mismo mes, día internacional de la mujer trabajadora, según el antiguo calendario ruso. Las mujeres de San Petersburgo, la entonces capital rusa, ignorando la cautela de los partidos de izquierdas, convocaron una huelga y una manifestación para celebrar la fecha.

La guerra había comportado terribles sufrimientos para toda la gente trabajadora de Rusia. La protesta iniciada por las trabajadoras del textil desató una explosión de rabia y lucha. Los intentos por parte del zar de acabar con el movimiento sólo empeoró la situación; en poco tiempo, los cosacos, tradicionalmente las tropas que más reprimieron a los trabajadores, los estaban apoyando contra la policía. A los pocos días, el centenario imperio zarista cayó. El 27 de febrero de 1917 se volvió a formar el Soviet de San Petersburgo.

Durante décadas, incluso siglos, se había soñado con conseguir la democracia en Rusia. Ahora se había logrado, pero ¿qué debía pasar a continuación?

¿Democracia victoriosa?

Como suele ocurrir, el sentimiento reinante justo después de la revolución fue el de felicidad por lo logrado y el de unidad para consolidar la victoria.

El movimiento que había llevado a cabo la revolución se cristalizó en el Soviet de San Petersburgo, y luego en soviets que aparecieron por todo el territorio.

Pero también se creó un Gobierno provisional, formado principalmente por políticos liberales, que se hizo cargo del viejo Estado y, lo más importante, del ejército.

Los partidos reformistas, los mencheviques y eseristas, no vieron contradicción alguna entre los soviets y el Gobierno provisional, al que respaldaron plenamente. Efectivamente, no vieron ningún conflicto de intereses entre la burguesía y los terratenientes, por un lado, y los trabajadores y campesinos, por otro.

Muchos trabajadores de base tuvieron una visión muy diferente, tachando al poder oficial de “Gobierno de los capitalistas y latifundistas”, y exigiendo el poder para los soviets.

Tras la vuelta de Lenin en abril de 1917 —había estado largos años en el exilio— ésta se convirtió también en la posición del partido bolchevique. A partir de este momento, y hasta octubre de 1917, se libró una batalla —en gran parte ideológica, pero en momentos cruciales también física— entre tres visiones.

Los dirigentes reformistas se aferraban a la idea de instaurar en Rusia un sistema de democracia burguesa, donde ellos podrían constituir una oposición de izquierdas. Esta visión carecía de cualquier relación con la realidad.

Rusia estaba en guerra, una guerra que la burguesía quería ganar y de la que los trabajadores, campesinos y sobre todo soldados, estaban totalmente hartos.

Era un país de terribles desigualdades. Con la Revolución de Febrero, muchos campesinos ocuparon tierras y muchos trabajadores tomaron el control de sus fábricas. Nada de esto hacía gracia a la burguesía ni a los terratenientes, que exigían que la policía —y si hacía falta el ejército— les devolviese sus propiedades.

Las diversas naciones que se encontraban por la fuerza dentro del Imperio Ruso querían el derecho a decidir libremente su futuro, es decir, la autodeterminación. Otra vez, la burguesía rusa estaba en contra.

Así que la segunda visión —y en el fondo la única opción de los poderosos— era la de la dictadura; mano dura para continuar con la guerra, controlar a las naciones descontentas y tirar atrás los logros de los trabajadores y campesinos.

La tercera visión era la de los bolcheviques, que adoptaron la posición que Trotsky había mantenido casi en solitario desde 1905. Según él, en Rusia se tenía que llevar a cabo una revolución socialista, cuyo destino dependía de su extensión al ámbito mundial. En efecto, en el conflicto abierto en Rusia, la única alternativa a la dictadura de la burguesía era establecer el poder de los soviets mediante una nueva insurrección.

El problema era que una revolución socialista no la podía llevar a cabo una minoría ilustrada en nombre de la masa de gente. En su significado original —antes del auge de Stalin— el poder soviético significaba el poder desde abajo, el poder de la gente corriente. Si ellos no querían ejercer este poder, no se les podía obligar a hacerlo.

Al principio, la mayoría de los trabajadores, y más aún entre los campesinos y soldados, apoyaban a los dirigentes reformistas. Sus argumentos parecían más razonables. Se acababa de llevar a cabo la Revolución de Febrero de 1917; sería puro sectarismo dividir al movimiento con radicalismos, hablando de nuevas revoluciones.



“Explicar pacientemente”

De ahí que, entre abril de 1917 y las vísperas de la Revolución de Octubre, el lema principal de Lenin fue “explicar pacientemente”. Es decir, se tenía que mostrar en las luchas cotidianas y mediante los debates que, efectivamente, las opciones se reducían al capitalismo salvaje y dictatorial o a una revolución socialista.

Poco a poco, la realidad se imponía. El Gobierno Provisional —que inicialmente incluía a un solo ministro “socialista”, luego a varios de ellos, y finalmente a un Primer Ministro reformista— se negó a introducir los cambios que la gente quería. No sólo continuaba con la guerra, sino que intentó intensificarla. A los pueblos oprimidos les negó sus derechos nacionales. Defendió el control de los capitalistas sobre sus fábricas y de los terratenientes sobre sus tierras. Todo esto era el precio de la unidad con la burguesía que los reformistas veían como imprescindible. Pero era imposible satisfacer tanto a los ricos como a los trabajadores y campesinos.

Gradualmente, los que durante años habían soñado con una Rusia democrática y más justa, se convirtieron en carceleros poco diferentes a los que habían remplazado.

Tras una manifestación en julio de 1917 —promovida por soldados que se resistían a participar en una nueva ofensiva militar— los reformistas se convirtieron literalmente en carceleros: metieron a Trotsky y a varios otros dirigentes bolcheviques en la prisión. Lenin tuvo que esconderse para evitar el mismo destino. También cerraron la prensa bolchevique. Todo esto bajo la excusa de que los bolcheviques eran espías alemanes que atentaban contra la revolución.

Lejos de solucionar sus problemas, los reformistas sólo envalentonaron a la burguesía y a los terratenientes.

A finales de agosto de 1917, el General Kornílov —comandante supremo del ejército, nombrado por el primer ministro reformista, Kerenski— realizó un intento de golpe de Estado, moviendo tropas para tomar San Petersburgo.

Ante el golpe contra un Gobierno reformista que los reprimía, los bolcheviques decidieron resistir, pero sin dar apoyo alguno al Gobierno. Organizaron la lucha contra Kornílov desde abajo.

Fueron los trabajadores de base —a los que los poderosos siempre ignoran— los que derrotaron el golpe. Los ferroviarios desviaron los trenes que tenían que llevar las tropas sublevadas a la capital. Las trabajadoras se acercaban a los cuarteles para discutir con los soldados rasos y convencerlos de que apoyasen a sus hermanas y hermanos y no al militar derechista. Miles de acciones así evitaron que Rusia se convirtiese en el primer régimen fascista.

Hacia el poder de los soviets

La experiencia finalmente convenció a cualquier trabajador o soldado que todavía se fiase de los partidos reformistas de que la única alternativa ante un nuevo intento de golpe era establecer el poder de los soviets. La propia burguesía rusa había demostrado que no iba a permitir una democracia parlamentaria, la supuesta opción moderada.

La revolución bolchevique se asocia con la insurrección lanzada la noche del 24 de octubre y la toma del Palacio de Invierno, último reducto del Gobierno Provisional. Pero, por muy importantes que fuesen estos acontecimientos, realmente fueron como sacar del horno un pastel preparado antes y que llevaba tiempo cocinándose. Las luchas armadas de aquellos días fueron mínimas; casi todos los trabajadores y soldados ya apoyaban la revolución, mientras los burgueses —siempre dispuestos a enviar a otros a luchar por sus intereses— no querían arriesgar sus propias vidas.

La noche del 25 de octubre de 1917 se abrió el Congreso de los Soviets de toda Rusia. Éste declaró el poder de los soviets, llamó al fin de la guerra, apoyó la toma de tierras por parte de los campesinos y la autodeterminación de los diversos pueblos del imperio, etc. Fue un enorme paso hacia adelante en la lucha por otro mundo.

Desde las grandes cuestiones de la guerra y la opresión nacional, a los temas más locales de trabajo y vivienda, fue la propia gente la que actuó para solucionar sus problemas.

El PCUS(B), Gosplan y la Cuestión de la Transición a la Sociedad Comunista en la Unión Soviética, 1939-1953. Vijay Singh

El Marxismo reconoce el papel principal que juega la clase obrera industrial en las revoluciones democráticas y socialistas en el proceso de transición a la sociedad comunista.

Marx y Engels indicaban en el Manifiesto Comunista que de "todas las clases que se enfrentan hoy a la burguesía, sólo el proletariado es una clase realmente revolucionaria. Las otras clases decaen y finalmente desaparecen ante la industria moderna; el proletariado es su producto esencial y especial." Vladimir I. Lenin en Un Gran Comienzo indicaba que la posición marxista de que solamente los trabajadores urbanos y los obreros industriales serían capaces de dirigir a la totalidad de los trabajadores y explotados en la lucha por derribar el capitalismo y crear un sistema socialista. El socialismo exige la abolición de las clases sociales, la abolición de toda la propiedad privada de los medios de producción, la abolición de la diferencia entre la ciudad y el campo, así como la diferencia entre el trabajo manual e intelectual. Lenin rechazó explícitamente la proposición: "todos los trabajadores" serían igualmente capaces de realizar estas tareas históricas.

El consideraba que la presunción: "toda la clase trabajadora" es capaz de llevar a cabo las tareas de la revolución socialista era una frase vacía o la ilusión de un socialista pre-marxista. La posibilidad de abolir las clases surge solamente de las condiciones materiales de la producción capitalista a gran escala y la capacidad para abolirlas sólo la posee el proletariado.

El Marxismo excluye de la definición de clase obrera a la pequeña burguesía, rural y urbana, empleados de oficinas, trabajadores intelectuales y la masa de trabajadores en general. Los intentos del neo-Brezhnevismo en Rusia de ampliar y extender la definición de "clase obrera" debe ser rechazados de la misma manera en que históricamente los bolcheviques lucharon contra esos mismos intentos por parte de los Narodniks en su pretensión de incluir a la pequeña burguesía en esta categoría.

La confusión en esta cuestión acarrea graves consecuencias al carácter y composición del Partido Comunista, a la existencia misma de la dictadura del proletariado, a la abolición de las clases, al sistema de producción de mercancías bajo el socialismo y a la transición al comunismo.

La lógica del Marxismo no concibe "clase obrera" como opuesta al proletariado en cuento a la dirección de la construcción de una sociedad socialista. En La Cuestión Agraria en Rusia hacía finales del siglo XIX, Lenin consideraba inequivocadamente que el socialismo "significa la abolición de la economía de producción de mercancías," y mientras existiera el intercambio de mercancías, "es ridículo hablar de socialismo." La dictadura del proletariado debería permanecer hasta la desaparición de las clases, Lenin argumentaba en su artículo Economía y Política en la Era de la Dictadura del Proletariado. La abolición de las clases supone el fin de la diferencia entre el obrero fabril y el campesino, porque ambos se convierten en trabajadores.

De esto se desprende que el partido proletario no puede ser "un partido de todo el pueblo." En el período posterior a la colectivización, en su Discurso Sobre el Proyecto de la Constitución, Stalin sostenía que la Unión Soviética ya había conseguido construir en lo principal la base de una sociedad socialista, aunque en esos mismos años argumentaba que el proyecto de edificación de una sociedad socialista sin clases era todavía una tarea para el futuro, como puede comprobarse en su Informe al Décimo Séptimo Congreso del PCUS(B). "La perspectiva de completar la construcción de una sociedad socialista sin clases y la transición gradual del socialismo al comunismo era el 'leitmotiv' del Décimo Octavo Congreso del PCUS(B), celebrado en marzo de 1939.

Esto aparece claramente en los discursos de los dirigentes soviéticos en el Congreso. En su discurso de apertura del Congreso, Molotov aseguraba que el socialismo había sido construido básicamente en la Unión Soviética y que en el futuro inmediato comenzaba el período de transición al comunismo. Stalin, en su Informe al Congreso exponía que la URSS había superado a los principales países capitalistas, respecto al índice de desarrollo industrial y en técnicas de producción, aunque indicaba que todavía había que superarlos en término de consumo industrial per cápita, que era la precondición de esa abundancia de productos y bienes, necesaria para la transición de la primera a la segunda fase del comunismo. Stalin anticipaba la necesidad de la existencia continuada del estado soviético durante el período en que el comunismo soviético estuviera siendo establecido.

Hasta el momento en que el mundo socialista superase al mundo capitalista, mientras existiese el peligro de un ataque militar del exterior, los órganos militares, penales y de inteligencia serían necesarios para la supervivencia de la URSS.

El estado soviético no desaparecería en un futuro cercano; no obstante, sufriría cambios en conformidad con las exigencias internas e internacionales. La proposición de Engels referente a la desaparición del estado en el comunismo presuponía, según Stalin, que el comunismo habría triunfado en los países más importantes, lo que no era el caso en la situación mundial contemporánea.

En su Informe al Tercer Plan Quinquenal para el Desarrollo de la Economía Nacional de la URSS, Molotov vinculaba el nuevo plan específicamente a la tarea de completar una sociedad socialista sin clases y la gradual transición del socialismo al comunismo. La colectivización, en el curso del Segundo Plan Quinquenal, había destruido económicamente a los kulaks, quienes habían sido la última clase explotadora existente en la sociedad soviética. De esta manera, se puso término a la propiedad privada sobre los medios de producción, creándose la forma cooperativista de relaciones de producción, por medio del establecimiento de granjas colectivas, que coexisten con la propiedad estatal creada en la Revolución de Octubre. La primera fase del comunismo ya se había construido en la URSS. El Tercer Plan Quinquenal debía ser considerado como el paso más importante hacia la formación del comunismo total. Molotov examino entonces las clases que existían en la Unión Soviética. Las diferencias sociales persistían entre la clase trabajadora, el campesinado colectivizado, y el nuevo estrato formado de intelectuales socialistas; diferencias correspondientes al nuevo marco de relaciones de propiedad entre las empresas estatales y las granjas colectivizadas.

En la transición a la sociedad comunista, la clase obrera jugaría el papel dirigente y el campesinado ejercería un papel activo. Al notar la diferencia existente entre los estratos avanzados y atrasados de estas clases, Molotov argumentaba que mientras la mayoría del pueblo colocaba los intereses generales de la sociedad y del estado por encima de los intereses particulares en el curso de la construcción de la nueva sociedad, habían sectores populares más interesados en obtener ventajas del estado, así como también existían sectores del campesinado más preocupados del bienestar de sus cooperativas y de sus intereses privados.

El movimiento stajanovista en las fabricas había establecido normas técnicas, elevando la productividad del trabajo en el período del Segundo Plan Quinquenal, garantizando con ello más éxitos a la Unión Soviética.

En su discurso al Décimo Octavo Congreso, el Presidente de la Comisión de Planificación Estatal, N.A. Voznesensky, esbozo cinco tareas básicas requeridas para que el programa de construcción comunista pudiera tener efecto: primero, desarrollo de las fuerzas productivas hasta el extremo de que la URSS superase económicamente a los estados capitalistas más avanzados; segundo, la productividad del trabajo debía elevarse a un nivel que permitiera a la Unión Soviética producir la abundancia de productos y bienes necesarios para poder basar la distribución de estos productos y bienes en la necesidad; tercero, la sobrevivencia de contradicciones entre la ciudad y el campo debía suprimirse; cuarto, debía elevarse el nivel cultural y técnico de la clase obrera hasta el nivel de los trabajadores ocupados en tareas técnicas y de ingeniería, con el fin de eliminar las diferencias entre el trabajo mental y físico; y finalmente, el estado socialista tenía que desarrollar nuevas formas durante la construcción del comunismo en las condiciones imperantes del mundo capitalista.

Es significativo que Voznesensky, al esbozar los cambios requeridos en la sociedad y en el estado en el período de transición al comunismo, no abordara la cuestión concerniente a la necesaria reconstrucción radical de las relaciones productivas en la agricultura.

En el Décimo Séptimo Congreso del PCUS(B) de 1934, Stalin había aludido al lema relativo a la necesidad de efectuar la transición de las granjas colectivas, basadas en la propiedad de grupo, a las comunas fundadas en la propiedad social. Esto, unido a las técnicas más avanzadas, pondría las bases para la producción de esta abundancia de productos y bienes en la sociedad. Voznesensky, en un comentario embarazoso, sugirió que la tarea de completar la construcción de la sociedad socialista: transición al comunismo y alcanzar y superar a los países capitalistas avanzados se extendería a más allá del período del Tercer Plan Quinquenal; mientras la Unión Soviética había necesitado dos décadas para implantar el socialismo, sería necesario un período más corto para la transición al comunismo.

Molotov puso una nota de sobriedad en sus conclusiones al Congreso. Aunque se había logrado la posibilidad de superar a los países capitalistas avanzados, era importante ser consciente de las deficiencias de la URSS en el campo económico. Aunque la situación de las masas trabajadoras había mejorado, y mejoraría aún más en el curso del Tercer Plan Quinquenal, y aunque el país superase al Oeste en términos de técnicas de producción, era importante recordar que se encontraba rezagado en términos de producción industrial per cápita.

Las perspectivas esbozadas en el Décimo Octavo Congreso tenían amplias ramificaciones. Estas implicaban que reescribir el programa del Partido era imperativo. El programa existente entonces, operativo formalmente, había sido adoptado por el Octavo Congreso en marzo de 1919. Se hacia necesario un nuevo programa que tuviera en cuenta el camino recorrido bajo el Comunismo de Guerra, la Nueva Política Económica (NEP), la colectivización y la industrialización, además de los pasos anticipados a seguir en la vía al "socialismo completo" y al "comunismo pleno." El programa de 1919 había determinado y exigido como correcto la conversión de los medios de producción en propiedad social de la clase obrera de la República Soviética. En la esfera de la agricultura, se había impuesto el establecimiento de comunas para dirigir la agricultura socializada a gran escala. La demanda de la abolición de las clases apuntaba claramente por el fin del campesinado como clase. El nuevo programa tendría que encarar el delicado problema de la conversión de la propiedad de grupo (granjas colectivas) en propiedad social de todo el conjunto. El Décimo Octavo Congreso constituyo una comisión de 27 dirigentes, con la responsabilidad de preparar los cambios en el proyectado Tercer Programa del Partido. Entre los miembros de esta comisión se incluían Stalin, Molotov, Kaganovich, Zhdanov, Beria, Voznesensky, Vyshinsky, Kalinin, Malenkov, Manuilsky, Khrushchev, Mikoyan y Pospelov.

La transición al comunismo presuponía también una reorientación de largo alcance de la planificación soviética, con el objetivo de preparar una base material y técnica para la nueva sociedad. Después de consultar con miembros de la Academia de Ciencias Sociales de la URSS y con miembros del Gosplan, Voznesensky mantuvo largas deliberaciones en la Comisión de Planificación Estatal en julio de 1939. Esta Comisión se dedico a la cuestión relacionada con el desarrollo de la economía soviética, especialmente con la expansión de la base energética de la economía. Gosplan resolvió elaborar sus perspectivas referentes a la construcción del complejo hidroeléctrico Angarsk, la elevación del nivel del Mar Caspio y la unión del Volga con los ríos del Norte. Estos proyectos traen inmediatamente a la memoria la capacidad de síntesis de Lenin al subrayar que la electrificación abriría la puerta a la sociedad comunista. El dijo que el comunismo era el poder soviético más la electrificación del país entero. En el contexto del GOELRO Lenin había hablado de la necesidad de elaborar un plan de perspectivas para la Rusia soviético, que se extendería a un período de 10-15 años.

A fin de reforzar la reserva de talentos científicos disponibles, con el propósito de elaborar un plan económico a largo plazo. Académicos, incluidos miembros de la Academia de Ciencias de la URSS, tomaron parte activa en los trabajos del Consejo de Expertos Técnico-Científico, bajo la dirección del Gosplan, para preparar el plan general. En un año y medio el Gosplan tuvo preparado este plan general a largo plazo, que formulo cuestiones que sobrepasaban los limites del Tercer Plan Quinquenal. Movido por esto, Voznesensky redacto una nota para Stalin y Molotov, leída en una reunión del Gosplan en septiembre de 1940.

Este plan económico a largo plazo, diseñado para conseguir una sociedad socialista sin clases, incluía el aumento de las fuerzas productivas mediante la construcción de complejos industriales ferrosos y no ferrosos; la reconstrucción completa del transporte ferroviario; la construcción de los complejos hidroeléctricos de Kuibyshev, Solikams y Angarsk; la realización de la vía férrea principal del Baikal-Amur; la creación de bases petrolíferas y metalúrgicas en la parte norte de la URSS; y el desarrollo de las regiones del país. Voznesensky pidió permiso en la nota para que Gosplan pudiera elaborar un plan económico general para un período de 15 años, y se presentase al Comité Central del Partido a final de 1941.

Este plan integraba una nueva forma de entender la planificación regional: mejor utilización de las fuerzas productivas, ubicando los nuevos complejos industriales cercanos a las fuentes de energía y de materias primas, economizando así el trabajo en el curso de las distintas fases de los procesos de fabricación y elaboración del producto final. Voznesensky consiguió la creación de un Instituto de Comisarios del Gosplan en todas las regiones económicas del país, quienes tenían la responsabilidad de verificar el cumplimiento del plan estatal y debían asegurar el desarrollo de los complejos industriales en estas regiones. Estos Comisarios fueron también encargados de prestar atención especial al cumplimiento del Tercer Plan Quinquenal con respecto a la creación de bases de combustible industrial en cada región económica, asegurando recursos eléctricos en cada región, eliminando transportes irracionales, movilizando el suministro de alimentación local, sacando a la luz recursos económicos. Se crearon departamentos especiales en el aparato del Gosplan relacionados con el desarrollo de la economía en las diferentes regiones del país.

El 7 de Febrero de 1941, Gosplan recibió la respuesta a su propuesta, enviada por Voznesensky a Stalin y Molotov cinco meses antes. El Comité Central del PCUS(B) y Sovnarkom sancionaban ahora formalmente la preparación del plan de perspectivas por parte del Gosplan a fin de superar a los países capitalistas en la producción per cápita de arrabio (hierro), acero, petróleo, electricidad, maquinaria y otros medios de producción y en artículos de necesidad. Todo esto exigía un desarrollo científico y tecnológico independiente en la URSS; la riqueza natural del país podría ser utilizada con los métodos más avanzados de organización de la producción. Esto requería, además, la predeterminación de la forma de desarrollo de las distintas ramas básicas de la economía nacional, las regiones económicas, el ritmo y la escala de la producción. El plan general tenía que determinar los cambios en las relaciones sociales y políticas, tareas sociales, los métodos para elevar el nivel de los obreros y trabajadores del campo al de los trabajadores ocupados en sectores técnicos e ingeniería (esto habría facilitado el proceso de abolición de las clases y la eliminación de las diferencias entre la clase obrera industrial, los intelectuales y el campesinado colectivizado, según Lenin exponía en su obra citada Economía y Política en la Era de la Dictadura del Proletariado).

El trabajo sobre este plan se dividió en dos fases: entre enero y marzo de 1941; abril hasta junio del mismo año. Se preparó el prototipo del plan general para el período 1943-1957 en 2 volúmenes. Este proyecto representaba el primer intento más importante de abordar los problemas que surgieran, con la perspectiva de desarrollar la economía socialista en su ascenso a la economía comunista en un período de 15 años.

En el vigésimo aniversario del decreto de Lenin que llevo a la creación de la Comisión de Planificación Estatal, Pravda, el 22 de Febrero de 1941, comenzó a publicar una series de artículos relativos al nuevo plan de 15 años.

La invasión Nazi interrumpió los proyectos para proveer de una base económica a la transición al comunismo. Sorprendentemente el termino de las hostilidades vivió la reanudación de los planes y proyectos de preguerra.

Los Informes Sobre el Plan Quinquenal 1946-50 y Ley Sobre el Plan Quinquenal, presentados por Voznesensky al Soviet Supremo en marzo de 1946, marcaron esta reanudación del camino de desarrollo esbozado en el Décimo Octavo Congreso del PCUS(B).

El plan fue considerado como la confirmación de las medidas diseñadas en preguerra para alcanzar y superar a los principales países capitalistas en lo referente al volumen de producción industrial per cápita. Stalin reiteraba en septiembre de 1946 la posibilidad de construir el comunismo en un solo país en la URSS. Un año después, en el acto de fundación del Cominform en 1947 en Shklyarska Poremba, Malenkov añadió que el Comité Central del PCUS(B) estaba trabajando en la preparación de un nuevo programa del partido, porque el existente estaba anticuado y debía sustituirse por otro nuevo. Paralelamente a estos acontecimientos se organizaba un intento renovado de formular un plan económico de largue alcance a fin de sentar las bases económicas y sociales del comunismo. Voznesensky expuso esta cuestión ante el Comité Central a mediados de 1947. Argumentaba que el plan era imperativo por dos razones. Primera, el plan estaba directamente conectado con la preparación de un nuevo programa del PCUS(B) y la realización de los planes concretos redactados en base a este programa; segundo, las tareas de aumentar las fuerzas productivas y la construcción de grandes obras (líneas férreas, presas hidroeléctricas, fabricas metalúrgicas) no encajaban en el reducido ámbito del plan quinquenal en curso.

Mientras se reiteraban los objetivos de preguerra del plan general, superar a los países capitalistas avanzados en la producción industrial per cápita, Voznesensky proponía ahora un período de 20 años para la construcción de la sociedad comunista en la URSS. Se pidió a Stalin su apoyo a una resolución del Comité Central del Partido y del Consejo de Ministros, que asignaba al Gosplan la responsabilidad de elaborar un plan general que debía ser presentado el 15 de Enero de 1948. Se concedió esta autorización el 6 de Agosto de 1947.

El establecimiento de 80 subcomisiones bajo la dirección del Presidente del Gosplan da una buena idea del grado de actividad en la elaboración del plan económico general, con la participación de directores económicos, expertos ministeriales y especialistas académicos. En el otoño de 1947, Gosplan examinó la estructura del Instituto de Economía de la Academia de Ciencias y modificó su funcionamiento mediante su reorientación hacia la resolución de los problemas a que se enfrentaba la economía soviética. En 1948 Gosplan, la Academia de Ciencias, el Partido y los órganos soviéticos locales mantuvieron conferencias para estudiar la capacidad productiva de la regiones económicas del país, prestando especial atención a las regiones del Noroeste, Tierra Negra Central, el Kuzbas, Kazakhstan, el Este de Siberia y el Extremo Este. En base a estos preparativos, se formuló el marco operativo del plan de perspectivas para las diferentes ramas de la economía nacional y las distintas regiones económicas de la Unión Soviética. Se perfilo un informe del plan general para el período 1951-1970, con los cálculos presupuestarios y otros materiales para su presentación al Comité Central del PCUS(B) y al gobierno soviético. La Comisión Especial, dirigida por Voznesensky, examinó las tesis preliminares del plan general en septiembre de 1948.

A pesar de estos enérgicos comienzos, el plan general de 20 años no fue terminado, aunque la cuestión de la transición al comunismo era el debate central aún vigente en el PCUS(B). La razón de esto podría parecer la participación de Voznesensky como Presidente del Gosplan en los intentos de utilizar las relaciones mercancía-dinero a un nivel fuera de lo común hasta extremo de poner en peligro la sobrevivencia misma de la economía socialista, lo que motivó su cese en su puesto de responsabilidad. No obstante, los puntos de vista de Voznesensky sobre la transición al comunismo, conocido por medio de los esfuerzos de su biógrafo, V.V. Kolotov, tienen un cierto interés. En el pensamiento de Voznesensky la elaboración del plan de 20 años estaba inextricablemente unido a la formación de la base de la sociedad comunista. Consideraba su tarea el estudio de las leyes que faciliten el establecimiento del comunismo y como se relacionan entre si las fuerzas productivas y las relaciones de producción.

En sus últimos debates con los trabajadores del Gosplan, Voznesensky argumentaba que cada formación social tenía leyes económicas; algunas de estas operan sobre formaciones sociales diferentes; otras son operativas específicamente sobre una formación social en particular. Cada formación social tiene su ley económica básica. Era importante, por tanto, descubrir las leyes económicas de la construcción comunista, encontrar los modos de transformación de las relaciones de producción de la sociedad comunista. Era necesario elucidar las posibles contradicciones entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción bajo el modo de producción comunista, y la manera de resolver estas contradicciones.

Estas eran las mismas cuestiones que Stalin expuso a discusión en sus comentarios a los debates económicos en noviembre de 1951.

Aunque el plan general para la construcción comunista no vio la luz del día, sí se llevaran a cabo un numero de proyectos diseñados para aumentar las fuerzas productivas de la Unión Soviética, proyectos que tenían su origen en los trabajos del Gosplan de preguerra, referentes a la electrificación, mecanización, automatización y el desarrollo de la industria química. La electrificación de todas las ramas de la economía nacional fue prevista con el desarrollo de la electroquímica y la electrometalurgía en metales ferrosos y no ferrosos, aluminio, magnesio y otras aleaciones. La electricidad fue empleada en forma extensiva en la agricultura, especialmente en la mecanización de las granjas, en la trilla y en la irrigación.

De acuerdo con este pensamiento general, las directrices del Décimo Noveno Congreso del PCUS resolvían un aumento del 80% en la producción de electricidad para el período 1951-1955. La electrificación de la economía era un rasgo común en la literatura de este período. Entre las grandiosas obras para la construcción comunista se incluían las presas hidroeléctricas del Kuibyshev y Stalingrado, diseñadas para generar alrededor de 20.000 millones kwh de electricidad anualmente, lo que significaba más de la mitad del total de energía producida en la URSS antes de la segunda guerra mundial.

El tema de los cambios necesarios en las relaciones de producción para la inminente transición al comunismo fueron apuntadas en la última obra más importante de Stalin.

Después de argumentar la necesidad de una expansión continuada de la producción social y dentro de esta un índice relativamente alto de aumento en la fabricación de medios de producción a fin de facilitar la reproducción a gran escala, Stalin arguya que las relaciones productivas también requieren su adaptación al aumento de las fuerzas productivas. Factores tales como la propiedad de grupo, las granjas colectivas y la circulación de mercancías comenzaban a impedir el poderoso desarrollo de las fuerzas productivas, porque originaban obstáculos a la extensión completa de la planificación gubernamental del conjunto de la economía nacional, particularmente en el campo de la agricultura.

Para eliminar estas contradicciones se hizo necesario convertir, gradualmente, la granja colectiva en propiedad pública e introducir el intercambio de productos en lugar de la circulación de mercancías.

Valga decir que el programa para el desarrollo de las fuerzas productivas y la reestructuración de la relaciones de producción en línea con la transición al comunismo fue demolido después de la muerte de Stalin. Bajo Khrushchev la cuestión de un índice relativamente alto de expansión de los medios de producción no se considero decisivo. Se termino con la perspectiva de sustituir la circulación de mercancías por el intercambio de productos. El nuevo programa para la construcción comunista pedía explícitamente el desarrollo al máximo de las relaciones mercancía-dinero. Serían preservado y no eliminados la propiedad de grupo, las granjas colectivas y la circulación de mercancías. El PCUS(B) se distanciaba así del pensamiento Leninista: bajo el socialismo las clases han de ser abolidas; las diferencias entre el obrero fabril y el campesino; la contradicción entre la ciudad y el campo; entre el trabajo manual y el intelectual tenían que ser eliminada.

La historia del PCUS(B) confirma que la claridad en el enfoque de clase y la necesidad de defender el planteamiento Marxista-Leninista en su definición del proletariado es un imperativo si se forma un verdadero Partido Comunista en la anterior Unión Soviética. Solamente sobre esta base es posible construir la dictadura del proletariado, precondición decisiva para la abolición de las clases y la producción e intercambio de mercancías bajo el socialismo en el camino a la construcción de la sociedad comunista.

Referencias

* XVIII S'ezd Vsesoyuznoi Kommunisticheskoi Partii (B), Stenograficheskii otchet, Moscú, 1939.
* V.V. Kolotov, Nikolai Alekseevich Voznesensky, Moscú, 1974.
* V. Kolotov y G. Petrovichev, N.A. Voznesensky, Moscú, 1963.
* G. Kozyachenko, 'Krupnyi deyatel sotsialisticheskogo planirovaniya', Planovoe Khozyaistvo, No. 10-12, 1973.
* G. Perov, 'Na perdenem krae ekonomicheskoi nauki i praktiki sotsialisticheskogo planirovaniya', Planovoe Khozyaistvo, No. 7-9, 1971.
* Programma i ustav VKP(b), Moscú, 1936.
* M. Rubinstein, O sozdanii material'no-tekhnichesko bazy Kommunizma, Moscú, 1952.
* I. Stalin, Economicheskie problemy sotsializma v SSSR, Moscú, 1952.
* N.A. Voznesensky, Izbrannye proizvedeniya 1931-47, Moscú, 1979.

Articulo presentado a la Conferencia Internacional Científico-Practico con el tema: "Análisis de Clase en el Movimiento Comunista Moderno," organizado por el Centro Internacional para la Formación de la Doctrina Comunista Moderna, celebrado en Moscú entre los días 8 y 10 de Noviembre de 1996.

domingo, 21 de febrero de 2010

162 Años del Manifiesto del Partido Comunista


21 de febrero de 2010. CR.- Marx se fue a vivir a París, Engels vivia en la Gran Bretaña y ambos, uno en Inglaterra y el otro en Francia, entraron en contacto con una organización obrera secreta llamada La Liga de los Justos. 

Engels, a su regreso a Alemania, pasó por París en 1844 para ver a Marx, que ya se había convencido de que Engels no era ningún espía de la policía. En París comprobaron que habían llegado de forma independiente a las mismas conclusiones teóricas. Deseando difundir sus ideas entre los obreros, decidieron explicar sus puntos de vista a los miembros de la Liga de los Justos.

A principios de 1847, un representante de la liga les indicó que casi todos los miembros de la organización estaban convencidos de que sus planteamientos teóricos eran correctos, y les pidió que ingresaran en esta para defenderlos ellos mismos en el próximo congreso. La liga aprobó los planteamientos políticos de Marx y de Engels, y pasó a llamarse Liga de los Comunistas. Asimismo, se encargó a Marx y a Engels que redactaran un manifiesto que contuviera las principales ideas comunistas adoptadas por la liga. Engels empezó el trabajo con una obra en forma de catecismo, titulada Principios del Comunismo, pero este trabajo fue abandonado posteriormente. Marx y Engels, ayudados por Jenny Von Westphalen, la esposa de Marx, consiguieron dar a la imprenta El Manifiesto Comunista el 21 de febrero de 1848, exponiendo por primera vez al público el pensamiento de Marx y Engels de forma escrita.


El Manifiesto del Partido Comunista (Manifest der Kommunistischen Partei, por su título en alemán), es de los tratados políticos más influyentes de la historia, es una proclama.

Este Manifiesto, del que son especialmente famosas las frases de principio y final (Un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo y el lema ¡Proletarios de todos los países, uníos!, respectivamente), favoreció una gran revolución social y política y es la base ideológica del movimiento obrero internacional y del proceso revolucionario ruso, que culminó en 1917 con la creación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).


Extractos del Manifiesto:

Un espectro se cierne sobre Europa: el espectro del comunismo. Contra este espectro se han conjurado en santa jauría todas las potencias de la vieja Europa, el Papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes.

No hay un solo partido de oposición a quien 
los adversarios gobernantes no motejen de comunista, 
ni un solo partido de oposición que no lance al rostro 
de las oposiciones más avanzadas, lo mismo que a 
los enemigos reaccionarios, la acusación estigmatizante de comunismo.

Finalmente, los comunistas laboran por llegar a la unión y la inteligencia de los partidos democráticos de todos los países.

Los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones.  Abiertamente declaran que sus objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social existente. Tiemblen, si quieren, las clases gobernantes, ante la perspectiva de una revolución comunista.  Los proletarios, con ella, no tienen nada que perder, como no sea sus cadenas.  Tienen, en cambio, un mundo entero que ganar.
¡Proletarios de todos los Países, uníos! .

sábado, 20 de febrero de 2010

Falleció el soldado que en mayo de 1945 izó la bandera de la URSS en Berlín


20 de febrero de 2010. Cubadebate.- Abduljakim Izmáilo, uno de los soldados que izaron la bandera roja con la hoz y el martillo sobre el edificio del Reichstag en Berlín en mayo de 1945, murió a los 93 años en la república norcaucásica rusa de Daguestán, informó un portavoz de la administración local.

“El pueblo de Jasaviurt llora la muerte de este hijo honorífico de Daguestán”, dijo el portavoz a la agencia RIA-Nóvosti.


Abduljakim Izmáilov, que nació el 1 de julio de 1916 en la aldea de Chagorotar, en el distrito daguestaní de Jasaviurt, combatió tras el inicio de la Gran Guerra Patria, como denominan los rusos el periodo de la II Guerra Mundial entre 1941 y 1945, en el frente de Ucrania en las filas de la 82 división de fusileros, precisó.


Ismáilov, que posteriormente sirvió también en la 83 compañía de reconocimiento, resultó herido tres veces durante la guerra: en 1943 y 1944 en el pecho, en 1945, en la pierna, agregó.


Fue condecorado con las órdenes de la Guerra Patria de primer grado, de la Gloria de tercer grado y de la Bandera Roja, con las medallas “Al valor”, “Por la liberación de Varsovia” y “Por la toma de Berlín” y en 1996 le fue conferido el título de “Héroe de Rusia”.


Ismáilov aparece junto con otros soldados en una instantánea captada en el tejado del Reichstag, tomada por el reportero gráfico Yevgueni Jaldéi.


Esta foto pasó a la historia como la imagen símbolo de la victoria sobre la Alemania nazi.


LA HISTORIA DE LA FOTO


Ismailov era el tercer protagonista y el último vivo, de la célebre instantánea con la que el fotógrafo Jaldei inmortalizó la toma de Berlín por el ejército soviético, el 1 de mayo de 1945.


El primero fue el propio Jaldei, el autor de la foto en la que los soldados soviéticos aparecen enarbolando la bandera de la URSS sobre el Reichstag de Berlín. Jaldei, un judío de Donetsk, falleció en 1997. El segundo fue el soldado ucraniano Aleksei Kovoliov, fallecido aquel mismo año, que es quien sostiene la bandera. Ismailov es el que aparece con gorra de plato, aguantando a Kovoliov para que no pierda el equilibrio.


Cuando la foto se hizo, un día lluvioso y tras una ascensión complicada por un edificio arruinado y resbaladizo por los charcos de lluvia y sangre que había por doquier, ninguno de los tres podía sospechar la relevancia de aquello.


La foto dio la vuelta al mundo e ilustró el segundo tomo de la enciclopedia soviética de fotografía, pero ellos no se convirtieron en leyenda hasta mucho más tarde. Cinco años antes de su muerte, Jaldei me explicó en su destartalado piso de Moscú que en 1985 se había encontrado con Kovoliov, quien le confesó su drama de héroe anónimo. “Cuando explico que yo soy el que sostiene la bandera soviética sobre el Reichstag, noto un escepticismo socarrón alrededor”, le dijo el ucraniano. Nadie se lo creía. Al parecer tuvo que esperar a 1996 para ser reconocido y celebrado como uno de los tres.


En realidad ninguno de ellos fue más héroe que el anónimo “soldado Iván”, genuino vencedor de la guerra, que se decidió en el Este. Allí lo que tuvo lugar fue un pulso a vida o muerte. Las ciudades y los pueblos eran destruidos. Murieron uno de cada cuatro habitantes de Bielorrusia, uno de cada tres de Leningrado, Pskov y Smolensk. En total más de 27 millones de soviéticos.


El Tercer Reich perdió en el frente del Este 10 millones de soldados y oficiales muertos, heridos y desaparecidos, 48.000 blindados y vehículos de asalto, 167.000 sistemas de artillería. 607 divisiones fueron destruidas. Todo ello representa el 75% de las pérdidas totales alemanas en la Segunda Guerra Mundial.


Para hacerse una idea, en las playas de Normandía, recordadas en Occidente como cenit de la gloria aliada en el frente del Oeste, se registraron 10 000 muertos aliados, 4.300 de ellos británicos y canadienses y 6.000 norteamericanos. En las grandes batallas del Este, los muertos se contaban en centenares de miles. En la batalla de Moscú participaron unos tres millones de soldados y 2 000 tanques. La URSS utilizó allí la mitad de su ejército, Alemania una tercera parte. Ismaílov fue uno de esos Ivanes, aunque menos anónimo.

jueves, 18 de febrero de 2010

Gorbachov "La Perestroika ganó, fui yo quien perdió como político"

Nota del editor del Blog: la siguiente entrevista se publica como un aporte al debate en este blog. No obstante es importante resaltar que quienes contribuimos con este portal no compartimos la mayoría de los conceptos esgrimidos por Mijaíl Gorbachov, quien a nuestro entender fue un peón del imperio norteamericano y se presto para disolver la URSS con maniobras leguleyas e indecisiones premeditadas, muy a pesar de la opinión mayoritaria del colectivo soviético que se expresó a favor de mantener la unión.

16 de febrero de 2010. Euronew.- En 1986 el régimen sovíético abría las primeras brechas en el Telón de Acero.
El nuevo Secretario General del Partido Comunista Soviético, Mijaíl Gorbachov, anunció ese mismo año un ambicioso programa de reformas políticas y sociales. Su plan que tenía como objetivo salvar a la URSS de la profunda crisis en la que se encontraba sumergida, acabó por precipitar la caída del muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética.
Ho
y, ante las cámaras de euronews, Gorbachov, último Presidente de la URSS, asegura no arrepentirse de nada y defiende el éxito de su “Perestroika”.

María Pineiro, periodista euronews

Señor Gorbachov, usted quiso reformar y modernizar la Unión Soviética con sus famosas políticas “Glasnost et Perestroika”. ¿Cuál era la diferencia entre ellas y cuál era el objetivo final?

Mijaíl Gorbachov, ex Presidente de la URSS
“Glasnost es la libertad, la libertad de expresión y de prensa. Nosotros queríamos que los ciudadanos pudiesen tener acceso a toda la información posible. Era muy importante porque una persona que no tiene accesoa la información se encuentra inmediatamente al margen de la política y de la vida real.

Perestroika era el programa con el que llegamos al poder y que nos iba a permitir efectuar los cambios necesarios e inevitables en la Unión Soviética.

S
in Glasnost y sin el pueblo hubiese sido imposible alcanzar nuestro objetivo.

Creo que si no hubiese habido la Glasnost, la Perestroika no hubiese nunca funcionado.

Perestroika era la participación del pueblo, era la obligación de tenerlo siempre informado. Era la discusión, el diálogo en el seno de la sociedad. El poder se ejercía a través de la Glasnost y de la libertad de prensa.

Glasnost y Perestroika están estrechamente relacionadas, eran las dos caras de la misma moneda”

euronews
¿Cuál fue el impacto de la caída del muro de Berlín en su proyecto de reforma? ¿Hubo un antes y un después?

Mijaíl Gorbachov

“Creo que nosotros participamos en su caída porque en esa época, en ese momento, la URSSla Unión Soviética no quería intervenir en la elección que los otros países del Pacto de Varsovia debían hacer. Fue la confirmación de que esos países podían elegir libremente sus sistemas políticos, sus regímenes, sus modelos.

En los países del Pacto de Varsovia estallaron las Revoluciones de Terciopelo y nosotros no intervenimos. Esos pueblos eligieron su destino así que hubiese sido extraño tratar de manera diferente a los alemanes, como si fuese un país enfermo de lepra. Hubiese sido injusto de cara a ese pueblo, a esa nación.

Yo sabía que la gente no abandonaba las plazas públicas, que se manifestaban durante días y días. Para nosotros era evidente que algo iba a pasar, que un cambio muy grande se preparaba.

Tres meses antes de la caída del muro yo estaba en visita oficial en la República Federal

Tres meses después el muro desapareció. Entonces pensé que Khol y yo habíamos sido pésimos profetas y que la historia nos había dado una buena lección”.

euronews
¿Dónde estaba la noche del 9 de noviembre de 1989? ¿Cómo vivió esa noche? ¿Qué recuerdos tiene?

Mijaíl Gorbachov

“Estaba en Moscú, como era de noche estaba durmiendo. Fue nuestro embajador el que me despertó muy temprano a la mañana para decirme lo que había ocurrido. Y yo respondí: tendríamos que habérnoslo imaginado porque los alemanes habían abierto ya algunas brechas en el muro y como no era suficiente acabaron por tirarlo.

Durante los tres primeros días tres millones de personas cruzaron el muro en los dos sentidos. No era difícil comprender a esa nación separada durante 40 años, cuando no podían por ejemplo ver a sus familias, aquello era un drama…

Creo que debemos decir bravo a los dirigentes políticos de esa época. Por supuesto hubo muchas dudas, discusiones muy violentas.

El Señor Miterrand, por ejemplo, decía que a él le gustaban tanto los alemanes que dos Alemanias serían mejor que una.

La Señora Thatcher tampoco quería la reunificación. Tuve la impresión, y no sólo yo, de que ellos querían impedir la reunificación pero que fuese yo, Gorbachov, quien tomase esa decisión. Yo dije que no, que ni hablar, porque pensaba que no era justo.

Nosotros reaccionamos como nos lo dictó en ese momento la situación y también con responsabilidad respecto a todo lo que estaba ocurriendo en Europa y en el resto del mundo.

euronews
Tras pasar algo más de un año en la presidencia de la URSS, un golpe de Estado le obliga a dimitir. Poco después la Unión Soviética desaparece. ¿Por qué falló su proyecto? estaba llevando a cabo reformas profundas, en política, en economía y en otros muchos campos. El hecho de que el muro cayese fue la prueba de que Alemana y los periodistas nos preguntaron a mí y al Señor Helmut Khol si durante nuestras reuniones discutíamos sobre “la cuestión alemana”. Nosotros contestamos que sí y entonces nos preguntaron muy preocupados que qué habíamos decidido. Respondimos que eramos conscientes de que había que tomar una decisión respecto a Alemania pero que creíamos que sería la historia la que se ocuparía de ello probablemente en el siglo XXI.

Mijaíl Gorbachov

“Antes de nada déjeme decirle que no estoy de acuerdo con su pregunta sobre el fracaso de mi proyecto.

Al contrario, fue un éxito tal que las reformas democráticas pudieron comenzar en la Unión Soviética. Tras la desintegración de la URSS, en la Rusia de hoy, siguen desarrollándose esas reformas, la economía de mercado, el pluralismo en muchísimos campos como en la política, las ideologías y la religión….

Hoy podemos ver como resultado de esos cambios que ya nada puede obligar al país a dar marcha atrás a pesar de que la Perestroika fuese interrumpida por la fuerza. Nadie puede hoy obligar al país a dar marcha atrás.

Así que la Perestroika ganó y sobre este asunto mi opinión es diferente de la suya. Fui yo quien perdió como político… pero eso, ¿sabe? puede pasar.

También debo decir que durante todos esos cambios no hubo derramamiento de sangre, o casi. Por desgracia hubo algunas víctimas…pero pudimos evitar un baño de sangre.
Y esa es también una victoria de la Perestroika.

euronews
¿Cometió algún error?

Mijaíl Gorbachov

“Si, cometimos muchos errores, por supuesto. Las reformas del Partido comunista y la de la Unión Soviética llegaron tarde. No fuimos capaces de ver los grandes problemas sociales que había. Cuando la gente empezó a ganar un poco más, el mercado no tenía la capacidad de sumistrar los productos de consumo necesarios. Había filas de espera inmensas…Estoy de acuerdocon los que piensan que en este sentido los maestros de la Perestroika cometieron errores.

Pero todo esto no anula el hecho de que la Perestroika desempeñó un papel decisivo en Rusia, en Europa y en el resto del mundo porque gracias a ella se produjeron cambios en Europa Central y del Este. Fue la Perestroika la que dió lugar al desarmamento y a muchas otras cosas.

Retomamos nuestras relaciones con China. Treinta años de hostilidades cedieron su lugar a una amistad intensa. Sin hablar del hecho de que con Estados Unidos establecimos una relación de verdaderos socios”.

euronews
Señor Gorbachov, usted pasa a la historia como un héroe para unos, como el responsable de un desastre para otros. ¿Con qué parte de la historia se queda usted?

Mijaíl Gorbachov

“Es normal. Las conclusiones de la gente son el resultado de la comprensión que tienen de las cosas. Estoy seguro de que la historia de hoy y la del futuro se desarrollará bajo la influencia de las ideas y de los proyectos de la Perestroika.

Pue
de que no sea muy modesto lo que le estoy diciendo pero yo no fui el único responsable de la Perestroika. Antes de mí, las fuerzas progresistas empezaron a trabajar en la Unión Soviética, después eso se propagó a otros pueblos, a los de los países del Pacto de Varsovia. Las relaciones con los grandes países occidentales, cambiaron. Hoy tengo la conciencia tranquila”.

Stalin, manzana de discordia en conmemoración fin II Guerra Mundial

16 de febrero de 2010. DPA.- Varios políticos rusos criticaron hoy los planes del gobierno municipal de Moscú de situar paneles con la imagen de Joseph Stalin en la capital rusa como parte de los actos conmemorativos del 65 aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial, informó la agencia Interfax.

El ex presidente sovietico Mijail Gorbachov aseguró que Stalin cometió graves errores durante la Segunda Guerra Mundial y que la victoria debe atribuirse al sacrificio del pueblo.

El presidente del Partido Comunista, Guennadi Ziuganov, aplaudió, sin embargo, la decisión "valiente" y "correcta" de las autoridades moscovitas, que cumplen así con los deseos de las asociaciones de veteranos.

Según el permiso otorgado por las autoridades de la capital, los carteles con la imagen de Stalin podrían instalarse en fachadas y escaparates entre el 1 y el 15 de abril. Hace unos meses un tribunal permitió que en la ciudad de Voronesh, 500 kilómetros al sur de Moscú, se colgaran carteles con la imagen del dictador y la leyenda: "La victoria será nuestra", lo que desató una fuerte polémica.

Una porción impórtante de la sociedad rusa y en particular los comunistas le consideran un héroe y le atribuyen la derrota del fascismo en Europa.

martes, 16 de febrero de 2010

MEDIO SIGLO CON FIDEL, EL JEFE DE LA REVOLUCIÓN ES SÍMBOLO DE UNA ÉPOCA


16  de febrero de 2010. RT.- Hace 51 años llegó al poder uno de los jefes revolucionarios más carismáticos de la historia, Fidel Castro. A partir de ese momento, para Cuba y para el mundo, comenzó una nueva época que aún hoy inspira a los románticos de todos los países.

Nada más graduarse de la Universidad, Irina se convirtió en el blanco de la envidia de todas sus amigas. La causa no fueron sus buenas notas sacadas en los exámenes, sino que ella fue una de las primeras mujeres soviéticas que conoció a la leyenda de la Revolución Cubana.

 “¡Alto! ¡Guapo! ¡Encantador! ¡Y su nombre estaba en boca de todos! No podía creer que yo hubiera tenido tanta suerte”, afirma la intérprete Irina Sokolikova.
Irina fue enviada a trabajar a Cuba en 1962 por el gobierno de la Unión Soviética. La joven quedó cautivada con la belleza de la isla caribeña, pero lo que más le impresionó fue poder hablar con el líder del país como si fueran iguales.

Las relaciones ruso-cubanas, congeladas durante el gobierno de Fulgencio Batista, fueron reimpulsadas tras la revolución. Cuba se convirtió en el principal aliado de la URSS en el hemisferio occidental. La Unión Soviética jugaba un papel fundamental en la economía, el comercio y el desarrollo del país. Lo que fue imprescindible durante el bloqueo que le impuso Estados Unidos a la isla. 

Tras la desintegración de la URSS, las relaciones no quedaron completamente paralizadas. Ahora, cada año, ambos países van profundizando sus contactos en diferentes esferas, empezando con la colaboración militar y terminando con el intenso intercambio cultural.

En el 2008, el presidente ruso Dmitri Medvédev hizo una visita oficial a la isla caribeña. Aquel año, Raúl Castro sucedió a su hermano Fidel en el cargo y mantuvo las promesas de continuar con la revolución.
“Cuando Fidel cumplió 60 años, unos periodistas occidentales le preguntaron “¿Usted no tiene miedo a la muerte?” Y recuerdo que Fidel les contestó “Yo no tengo miedo a la muerte. Tiene miedo a la muerte aquél que no ha hecho nada en su vida. Ya cuando comienzan los crepúsculos de la existencia, piensa que todo pasó en vano. Pero yo cumplí casi todo lo que había programado hacer al principio de mi vida, por eso no me espanta el fin”, cita el historiador Nikolái Leónov.

Fidel se ha convertido en el icono de la política revolucionaria en Latinoamérica. Sus discursos y sus aspiraciones de crear un mundo mejor viven actualmente en los corazones de muchas personas, a pesar de que ya pasó poco más de medio siglo de la revolución cubana.

Lavrov reverdece en Cuba los laureles de la Guerra Fría

16 de febrero de 2010. AFP.- El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Lavrov, al frente de una nutrida delegación de artistas e intelectuales, impulsó el jueves en Cuba la nueva relación entre los dos antiguos aliados de la Guerra Fría, en plena ofensiva diplomática de Moscú por América Latina.

"Nuestras relaciones se profundizan y fortalecen y ello se debe a simpatías recíprocas entre los dos países y a que los intereses son comunes", expresó Lavrov en su discurso al inaugurar, con el presidente cubano, Raúl Castro, la Feria Internacional del Libro, dedicada a Rusia.

Ante altas autoridades de gobierno, escritores y artistas que asistieron al acto en la antigua fortaleza de San Carlos de la Cabaña, el ministro destacó la amplia agenda de colaboración, expresada en acuerdos firmados en diversos sectores por los presidentes Dimitri Medvedev y Raúl Castro, durante sus visitas recíprocas en 2008 y 2009.

Los nexos "se desarrollan muy bien en todos los ámbitos, incluyendo la economía y el comercio" y "nuestra relación se fortalece y enriquece constantemente y adquiere un carácter de asociación estratégica", dijo Lavrov, quien realiza una visita de dos días a la isla como parte de una gira que incluye a Nicaragua, Guatemala y México.

Más temprano firmó con su homólogo Bruno Rodríguez una acuerdo para celebrar el 50º aniversario del establecimiento de los nexos diplomáticos entre Cuba y la ex Unión Soviética (URSS), que se cumplirá el 8 de mayo.

"Cuba se complace con tener una relación excelente y especial" con Rusia y "siempre recordará su fraternal relación con la Unión Soviética y "su contribución generosa" al desarrollo de la isla, dijo Rodríguez a Lavrov, tras subrayar que los vínculos entre los dos países tienen un "enorme potencial".

Moscú fue durante tres décadas principal sostén económico, político y militar de La Habana, pero en 1991, con la desaparición del bloque soviético, la alianza estratégica se rompió. No fue sino a partir de 2005 cuando Cuba y Rusia empezaron a acercarse y a restablecer nexos, proceso coronado por las visitas de Medvedev y Raúl Castro.

Evocando la luna de miel que vivieron La Habana y Moscú durante tres décadas, Rusia trajo a la feria una delegación de 200 personas, incluidos una veintena de escritores, la mayoría de la era soviética, entre ellos Evgueni Yevtushenko, Olesia Nikoláeva, Serguei Filátov y Guénrij Borovick.

Unas 300 casas editoriales rusas presentarán en la feria 3.500 títulos y otros 30 libros de autores rusos conforman la propuesta de Cuba. El plato fuerte será la presentación del ballet Bolshoi y el Ballet Nacional de Cuba el sábado en el teatro Karl Marx, el mayor de la isla, que marca el regreso de la compañía rusa después de 30 años. "Cubanos y rusos son muy emocionales y así bailan", dijo Elena Andrienko, una de las estrellas del Bolshoi, al destacar los vínculos entre las dos escuelas de renombre mundial y la gran expectativa en torno a la presentación.

Además se presentarán músicos, actores de teatro y artistas circenses de los dos países, dos ciclos de cine, y exposiciones fotográficas, una de ellas dedicada a los 50 años de las relaciones.

Relación que ahora con la Rusia capitalista es pragmática. A propósito de la visita de la delegación rusa, un diario estatal señaló que Cuba debe mirarse en Rusia para que su régimen socialista evite cometer los "errores" que llevaron a la desaparición de la URSS.