martes, 13 de julio de 2010

BAJO UNA LLUVIA DE 52 MIL BOMBAS DIARIAMENTE…

Jorge Vivo está al lado de la tumba del hermano
13 de julio de 2010. AG.- La Gran Guerra Patria conoció de casos de personajes que fueron "enterrados" por informes oficiales del frente y que luego volvieron casa vivos. A veces, la vorágine de la batalla era tan grande que los comandantes no podían ser precisos, lo que terminaba en informes de “desapariciones sin dejar rastro” o hasta “falleció como héroe”.

En las cercanías de Nevski perecieron medio millón de soldados soviéticos en una batalla que tardó 300 días en romper el bloqueo de Leningrado. Según las estimaciónes, diariamente este pequeño territorio de sólo dos kilómetros de longitud y 800 metros de ancho sufría una lluvia de 52 mil bombas y proyectiles. Allí, dijeron los oficios, "falleció" el cubano Aldo Vivo…

“No, Aldo fue herido gravemente y cuando le enviamos al hospital nadie esperaba que sobreviviría”, recuerda Fiodor Ovechkin, el ex comisario de la división de fusileros No. 265, donde servía Aldo.

Todavía no hay certeza de cómo este cubano internacionalista de 17 años, que luchaba voluntariamente en las unidades militares, terminó sus días. No volvió vivo a casa luego de que su familia fue informada de su falso "deceso", pero es posible que sólo viviera un año más después de ello.

Según Ovechkin, Aldo luchaba hasta la primavera de 1943 en el Departamento de los Asuntos Políticos de la División y murió tratando de penetrar la líneas enemigas para recoger información de exploración.

Pero para su hermano Jorge, la noticia de su muerte llegó a principios de1942 junto con el diario y algunos de sus objetos personales. Según sus compañeros de armas, en noviembre de 1941, Aldo y el grupo de exploradores tenía que atravesar el río Neva, acercándose a la orilla izquierda para capturar un lenguado. Pero el enemigo localizó su barco y abrió fuego con ráfagas de ametralladoras y de morteros.

Aldo tenía sólo 17 años y por entonces era estudiante del Colegio Marítimo de Ingeniería Makarov de Leningrado, por lo que no le permitieron integrarse al frente. Desde el primer día de la guerra, al lado de su hermano Jorge asaltaban las comisiones de ingreso. Los graduados del Internado Internacional Stasova para los Niños Extranjeros de los Comunistas del mundo no imaginaban que podrían perder su segunda patria, tras despedirse de la primera, la isla de Cuba.

Ahí su padre revolucionario de origen ruso pasó a la clandestinidad y para salvar sus vidas los enviaron a la URSS.
“Con el rechazo de parte de la comisión (de reclutamiento) vino a mí y me dijo que iba a trampear los caminos. Confieso que lo aprobé. Luego, en su pasaporte corrigieron una cifra y así, de repente, maduró dos años. En la comisaría militar lo inscribieron al regimiento de un mayor anciano, quien creyó la mentira y desde el 5 de julio de 1941, a mi hermano lo inscribieron a las unidades militares”, recordaba Jorge Vivo, también explorador durante la Gran Guerra Patria

Aldo pasó por un “verdadero infierno”. Gracias a su hazaña y la de sus compañeros de armas, en enero de 1943 el Ejercito Rojo rompió el bloqueo de Leningrado y en un año lo disolvieron para siempre.

Los graduados del Internado Internacional Stasova recuerdan a Aldo como el verdadero ídolo de los niños, siendo alto, bello, pícaro y atrevidamente valiente. Así, dejó su imagen para la posteridad. El nombre de Aldo Vivo está grabado en oro en una tumba de mármol en uno de los cementerios militares del pueblo Nevskaia Dubrovka.

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