04 de abril de 2010. AG.- Empresas aeroespaciales de EEUU planean usar en sus cohetes un motor de fabricación rusa, NK-33, que el diseñador Nikolai Kuznetsov desarrolló hace 40 años para el programa lunar de la Unión Soviética, escribe hoy el diario Vedomosti.
Un portavoz de Aerojet, compañía norteamericana que podría equipar con este motor la primera etapa del propulsor Taurus II, confirmó que sus colegas están "completamente satisfechos" con el resultado de los ensayos y mantienen ahora consultas adicionales con vistas a la firma de un contrato.
El fabricante de Taurus II, Orbital, ya tiene un acuerdo con la NASA que le permitiría ingresar en los próximos cinco años 1,9 mil millones de dólares gracias al aprovisionamiento de la Estación Espacial Internacional, o ISS por su sigla en inglés.
"Recién empezamos a entender cuántas oportunidades se esconden en el NK-33", señaló al respecto Nikolai Nikitin, director ejecutivo de la empresa rusa SNTK Kuznetsov.
La Unión Soviética congeló su programa lunar a principios de los 70, y el NK-33 fue condenado a cubrirse de polvo en un almacén. Varias pruebas recientes demostraron que el empuje de ese motor supera en un 108% las características previstas. Durante los ensayos, el NK-33 se mantuvo operativo durante 617 segundos, casi el triple de lo que se requiere para elevar a la órbita un cohete estadounidense.
Hace algunos años, Aerojet compró a SNTK Kuznetsov unos 40 motores NK-33, por un millón de dólares cada unidad. Nikitin cree necesario "subir notablemente el precio", si se llega a firmar un nuevo contrato. Otra empresa rusa, Energomash, vende en EEUU motores de empuje equiparable, RD-180, a más de seis millones de dólares la pieza, recordó él.
Según las previsiones, EEUU podría necesitar 71 motores NK-33 en el período 2016-2020. Hay unos 40 disponibles en almacén, por lo cual habría que reanudar su producción en Rusia.
Expertos del sector consideran prematuro debatir tal posibilidad hasta que haya un pedido en fijo pero reconocen que el potencial de la industria espacial soviética, según demuestra el caso del NK-33, ha sido tan espectacular que sigue teniendo demanda cuatro décadas después.
Un portavoz de Aerojet, compañía norteamericana que podría equipar con este motor la primera etapa del propulsor Taurus II, confirmó que sus colegas están "completamente satisfechos" con el resultado de los ensayos y mantienen ahora consultas adicionales con vistas a la firma de un contrato.
El fabricante de Taurus II, Orbital, ya tiene un acuerdo con la NASA que le permitiría ingresar en los próximos cinco años 1,9 mil millones de dólares gracias al aprovisionamiento de la Estación Espacial Internacional, o ISS por su sigla en inglés.
"Recién empezamos a entender cuántas oportunidades se esconden en el NK-33", señaló al respecto Nikolai Nikitin, director ejecutivo de la empresa rusa SNTK Kuznetsov.
La Unión Soviética congeló su programa lunar a principios de los 70, y el NK-33 fue condenado a cubrirse de polvo en un almacén. Varias pruebas recientes demostraron que el empuje de ese motor supera en un 108% las características previstas. Durante los ensayos, el NK-33 se mantuvo operativo durante 617 segundos, casi el triple de lo que se requiere para elevar a la órbita un cohete estadounidense.
Hace algunos años, Aerojet compró a SNTK Kuznetsov unos 40 motores NK-33, por un millón de dólares cada unidad. Nikitin cree necesario "subir notablemente el precio", si se llega a firmar un nuevo contrato. Otra empresa rusa, Energomash, vende en EEUU motores de empuje equiparable, RD-180, a más de seis millones de dólares la pieza, recordó él.
Según las previsiones, EEUU podría necesitar 71 motores NK-33 en el período 2016-2020. Hay unos 40 disponibles en almacén, por lo cual habría que reanudar su producción en Rusia.
Expertos del sector consideran prematuro debatir tal posibilidad hasta que haya un pedido en fijo pero reconocen que el potencial de la industria espacial soviética, según demuestra el caso del NK-33, ha sido tan espectacular que sigue teniendo demanda cuatro décadas después.
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